Hace mucho tiempo que no le dedicaba una entrada a esta sección y, aprovechando que aún queda para septubre (ainss, lo que echo yo de menos mis series), voy a intentar hacer justicia con una de mis series favoritas, que es la leche, pero que absolutamente nadie ve. Y esa serie es… Grimm.
Grimm tiene ya cuatro temporadas y este año estrenarán la quinta y es uno de los estrenos a los que más ganas tengo, sobre todo porque es una serie que ha ido in crescendo. Pero, como siempre, vayamos por el principio, es decir, ¿de qué va Grimm?
Nick Burkhardt es un detective de policía en Portland, que de la noche a la mañana empieza a ver cosas raras. Es como si algunas personas tuvieran un aspecto distinto a veces. Es entonces cuando reaparece en su vida su tía Marie, la mujer que le crió tras la muerte de sus padres cuando él era niño. Por desgracia, la tía Marie se está muriendo, por lo que ha llegado la hora que le transmita la tradición familiar. Y es que ambos son Grimm, personas que son capaces de distinguir a los Wesen, que son criaturas sobrenaturales que en la antigüedad poblaban los bosques de Europa y que, en cierta manera, originaron los cuentos de hadas.
Os presento a Nick, que es tan mono que debería ser razón más que suficiente para ver Grimm.
Ainss, si es que muero de amor...Vale, vale, ya sigo con el resumen.
Como prácticamente nada más llegar, la tía Marie es atacada y debe de ser ingresada en el hospital, no disponen de mucho tiempo para tratar el tema. Sin embargo, la tía Marie ha traído dos cosas muy, muy importantes consigo: por un lado, una caravana llena de libros antiguos, venenos, armas y todo tipo de cosas relacionadas con la caza de Wesen; por otro, una extraña llave que Nick debe cuidar e impedir que nadie se haga con ella.
A partir de ese momento, Nick se convierte en un Grimm y acaba enfrentándose a los casos más curiosos y más extraños, básicamente porque tienen que ver con los Wesen. Pero, por suerte, Nick no estará solo, ya que, por un lado, tiene un compañero, Hank, que aunque no sabe nada, siempre está ahí. Por otro lado, Nick se acaba cruzando con Monroe, un Wesen (exactamente un Blutbad, un lobo feroz, digamos) que le demuestra que, inequívocamente de lo que parecían pensar sus antepasados, no todos los Wesen son peligrosos. De hecho, Monroe no sólo pelea con él, sino que es como una enciclopedia con patas, además de acabar convirtiéndose en su amigo.
Como podéis imaginar, sí, es un procedimental: hay casos que debe resolver, aunque en general son bastante originales, ya que la mitología de Grimm es única. Los guionistas se han inventado todo tipo de criaturas en esta cuarta temporada y, aunque a veces repiten tipo de Wesen, no resulta repetitivo.
Foto del reparto al completo, en este orden:Adalind, Renard, Rosalee, Monroe, Nick, Juliette, Hank y wu.
Pero, además, Grimm es mucho más, ya que maneja bastantes tramas a largo plazo, que suelen dar los mejores momentos. Desde las relaciones entre los personajes, hasta cuestiones como las misteriosas llaves que todo el mundo busca o las intrigas entre la nobleza. Porque, sí, el mundo de esta serie es mucho más amplio que Grimm y Wesen y hay una familia real súper chunga (que tiene que ver con uno de los protagonistas), un grupo de resistencia que pelea contra éstos e incluso criaturas que no son Wesen.
La verdad es que todo lo que tiene que ver con la mitología de la serie está muy, muy trabajado y tienen los conceptos tan claros que prácticamente nunca se olvidan de nada. Puede que comenten un aspecto de la cultura Wesen y temporadas después acaben en esa situación y respeten lo ya dicho, lo que es un auténtico puntazo.
Y ya en el plano más técnico, los efectos especiales están conseguidísimos y el auténtico aspecto de los Wesen mola mil. Los hay que resultan adorables, pero otros acojonan un montón nada más verlos, aunque, eso sí, todos tienen algo en común: que dan muy bien el pego en pantalla y cuando hacen woge, vamos, que se les cambia la cara de normal a la criatura que son, queda muy, muy guay en general.
Monroe y Rosalee en pleno woge y ella aún así es monísima.
Y Adalind no es precisamente mona en plan Hexembiest.
Otra de las cosas que me gustan mucho de Grimm es que no tienen miedo de las consecuencias y de que tanto los actos de los personajes, como cuando alguien recurre a la magia, acaban teniendo consecuencias que cambian constantemente el status quo de la serie. En Grimm puede pasar cualquier cosa, buena o mala, así que acabas preocupándote de verdad cuando ves que empiezan a pasarle cosas raras a un personaje, ya que no tienes ni idea de por dónde van a salir. No es como, por ejemplo, Once upon a time, donde sabes que en realidad nada va a cambiar y pasas porque ya no te la dan. No, en Grimm son muy brutos y no temen ir demasiado lejos, por lo que las tramas acaban molando un montón.
Eso sí, he de avisaros de una cosa: como ya he dicho, Grimm mola mucho y de verdad que recomiendo que la veáis, pero también es verdad que hay que tener un poco de paciencia con ella. Tras un primer episodio muy cargado de cosas, llegan unos cuantos episodios que son muy flojos, pero yo os prometo que se recuperan y que, de hecho, van a más. Vamos, que tardan en arrancar, pero cuando lo hacen, la serie mejora una barbaridad.
Es un poco como Agents of Shield en ese sentido, que hasta mediados de la primera temporada es como muy light, pero luego meten el turbo. Pues aquí igual.
Además, tenéis que confiar en la grandeza de los guionistas de Grimm porque, en serio, son muy geniales en su trabajo y no sólo no se olvidan de cosas, sino que manejan con mucha soltura las distintas tramas con los casos episódicos. Eso, sin decir lo geniales que, en general, son sus personajes. De hecho, hasta consiguen que acabes adorando a personajes que al principio odiabas a muerte, algo en lo que también tiene que ver el gran reparto que tienen. Porque tanto el cariño que le tienen a su serie, como la camaradería que tienen entre ellos traspasan la pantalla. Además, salvo la excepción de Bitsie Tulloch (Juliette, la novia de Nick), que es bastante flojita, todos cumplen muy bien con su papel.
Y encima los personajes molan mucho, así, en general. Nick es un muy buen protagonista, Monroe y Rosalee son amor del bueno (sinceramente, creo que no existen dos personajes más adorables que estos dos), el capitán Renard mola un huevo (y encima de vez en cuando lo descamisan, lo que es de agradecer porque Sasha Roiz está buenísimo no, lo siguiente), Hank y Wu son muy geniales también y Juliette cae bastante bien.
También hay un montón de personajes que aparecen de vez en cuando y que molan bastante como Adalin, Bud, Trubel (ídola magna, en serio) o Josh (que me parece muy cuqui). Y, encima, siempre me aparecen, encajan muy bien en la serie.
"Hola, soy Sean Renard y molo un cojón."
Y es que en Grimm las relaciones entre los personajes están muy bien escritas y lo que más me gusta: no sufren los tópicos habituales en este tipo de series. Por ejemplo, Nick es un protagonista que siempre, absolutamente siempre, está dispuesto a ayudar y escuchar a los demás y no sufre ese defecto de creer que sus problemas están por encima de los demás. Tampoco se enfadan por cosas que se escapan del control de unos y otros por ser lo que son. No sé, en plan, el malo de turno hace un hechizo que afecta a alguien, lo que podría ser considerado culpa de un personaje, pues los demás no le culpan ni nada.
Y que mal me he explicado. Quedaos con que las relaciones entre todos los personajes están muy bien y dan muy buenos momentos y le ponen mucho corazón.
Bueno, y podría pasarme horas y horas alabando Grimm porque tiene muchas cosas buenas de las que aún no he hablado (el tratamiento de los personajes femeninos, que no son ni pavas, ni damiselas en apuros; los golpes de humor que tienen; la relación de amor más mona de la tele, etc.), pero lo mejor es que la veáis y punto. En serio, superados los primeros episodios, Grimm mola un montón.
De hecho, yo ahora mismo sufro por el cliffhanger que se cascaron al final de la cuarta y que me dejó tan loca. Necesito la quinta temporada YA. Ainss.