En el post de ayer me sinceré sin pudor sobre las dudas que me entraron al visitar la Frieze. Y hoy toca analizar una de las instalaciones que más me chocó y que acabó por coronar mi crisis de fe. Ya llevaba unas horas andando con un dolor terrible de pies (culpa mía por querer presumir de tacones) y todavía no había visto la obra que la propia feria le había encargado a Pierre Huyghe, Recollection, que según Adrian Searle era lo mejor de los proyectos Frieze de este año. Lo dejé para el final como postre, y vaya postre!
Pierre Huyghe, Recollection, 2011. Frieze project. Foto: Camilayelarte
Cuando llegué a la sala donde estaba la instalación había cola, sólo dejaban pasar por turnos de pocas personas, esto hizo crecer mi expectación, había leído algo sobre un cangrejo y una reproducción de la Musa dormida de Brancusi, la oscuridad de la sala y la insistencia en que fuera una experiencia de pocos me parecía lo sumum de lo sumum, me gustó mucho Streamside Day en Caixaforum así que...Entré en la sala en penumbra presidida por un acuario con rocas rojas parecidas al coral y habitadas por extraños insectos subacuáticos que le hacían compañía a un cangrejo que parecía habitar la bella Musa dormida, y sí, es cierto, por un minuto me pareció una imagen fascinante, estaba en la Frieze y viendo una obra de Pierre Huyghe, ¿me tenía que parecer fascinante no? pero cuando me di cuenta de lo que realmente estaba viendo, de que el pobre cangrejo no habitaba la escultura sino que más bien se le había obligado a habitarla pegándosela al cuerpo y que por culpa de su peso no podía moverse, y que no era una cohabitación de dos seres sino una lucha del animal por desprenderse de esa cosa que reproducía un Brancusi me di vergüenza de mi misma, porque encima no podía parar de hacer fotos y vídeos como el resto de los ahí presentes, todos alucinados viendo caer al animal entre las rocas.
Pierre Huyghe, Recollection, 2011. Frieze project. Foto: Camilayelarte
Ni Huyghes, ni Searles, ni Friezes! Me da igual que se me acuse de no saber apreciar una obra de arte contemporáneo, a mi me parece perverso, pero todavía más perverso el hecho de que ciertos discursos nos los tragamos porque están legitimados por el sistema, por el espacio en el que se exhibe, por lo que se escribe sobre ello, esto me lleva a cuestionarme hasta qué punto mi opinión, la que expreso en este blog es mía, ¿cuánto estoy condicionada por este sistema que nos enseña y dirige en la lectura de lo que es arte? Crisis, estoy en crisis.
Señor Pierre Huyghe, de lo poco que sé de su obra, me hubiese parecido algo más coherente que usted hubiese colocado el cangrejo y la escultura en la misma pecera durante una semana, y que pacientemente hubiese grabado la relación, en caso de haberla, del cangrejo y la escultura, y que tras esa minuciosa atención usted hubiese montado una de esas películas que tan bien le salen y que son capaces de transportarnos a situaciones extrañas y subyugantes. Qué lástima el haber querido forzar una instalación que pretendía hacernos reflexionar sobre el arte y su función, aunque en cierto sentido lo ha conseguido.