Mi mejor amiga me confiesa que con el tercer marido le fue más difícil, pues, era un tiquismiquis con las comidas. Me entrega un pequeño frasquito del que debo verter una cantidad insignificante con las cenas. Ella se aleja por el rellano de la escalera y me desea éxito con la receta, el frasquito de cristal tiembla entre mis manos.Atilino Sevillano