Estoy convencido de no ser el único que miles de veces se ha preguntado qué cojones pasa con lo que reciclo.
Se debe tener clara una cosa: El reciclaje es necesario. Vital, quizá, sería la palabra que mejor lo define. No debemos escurrir el bulto ante cualquier iniciativa o acto cuyo fin sea cuidar de nuestro planeta, nuestra casa.
Partiendo de esa base, y a sabiendas de que cada vez estamos más concienciados en el asunto, la política, gran conocedora de cómo fabricar billetes sin máquina y aplicando la ley (por decretazo) del mínimo esfuerzo, da entrada en este asunto a la moda del neoliberalismo. Pero antes de seguir, volvamos atrás en el tiempo, a los 90, por ejemplo.
En los noventa había cientos de tiendas (bajos de mala muerte en su mayoría) donde era posible vender el cartón que uno iba recogiendo de por ahí y sacarse alguna perra con ello. Dudo que diera para vivir, pero a mí, de chaval, me sirvió para pagarme una colección de cromos enterita. Todo esto fue evolucionando, o más bien se sometió a una revolución, ya que cuando la política vio que ese tipo de negocios aumentaba, pensó que debería sacar tajada de todo eso.
A todas éstas, llegaron los contenedores para el cartón, que colocaron al ladito de los de vidrio, et voilà! Ya tenían casi listo el plan, pero no contaron con la capacidad de adaptación de los mencionados tenderos, que vieron cómo el uso de envases de plástico iba en aumento y comenzaron a comprar el plástico. Por entonces, seguramente, eso ya era algo muy de yonquis, ya que administraciones, ministerios y desde el gobierno se animaba a reciclar utilizando mensajes que ni Greenpeace habría soñado. Pero es que además, habían conseguido algo más: Las plantas clasificadoras disminuían en personal más de un 40 por ciento. Nada grave, siempre les quedaba la construcción o el campo. Lo grave de esto, quizá, es que de no hacerlo así, probablemente no se reciclaría porque saldría "caro", pero eso no era más que una excusa de empresarios amiguetes para ser subvencionados y tener permiso para reclutar gente para clasificación sin aportar nada. Nosotros mismos, por si ya no le he dejado claro.
Años más tarde comienza a llegar el neoliberalismo y todas sus sandeces que en España no pegan ni con cola, pero como los pregoneros son de la casa, todos esos contenedores pagados con dinero público pasan a manos privadas, subvencionadas y que además van a cobrar por retirar la materia prima que luego van a vender y TÚ le clasificas gratuitamente. En teoría, ya que se hace eso en beneficio de todos, y puesto que aquí hay un doble negocio, debería repercutir a la baja en el pago de impuestos, pero no es así. No hay beneficio alguno para el que clasifica la mierda en su casa más que el placer de hacer lo correcto por nuestro entorno.
Eso sí, mientras en España nos siguen tratando como lo que somos (GILIPOLLAS), existen países donde puedes llevar tu mierda clasificada al supermercado, meterlo en una maquinita, y recibir algunas pelas por ello. Hablo de países como Dinamarca o Noruega. Y por el contrario, en mi pueblo, separas la mierda y, además, te cobran por hacerlo. En serio, tenemos una tasa de "reciclaje".