El doctor Richard B. Hoover, astrobiólogo del Centro Espacial Marshall de la agencia espacial estadounidense (NASA), cree haber encontrado bacterias en un meteorito. Sí, has leído bien. Proclama haber encontrado vida extraterrestre real. La pregunta es, ¿es esto cierto? No lo sé. El hallazgo ocurre en el interior de unos meteoritos poco comunes que, además de ser muy raros, son los más viejos del Sistema Solar. Son las condritas carbonáceas CI1, que fueron descubiertas en áreas tan remotas como la Antártida, Siberia y Alaska de los cuales apenas existen nueve en la Tierra. En ella se observan lo que se cree son fósiles de bacterias. Bacterias similares a las encontradas en la Tierra, pero también con notables diferencias que las hacen distintas.
En su artículo, publicado en la revista científica Journal of Cosmology, Hoover analiza las evidencias del hallazgo de fósiles de bacterias similares a las conocidas en la Tierra, pero con rastros de microorganismos desconocidos en esta clase de meteoritos (el meteorito es aquel que cayó en Orgueil, Francia en 1864). Según sus palabras “Lo excitante de todo esto es que en muchos casos estas bacterias son reconocibles y pueden ser relacionadas con especies genéricas conocidas, pero algunas son verdaderamente extrañas y no se parecen a nada que pueda identificar”. Hoover indicó que estos raros especímenes se los ha enseñado a otros expertos y “también han quedado perplejos".
Imágenes a 1500X de los filamentos helicoidales en espiral 9 y 10. Se observa la vaina vacía y una forma de gancho que muestra incandescencia 11 y calyptra o apical de la célula cónica. Crédito: Laboratorio de Astrobiología de la NASA.
Filamentos múltiples y vainas incrustadas en la matriz del meteorito Orgueil. Crédito: Dr. Paul Sipiera, DuPont Meteorite Collection, Planetary Studies Foundation, Chicago.
Se pueden observar trazos de filamentos y remanentes de lo que parecen ser cianobacterias (organismos parecidos a las algas), que están incrustados en la matriz del meteorito. Por lo que se concluye que estos no lo invadieron después de su entrada a la atmósfera terrestre. Otro hallazgo curioso fue la de una bacteria parecida a la Titanospirillum velox, que a diferencia de su homónima terrestre carecía totalmente de nitrógeno. La falta de nitrógeno indica que las muestras son “el remanente de formas de vida extraterrestre que crecieron en los cuerpos principales de los meteoritos cuando el agua líquida estaba presente, mucho tiempo antes de que los meteoritos llegaran a la atmósfera de la Tierra“.
En las fotos se pueden observar extrañas formaciones, que personalmente asombrarían a cualquiera, pero y si dichas formas de vida son el resultado de bacterias terrestres que lograron penetrar en el meteorito al momento del impacto? Mucho cuidado pues no es la primera vez que Hoover ha hecho tales afirmaciones con pésimos resultados, hace unos años (2007) había hecho una presentación similar terminando todo en un gran fiasco.
Heterocistos terminales similares a la cianobacteria Cylindrospermopsis incrustado en el meteorito Orgueil. Crédito: Dr. Martine Rossignol-Strick, del Museo National de Historia Natural, Paris y del Laboratorio de Astrobiología de la NASA.
Largos filamentos sinuosos, helicoidales en espiral y polarizado con el ápice cónico corto incrustado en el meteorito Orgueil. Imagen cortesía: Dra. Marta Rossignol Strick, Museo Nacional de Historia Natural, París.
En previsión a la polémica que podría generar este descubrimiento, el doctor Rudy Schild, del Centro Astrofísico Harvard-Smithsonian y editor del Journal of Cosmology, invitó a miembros de la comunidad científica a comentar el hallazgo. "El Dr. Richard Hoover es un científico muy respetado y un astrobiólogo con un bagaje de prestigio en la NASA. Dado el carácter polémico de su descubrimiento, hemos invitado a 100 expertos y se ha emitido una invitación general a más de 5.000 científicos de la comunidad científica para revisar su trabajo y ofrecer su análisis crítico", escribió Schild en la página web de la revista de Cosmología.
Schild afirmó que la intención de la revista es agregar al artículo de Hoover los comentarios remitidos por otros científicos tanto a favor como en contra. Según el Journal of Cosmology, “los análisis del doctor Hoover aportan evidencia definitiva de vida microbiana antigua en cuerpos astrales, algunas de las cuales podrían ser anteriores al origen de la Tierra y/o del sistema solar".
Si se confirma, esta investigación sugiere que la vida en el universo está muy extendida y que la vida en la Tierra pudo haber venido de otros lugares del sistema solar, llegando a nuestro planeta en rocas espaciales como cometas, lunas y otros cuerpos astrales.
Fuente: Journal of Cosmology
Filamento meteorito Ivuna CI1 (0,8 m de diámetro) con C líneas oscuras, parcialmente encerrado en la vaina delgada, rico en carbono. Crédito: Laboratorio de Astrobiología de la NASA.
Imagen de un filamento Ivuna con glóbulos ricos en azufre S y R con terminales redondeadas que son similares en tamaño, morfología y composición interna a las bacterias terrestres (Véase la bacteria terrestre, a continuación). Crédito: Laboratorio de Astrobiología de la NASA.
Quantum opina:
En 1996, científicos de la NASA presentaron una investigación que indicaba que un meteorito de 4.000 millones de años encontrado en la Antártida presentaba la evidencia de vida microbiana fosilizada procedente de Marte. El descubrimiento fue recibido inicialmente con elogios y la roca protagonizó una sesión informativa en la sede de la NASA en Washington. Sin embargo, no existen pruebas concluyentes en ninguno de los dos casos, más que las conclusiones que han sacado algunos científicos. Este estudio tampoco ha despertado las simpatías de muchos astrónomos, que han puesto en duda que lo que se encontró realmente se trate de organismos que alguna vez estuvieron vivos, ni que las pruebas que se han expuesto sean suficientes para apoyar las conclusiones.
¿Son estas formas de vida microscópicas (fosilizadas) reales?
Bacteria gigante terrestre Titanospirillum velox. Imagen cortesía: Dr. Ricardo Guerrero.
El doctor Hoover dijo que interpreta este descubrimiento, que lleva más de una década, como “un indicio de que la vida está más ampliamente distribuida y que no puede estar restringida exclusivamente a la Tierra". En declaraciones recogidas por el canal Fox News, Hoover afirmó que “este es un campo de estudio apenas explorado porque, francamente, muchos grandes científicos dirían que es imposible".