Revista Juvenil
El abuelo más loco del mundo,
Roy Berocay, México,
Ediciones Era/Trilce, 2004, 98 págs.
ISBN: 968.411.624.1
Literatura juvenil
Por Javier Munguía
La actitud vitalista y aventurera que con justicia podríamos llamar quijotesca no ha muerto. Ha pervivido a través de los siglos en nuestros sueños, en los libros que escribimos y leemos. Está, por ejemplo, en Billie Luna Galofrante, la entrañable novela de Antonio Malpica en la que existe un abuelo que, a pesar de que la realidad lo desdice de forma rotunda, se atreve a instalar en este un mundo mejor, más cercano al de sus íntimos deseos. Está, encarnada también en un abuelo, en la novela que ahora me ocupa: El abuelo más loco del mundo, publicada por primera vez en 1994 por el escritor uruguayo Roy Berocay.
Sencillez y brevedad se dan la mano en este libro de pocos personajes, prosa sin adornos y anécdota graciosa. Nos narra Marcos, un jovencito que es dejado al cuidado de su abuelo por unas semanas mientras sus padres realizan un viaje. Aunque hace años que no lo ve, Marcos recuerda a su abuelo con simpatía. El recuerdo no lo traiciona: cuando se reencuentran, el muchacho descubre a un viejo que no tiene nada que ver con los ancianos achacosos, derrotados por la vida, que sólo esperan malhumorados o tristes el rasguño de la muerte. Este abuelo, en cambio, está lleno de proyectos descocados, inútiles, pero bellos. A su edad, es protagonista de un gran romance; y a pesar de que sus fuerzas no son muchas, todavía lucha por ejercer el difícil oficio de la justicia.
Mientras vive junto a su abuelo una aventura no exenta de peligros, Marcos se enamora por primera vez y al mismo tiempo madura en sentido inverso al tradicional: en vez de dejar atrás los espejismos de la niñez para entrar al truculento mundo de los adultos, el chico incorpora a su persona una actitud galofrante, de gozo ante la vida, de disfrutar el momento como si no hubiera otro, de no traicionar sus deseos, por más desquiciados e inviables que sean.
A los adultos que han crecido demasiado y a los niños que no quieren dejar de serlo nunca, El abuelo más loco del mundo sin duda les dejará el corazón vulnerado y un buen sabor de boca.