Sigo la pista literaria de Tobias Wolff ("Back in the world"): escribir es reescribir. Cada vez que Wolff publica una nueva edición de sus cuentos, comparte con el público nuevas versiones; a veces pueden ser pequeños giros en la historia o variantes en la lengua, o tonos casi imperceptibles en una palabra.
Dichas reescrituras reflejan una voluntad de querer seguir tomándole el pulso a una historia que, de hecho, nunca se cierra del todo: siempre hay un personaje o una situación que puede atravesar una zona de turbulencia inesperada. Siempre hay algún silencio que golpea a nuestra puerta, aunque a veces no lo escuchemos del todo. En buena medida eso es escribir para mí: merodear huellas y sombras que acorralan realidades más o menos pasajeras y, con todo, permanentes.