Ver monjes budistas con la cabeza afeitada es muy común y forma parte de la imaginación colectiva. Lo vemos en anime, series, películas y en la gran mayoría de los maestros que dejan charlas en YouTube. Y muchos preguntan, ¿por qué lo hacen? Hay muchas razones. Aquí solo comentaré algunas.
Renunciar al cabello es una práctica más antigua que el budismo. Nació en el momento en el que el príncipe Siddhartha decidió dejar atrás la vida de lujos, pues una melena exuberante y bien cuidada era solo para los nobles y ricos.
En un tiempo donde no existía el champú ni el jabón, la cabellera se cuidaba con aceites e infusiones que solo la gente de castas altas podía pagar.
Siddhartha se dio cuenta que esto era una cadena grande. Si quería una vida espiritual, tenía que romper con los esquemas establecidos, como el culto a la vanidad.
Con el paso del tiempo, el príncipe se convirtió en el Buda. Él y sus monjes vivían con votos estrictos de ascetismo y renuncia. Todos los lujos tenían que ser dejados de lado, incluida la vanidad que trae el cabello. El Adorado Por el Mundo sabía que el cabello era el origen de muchos símbolos: de clases sociales altas, de rebeldía, de estatus, de apego, de belleza y muchas otras cosas. Justo porque era demasiado importante, él y sus monjes se despidieron del cabello.
Y hay otra razón importante. El Buda era el responsable de miles de monjes. Tenía que cuidar alimentación, vestimenta y salud, entre muchas otras cosas. No tenía recursos para mandar a todos al médico, así que la prevención era vital. Llevar cabello era un potencial problema de piojos y otros parásitos que ponían en riesgo a la sangha.
En el texto Khandhaka, parte del Vinaya-Pitaka, que son las reglas para ordenarse que dejó el Buda, indica algunas razones y formas para retirar el cabello. Por ejemplo:
Es el compromiso con la práctica y la ordenación
Los monjes hemos renunciado a los lujos y llevamos una via sin apegos ni vanidad. Nos despedimos del cabello y abrazamos el Dharma y la Compasión.
Es la liberación de la cadena del apego a la apariencia personal
El cabello es apego al cuerpo y a la importancia de «cómo me ve la sociedad». Estos conceptos son un estorbo para la práctica de un monje.
Para reducir la confusión y crear estabilidad
La vanidad en general lleva a una mente confundida y en caos. Las preguntas ¿Qué me pongo? ¿Cómo me peino? ¿Cómo me arreglo? ¿De qué color? ¿Rastas, lacio o rulos? han perdido todo poder sobre el monje.
Por otro lado, los símbolos que se le dan al cabello también se extinguen. Ya no es más signo de rebeldía, de punk o de pertenencia a un grupo cultural.
Un monje debe cortar su cabello cada cierto tiempo
Hay que retirar el cabello una vez que llega a dos dedos de largo (5cm, aproximadamente) o máximo cada dos meses.
La cabeza y pelo facial deben ser afeitados con navaja
En los tiempos de Shakyamuni, solo los nobles tenían acceso a tijeras. Los monjes no podían pagar por el lujo de usarlas.
El cabello, si crece, nunca debe ser cambiado de color
El monje acepta la impermanencia de las cosas. Las canas llegarán y son bienvenidas. Aunque de todas formas nadie las verá porque el cabello se cortará.
El cabello no se tiñe de ningún color.
No se debe perder tiempo en arreglar el cabello
Un monje no debe pasar tiempo en el cabello, más que para retirarlo. Minutos extras en esta acción implican que el monje ha perdido el control sobre su ego.
Cabeza afeitada en el budismo moderno occidental
Aunque casi todos los monjes seguimos esta regla, no todas las sanghas lo hacen y ahora es bastante abierto. Algunas cosas han cambiado. Por ejemplo, en el Vinaya se indica que las cejas tienen que afeitarse también, pero eso solo lo hacen los monjes Theravada en la actualidad.
Hay muchas tradiciones budistas modernas que permiten cabellera y tienen sus reglas específicas. Todo depende del maestro y sus reglas, así que siempre es diferente, pero la directiva es alejar el ego del monje.
Cabeza afeitada en el Soto Zen
El Soto Zen occidental es bastante abierto en cuanto a afeitar la cabeza. No todas las sanghas siguen esta regla debido a que muchos compañeros monjes tienen trabajo de oficina o de servicio al cliente. Una cabeza afeitada, aunque es común, hace sentir incómodas a algunas personas.
En mi práctica personal y por extensión al Grupo Zen Ryokan, he decidido seguir esta regla del Buda y compruebo todo lo que Él nos enseñó. Al mismo tiempo, seguimos al punto las instrucciones de Dogen para el cabello y pelo facial.
En el Gyoji Kihan, el manual para la vida en el templo, Dogen Zenji nos dice:
Afeitarse la cabeza tiene que ser el cuarto día del mes… Durante el afeitado, no hay que quitarse el koromo (hábito). Tampoco hay que tener conversaciones inútiles ni debates. Ambas personas, el barbero y el monje, deben reflexionar el siguiente verso y actuar con compasión:
Al afeitar mi barba y cabello,
practicamos para que todos los seres vivos
estén por siempre libres de las aflicciones mentales
y al final lleguen al nirvana.
Pero Chocobuda, yo practico budismo y no soy monje, ¿me tengo que afeitar la cabeza?
No, a menos que tu maestro lo pida. Pero eso casi nunca sucede. Por supuesto, si lo que buscas es la ordenación, pues solo se hace y listo.
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