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Razorback, Los colmillos del Infierno (1984)

Publicado el 11 diciembre 2017 por Rawpower

Razorback, Los colmillos del Infierno (1984)

En la historia del cine de terror los animales convertidos en monstruos sanguinarios han tenido una presencia constante a lo largo de las décadas. Ya sea porque sus instintos se desatan y buscan venganza contra el ser humano o porque han sido víctimas de algún imaginativo y loco experimento genético o de alguna enfermedad degenerativa que los ha vuelto locos de remate, los bichitos sedientos de sangre han demostrado una tenacidad y un odio hacia la especie humana digna de elogio. Tiburones, orcas, ratas, perros, ovejas, murciélagos, gatos o como en la película que hoy nos ocupa, cerdos salvajes, han tenido su momento de gloria en alguna película de género.

La premisa argumental de Razorback es sencilla: en una zona desértica del interior de Australia un niño de dos años es asesinado por el ataque de un jabalí gigantesco, el abuelo de la víctima, Jack Cullen un experto cazador y abuelo del niño, es acusado ante las autoridades de la desaparición de éste pero finalmente es absuelto por falta de pruebas. Años después una periodista americana, Beth Winters, conocida activista pro-animales llega al continente para realizar un documental sobre la caza del canguro. A los pocos días desaparece en extrañas circunstancias. Su novio decide ir hasta Australia y afrontando la hostilidad de los lugareños, comienza a investigar los sucesos. El jabalí asesino no tardará en aparecer, y su investigación se convertirá en una lucha por la supervivencia.

Razorback, Los colmillos del Infierno (1984)

Razorback, los colmillos del infierno está dirigida por Rusell Mulcahy, director con un gusto visual muy cercano al videoclip y que dos años después tendría un éxito masivo gracias a los Los inmortales (Highlander, 1986). Visualmente muy trabajada, efectiva en sus intenciones pero con algunas lagunas en el ritmo de la narración, el film logra entretener y, para muchos aficionados, es una película de referencia ineludible en éste género de monstruos desatados.

El film combina diferentes elementos, un tanto dispares, que si bien dan una textura original al producto, no acaban de cuajar totalmente en el resultado final. Vayamos por partes, como elementos principales de la mixtura tenemos por un lado la denuncia de los derechos de los animales, encarnada en la periodista y su ayudante, una denuncia algo inocente y usada como leve motor unificador para desarrollar todo el argumento; por otro tenemos el componente de la venganza, encarnado por el abuelo del chico asesinado al principio de la película, personaje muy desaprovechado que, con más atención en el guión, podía haber deparado momentos más convincentes; el tercer punto es la investigación en sí misma llevada a cabo por el novio de la reportera, algo incoherente e inconexa, lastra en muchos momentos el desarrollo de la película, prescindiendo de las posibilidades del personaje, el realizador prefiere usarlo más como un vehículo que permita llegar hasta el final dignamente. Por último también conviene destacar que el realizador no puede sustraerse a la tentación de añadir elementos apocalípticos, larga es la sombra de Mad Max en la cinematografía australiana, visualmente representados por los lugareños del pueblecito, especialmente dos de ellos, que como máximas aficiones tienen vestir extravagantemente, cazar sádicamente canguros amparados por la oscuridad y revolcarse en su propia mugre e inmundicia.

Razorback, Los colmillos del Infierno (1984)

Todos los puntos anteriores están expuestos pero no desarrollados, dando la sensación de que tanto el realizador como el guionista querían insertar demasiadas ideas sin decidirse por ninguna. El verdadero leit motiv del film es, no se puede poner en duda, el jabalí asesino, por lo tanto las diferentes propuestas para desarrollar la historia, que quedan en pequeños apuntes sin profundidad, abocan por momentos al espectador a un espectáculo algo incoherente y falto de ritmo en determinadas escenas.

Lo anteriormente indicado no es de ninguna manera una crítica a Razorback, es más, para mí éste producto es altamente recomendable y muy entretenido, pero no puedo dejar de pensar que si el director hubiera podido ligar más consistentemente todas las ideas expuestas, nos encontraríamos delante de una auténtica joya de éste género con muchos más valores cinematográficos para sumarle, quedándose, sin embargo, a medio camino de las intenciones expuestas.

La presencia y los ataques del jabalí, están muy conseguidos, sin enseñarnos claramente a la bestia, el director logra una atmosfera de amenaza constante que es lo mejor del film, aún en las escenas más intrascendentes se siente la amenaza del peligroso bicho, consiguiendo que cuando hace acto de presencia física de auténtico miedo.

Razorback, Los colmillos del Infierno (1984)

Otro elemento destacable es la iluminación y fotografía, extraño trabajo que logra en muchos momentos pasar por encima de la historia misma, dándole al film un aire bastante surrealista, onírico e inquietante logrando que el, ya de por sí, impresionante paisaje australiano adquiera tanta importancia o más que el bicho en cuestión, ya que tanta belleza paisajística puede ocultar en su interior muchos horrores y ésta realidad es explotada visualmente con mucha maestría aquí.

Razorback, Los colmillos del Infierno (1984)

Los efectos visuales, en especial el jabalí animatrónico (buena parte del presupuesto se esfumó en él) y toda la parte del enfrentamiento final en la fábrica, están muy conseguidos logrando que nos olvidemos de la carencia de ellos durante buena parte del metraje.

El film está basado en la novela de Peter Brennan y el guión estuvo a cargo de Everett De Roche, interesante personaje éste último que durante su carrera ha estado implicado en proyectos tan dispares como Patrick (1978), Largo fin de semana (Long Weekend, 1978), Harlequin (1980) o más recientemente El infierno bajo tierra (Nine miles down, 2009). Un día de éstos tengo que dedicarle un artículo a éste hombre, su trabajo es bastante singular y merece una aproximación al mismo.

Razorback, Los colmillos del Infierno (1984)

La banda sonora fue compuesta por Iva Davies, que mucha gente recordará por ser el líder de una banda australiana llamada Icehouse, que transitaba entre la new wawe, la música electrónica y el rock al uso.

Razorback se ha convertido con el paso del tiempo en una obra de culto, no sé sí es justa o no tal denominación, lo que sí que tengo claro es que el film, dentro de su rareza implícita, consigue buenos momentos y resulta un buen entretenimiento para todos los amantes de éste género tan especial.


Año: 1984 / Director: Rusell Mulcahy/ Productor: Hal McElroy, Tim Sanders / Guión: Everett De Roche/ Música: Iva Davies / Fotografía: Dean Semler / Maquillaje: Wendy Sainsbury, Bob McCarron / FX: Brian Cox, Guillermo Masterchoto, Chris Murray / País: Australia / Duración: 95m. / Formato: 35mm / Proporción: 2.35: 1 / Presupuesto: 5.500.000 $ / Color

Gregory Harrison, Arkie Whiteley, Bill Kerr, Chris Haywood, David Argue, Judy Morris, John Howard, John Ewart, Don Smith, Mervyn Drake, Redmond Phillips, Alan Becher, Peter Schwarz, Beth Child, Rick Kennedy, Chris Hession, Brian Adams, Jinx Lootens, Angus Malone, Peter Boswell, Don Lane


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