Los rolletes son rosquillas o rollos pequeños en general, pero con muchas variedades, así: Los rolletes de Semana Santa -o de sartén- están formados de tres huevos, tres jícaras de aceite frito, tres de azúcar y tres de leche, una gaseosa por cada huevo, la raspadura de una corteza de limón y media tacita de anisado.
Todo esto se mezcla con harina procurando dejar la masa blanda; finalmente se forman rosquillas con la masa y se fríen en una sartén. Después de fritos se les echa azúcar por encima.
No damos más nombres de variedades de rolletes porque, al igual que los rollos, se elaboran de múltiples formas y composiciones, bautizándolos muchas veces con nombres personales o conocidos en ámbitos muy estrictos, familiares, etc.
Actualmente, modernas cocinas han suplido la pericia de nuestras abuelas de conseguir freír los rolletes de sartén con la leña, y con ello ha ayudado a que este plato se haga en muchísimo menos tiempo. Pero con ello también se ha perdido la antigua predisposición al compañerismo, a reunirse en una casa y comentar historias, cuentos o cotilleos, entre otras (excusas para comer).
Ahora daremos, como siempre, las indicaciones para poder cocinar este postre de repostería casera:
PREPARACIÓN:
1. En primer lugar incluiremos en un bol grande el medio vaso de azúcar, los tres huevos, el vaso y medio de leche y la raspadura de naranja. (Es importante que removamos bien la mezcla, puesto que posteriormente, añadiremos el aceite de oliva y puede ser que se corte el contenido con la leche).
2. Una vez añadido el aceite al contenido, batiremos bien a mano o a máquina para conseguir que el contenido se disuelva. Una vez realizada esta operación, iremos añadiendo harina por tandas, a puñados, deshaciéndola a base de batir.
(Es importante que no quede ningún grumo en la mezcla, puesto que posteriormente, en los rolletes saldría reflejado. Seguiremos batiendo bien la mezcla; según vayamos añadiendo más y más harina, nuestra masa quedará hecha cuando veamos que haya espesado, y eso lo iremos notando conforme vayamos batiendo el contenido)
3. Añadiremos los sobres de levadura y la gaseosa, y seguiremos amasando. La gaseosa y la levadura permitirá a nuestra masa subir cuando la echemos a la sartén.
4. Espolvoreamos un poco de harina encima de la masa y tapamos 5 ó 10 minutos con un trapo de cocina el bol para dejar que la levadura y la gaseosa hagan su efecto y hagan subir la masa.
5. Después de ello, espolvoreamos harina en una mesa, tablero o lugar cercano donde vayamos a freír los rolletes, puede ser la típica mesa camilla redonda de la foto, o un tablero. Iremos realizando pequeñas, cuanto más pequeñas mejor, bolitas de masa, espolvoreándonos harina en las manos para darle mayor consistencia a la masa. Y las iremos dejando en el tablero que utilicemos.
6. Una vez hayamos llenado el tablero con la masa de los rolletes de sartén, añadiremos aceite de girasol en una sartén. (Hay en otros lugares y casas que la realizan con aceite de oliva. El inconveniente es que este aceite es muy fuerte, con lo que el sabor del rollete es más fuerte, y también es más fácil que se quemen los rolletes. Sin embargo, se puede freír con el aceite que se quiera).
7. Una vez se haya llegado a una importante temperatura, mojaremos con aceite nuestras manos, cogeremos una de las bolitas de masa, la extenderemos y le haremos el agujero, para, inmediatamente echarlas en la sartén.
8. Una vez dada la vuelta de los rolletes, se sacan de la sartén. Antes de ello, debemos evitar que la masa de dentro quede líquida y lo de fuera dorado.
Por tanto, el truco es dejarlos cuanto más tiempo al fuego mejor, siendo el fuego lento el mejor para dorar los rolletes; y antes de sacar los rolletes, subirle el fuego aproximadamente 10-20 segundos. Antiguamente, con la leña, en muchas ocasiones se debía hacer gran acopio de la misma para poder cocinar estos deliciosos frutos de la sartén.
9. Después de sacarlos de la sartén y dejarlos reposar un minuto en un plato con una servilleta, para que suelten el aceite, llega el momento de pasarlos por un plato lleno de azúcar, para que impregnados de la misma, vayan a parar a la fuente de presentación.
No hay mas pasos foodies! Solo nos quedará comer ;)
NOTA: Hay gente que este plato típico lo acompaña con anís, con leche, con chocolate o incluso con vino moscatel. Lo importante es que este tipo de platos y tradiciones deben seguir vivas porque conforman la esencia de nuestras festividades, en especial la Semana Santa.
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Fuente: Casasdeharo.blogspot.com.es