Este año no voy a preparar un Pan dulce o Panettone tradicional para disfrutar y compartir en la mesa de Navidad; en su lugar, voy a presentar esta exquisita espiral con frutas, bastante simple de realizar, que nos permite ofrecer una versión distinta de un pan dulce con una masa bien alveolada por acción de la levadura, sabrosa y tierna, con muchas frutas secas, arándanos y cerezas escarchadas. ¡Deliciosa por donde se la mire! A mi familia ya se las he dado a probar y les ha gustado muchísimo, tanto que, poquito a poquito, rebanada tras rebanada, trocito a trocito, esta espiral desapareció como por arte de magia ;)
Si están pensando en animarse a preparar panes con levadura, esta receta es una magnífica oportunidad porque el éxito final está prácticamente asegurado, siguiendo algunas pocas indicaciones y conociendo todos los secretos para su preparación.
Con esta receta participo en el Reto de "Christmas Time" de la comunidad Cocineros del Mundo en G+
Les dejo el listado de ingredientes, así nos ponemos manos a la masa de inmediato ;) Esta espiral la preparé en batidora-amasadora eléctrica orbital, pero si no disponés de una no te preocupés porque hacia el final de la receta te doy algunas recomendaciones para realizarla a mano (¡porque no es cuestión de privarse de su sabor y textura por una simple batidora!).
Antes que nada, en el bol de tu batidora desmigajá con las manos 50 gramos de levadura fresca y añadí 2 huevos (pastoriles/de campo/ecológicos). Batíhasta integrar ambos ingredientes.
Luego, añadí 1 cucharada de azúcar (puede ser común o integral) y 200 gramos de harina 0000. Continuá mezclando con la lira/mezclador plano de la batidora hasta darle forma de bollo. Luego, para completar correctamente esta tarea, disponé la mezcla obtenida sobre la mesa de trabajo ligeramente enharinada y amasala un poquito hasta integrar por completo, lograndodarle una bonita forma redondeada.
Ubicá el bollo en un bol con el fondo enharinado y cubrí con papel film. Dejá descansar por 10 minutos en un sitio protegido de las corrientes de aire y con un calorcito templado.
Una vez pasado ese tiempo, batí 2 huevos más (pastoriles/ecológicos/de campo) junto con 125 gramos de manteca blanda (a temperatura ambiente/pomada), 110 gramos de azúcar integral/mascabo (si te gusta que tenga un marcado sabor dulce, añadí, en su lugar, 150-180 gramos de azúcar), 80 cc. de leche tibia, 1 cucharadita de extracto de malta y 1 cucharadita de extracto de vainilla. Mezclá bien.
Entonces, cambiá nuevamente el batidor por la lira/mezclador plano de la batidora e incorporá 250 gramos de harina integral fina y 150 gramos de harina 0000, cernidas junto con 1/2 cucharadita de sal. Cuando veas que la batidora ya está esforzándose para integrar ambas preparaciones, si fuera necesario, bajá la mezcla de las paredes del bol con una espátula/miserable de cocina y cambiá la lira/mezclador plano por el gancho sobador para terminar de formar un bollo suave y tierno.
Sobre la mesa de trabajo ligeramente espolvoreada con harina, disponé la masa obtenida y comenzá a amasarla muy bien (con ganas: estirándola y golpeándola, ocasionalmente, con cariño) hasta obtener un bollo con una superficie lisa, tierno y húmedo; pero, que no se pegue ni en tus manos ni en la mesa. Puede ser que, durante el amasado, necesites espolvorear con harina extra la superficie del bollo y la de la mesa en varias oportunidades; en cada caso, utilizá poca cantidad para que realmente quede una masa muy tierna y liviana (recordá que siempre es preferible agregar harina de a poquito que lamentarse por el exceso).
Colocá el bollo dentro de un bol con el fondo humedecido con aceite vegetal y tapalo con papel film. Dejá que leve hasta que duplique su tamaño en lugar cálido y protegido de corrientes de aire.
Una vez que esto ocurra, espolvoreá sobre la mesa de trabajo una fina lluvia de harina y, encima, colocá el bollo de masa leudado. Entonces, con las yemas de los dedos y ejerciendo una presión suave desgasificá ligeramente la masa mientras le das forma de rectángulo.
Encima, esparcí de manera pareja la fruta elegida. En mi caso: 100 gramos de nueces picadas, 100 gramos de almendras picadas, 100 gramos de arándanos deshidratados y 100 gramos de cerezas escarchadas picadas.
Luego, con delicadeza a la vez que con firmeza, enrollá de manera pareja y haciendo ligera presión para que el arrollado de masa rellena quede lo más apretado y parejo posible (sin romperse, claro está).
Al rollo obtenido, dale forma de espiral y ubicalo en un molde de torta/tarta (en mi caso era desmontable y de 25 cm. de diámetro), previamente enmantecado, dejando el extremo final escondido por debajo del cuerpo del espiral.
Tapalo con un paño de cocina o con papel film y dejá que descanse hasta que duplique su tamaño. Cuando esto ocurra, pintalo con agua templada o leche (vegetal o animal) y hornealo por 40 minutos o hasta que se dore y haga piso en un horno precalentado a 180-190°C.
Cuando lo retirás del horno, dejalo que se temple antes de desmoldarlo y, luego, dejá que se enfríe por completo antes de decorarlo.
Sobre rejilla (o papel manteca/vegetal/para horno), una vez frío, decoralo con hilos de chocolate amargo o semi amargo derretido a baño María. Por último, cuando el chocolate fundido ya esté solidificado, espolvoreá por encima una generosa lluvia de azúcar impalpable/glas.
Algunas observaciones y recomendaciones finales: Les recomiendo que respeten los tiempos de leudado en cada paso para que el resultado final sea el deseado. Recuerden que para lograr un levado ideal deben ubicar el bol o recipiente donde descansa la masa en un lugar cálido (lo recomendado es entre 24 y 27°C); pero, no encima del horno, la estufa o la chimenea sino en cercanías de una fuente de calorpara que éste no malogre la levadura ni afecte el gluten de las harinas.
Recuerden, también, arropar muy bien a su masa. Esto quiere decir: ubicarla en un recipiente con un fondo de harina o materia grasa (por lo general, aceite) para que no se pegue, cubriéndola con un paño de tela limpio o papel film para que no se forme costra en su cubierta exterior. Incluso, muchas veces, se humedece la superficie de la masa con aceite antes de dejarla levando para que no se reseque durante el proceso.
La leche tibia para activar la levadura debe tener una temperatura similar a la de una mamadera. Si no tenemos un termómetro, sabremos que la temperatura es adecuada al probarla en nuestra parte interna de la muñeca (allí donde se notan muy bien nuestras venas), soportándola sin ningún inconveniente y sintiéndola apenas tibia.
Si lo desean, para acentuar los sabores navideños de esta espiral de frutas, pueden añadir a los aromatizantes de la receta una cucharadita de agua de azahares junto con una cucharadita de agua de rosas (o sólo alguna de ellas). Además, para dejar la miga más húmeda todavía (de eso se encarga bastante bien el extracto de malta, pero podemos aportar algo más) pueden añadir una cucharada de miel sabrosa y perfumada.
En caso de que no dispongan de batidora-amasadora en casa, no es razón para privarse de realizar esta exquisita receta. Para ello, podrán utilizar la batidora común o el batidor de alambre para integrar los ingredientes en aquellos pasos en los que se deba utilizar el batidor. Mientras que, en los pasos que requieran del empleo de la lira/mezclador plano de la batidora, podrán utilizar una cuchara de madera y las manos, ayudándose de un cornet/espátula de panadería. Puede que cueste un poquito más lograr que tome la masa y se forme el bollo, pero la receta se logra de todas maneras.
Para rellenar esta espiral, además de los frutos secos, las frutas deshidratadas y escarchadas que utilicé, pueden emplear nueces Pecan/pecanas, pistachos, avellanas, chips de chocolate, castañas de cajú/anacardos, pasas de uva rubias y/o de corinto, frutillas deshidratadas, mangos, piñas, kiwis y jengibre escarchados o abrillantados...
Si lo prefieren, pueden decorar la espiral con glasé de limón, naranja o vainilla (si no saben cómo, aquí pueden encontrar mi receta) o bañarla en chocolate derretido (también pueden combinar hilos de chocolates amargo, blanco y con leche o teñir chocolate blanco con colorantes comestibles de los típicos colores navideños) y coronar la espiral con cerezas en almíbar y frutos secos.
La propuesta que les traje hoy - inspirada en una receta de los cocineros argentinos Marcelo Vallejo (maestro panadero-pastelero) y Choly Berreteaga - es una excelente opción para coronar una mesa navideña o festiva porque es muy rendidora (tiene el tamaño de una gran torta, lo que la hace ideal para compartir en mesas numerosas), absolutamente exquisita, tentadora y liviana (es verdad que está muy poblada de frutas, pero la masa queda muy aireada), con una miga húmeda, tierna y con un color acaramelado muy tentador (acción del extracto de malta y el azúcar integral/mascabo).
En fin... Espero haber logrado capturar y compartir un poquito de su belleza en las fotografías como para que se tienten a prepararla porque estoy segura que no van a arrepentirse, ya que no tiene nada que envidiarle a un pan dulce tradicional ;)
Con esta receta entramos en la recta final de mis propuestas navideñas para este año que, en muy pocos días más, despediremos. Por eso, si todavía tienen ganas de seguir acompañándome, y, aún, no han elegido algunos de los platos dulces de su mesa festiva, aquí los espero el viernes con otra receta para compartir, celebrar y regalar.
Disfruten de la semana junto a sus seres queridos, pásenla muy bien y experimenten en la cocina.
Textos y fotografías: ©Bouquet Garni Recetas
Digiscrap: ©Alexis Design Studio/ Design by Gennifer Bursett/ Tracy Martin Scrapbook Designs/ Bouquet Garni Recetas