Revista Medio Ambiente

Recetas para las encrucijadas

Por Valedeoro @valedeoro

encrucijada cerca de Porto en el Camino de la CostaSiguiendo las flechas amarillas en mi Camino a Santiago llego a una encrucijada en medio de la nada. Me detengo desconcertada. ¿Cómo que no hay flecha? ¿Cómo voy a saber ahora adónde tengo que dirigirme? ¿No se supone que alguien indica el camino para que yo no me pierda? Detenidamente observo las piedras al lado del camino, los árboles, buscando los restos de una flecha. Sé que la lluvia y el viento salado del Atlántico pueden deshacer la tinta en cuestión de semanas. O será que a esta encrucijada es tan nueva que todavía nadie se ha acordado de que no le vendría mal una flecha?

¿Derecha o izquierda? ¿Economía o comunicación? ¿Mar o montaña?

La vida está llena de encrucijadas y muchas veces no te das ni cuenta por que o tu compás interior o las expectativas de tu entorno te indican el camino como si fueran flechas amarillas. Pero de vez en cuando aparece una opción que te deja perpleja: ¿Cómo decidir si no tienes preferencia y no hay quién pueda aconsejarte? ¿Qué hacer si lo que sientes y lo que deberías hacer no está en sintonía? Si la decisión es entre una Magarita y una 4 Quesos, quizás no sea tan importante. El verdadero reto empieza cuando se trata de decisiones más importantes y que se excluyen mutuamente:

  • ¿Estudiar matemáticas o comunicación?
  • ¿Vacaciones en la playa o en la montaña?
  • ¿Terapia de pareja o separación?
  • ¿Ir al cumpleaños de tu mejor amiga o al concierto de tu cantante favorito?

Puedes quedarte inmóvil ante las opciones durante un tiempo para evaluar los pros y contras de cada opción. Tarde o temprano tendrás que arriesgarte. Las flechas no suelen reaparecer por arte de magia.

O lo intentas o confías. O ambos.

Al decidirme por el camino hacia la derecha, todavía me quedaba otra decisión. ¿Qué hacer si no aparece la flecha amarilla? ¿Y cuánto tiempo caminaré hasta que decida que no ha sido el camino correcto? Y si no hay ninguna flecha confirmando mi decisión, ¿me doy la vuelta o confío en que de alguna forma acabaré más cerca de mi destino, aunque haya tomado otro camino?

No siempre puedes ir probando caminos. Muchas veces al decidirte por una opción, excluyes la alternativa. Así que lo importante quizás no sea qué opción eliges, sino la convicción al emprender el camino. Haya flecha o no, si sabes más o menos hacia dónde te diriges y cuáles son tus valores, podrás avanzar con la tranquilidad que ya llegarás a tu destino. Quizás no estés yendo por el camino oficial, tal vez te lleve más o menos tiempo que a otras personas. ¡No importa! La protagonista de tu vida eres tú, así que eres tú quién puede decidir por dónde ir.

Tu destino son las cosas que son importantes para ti. ¿Sabes qué te mueve?


Volver a la Portada de Logo Paperblog