La AEP (Asociación Española de Pediatría), a través de su portal En Familia, nos proporciona una serie de recomendaciones para prevenir el ahogamiento infantil. Según el Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones No Intencionadas en la Infancia, en Europa el ahogamiento es la segunda causa de muerte accidental en personas menores de 19 años, en el caso de nuestro país, representa el 13% de la mortalidad infantil causada por lesiones.
Cada año mueren unas 450 personas de todas las edades por ahogamiento, pero el grupo de mayor riesgo es el que está formado por los niños pequeños y adolescentes, por ello, como cada año se proporcionan una serie de recomendaciones que serán de gran utilidad para prevenir el ahogamiento infantil. Según el Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones No Intencionadas en la Infancia, una de las estrategias esenciales en la prevención de este tipo de accidentes es la supervisión de los menores que se encuentren próximos a cualquier entorno acuático como la medida más eficaz para evitar el ahogamiento, recordemos que el descuido de los padres se considera la principal causa de ahogo infantil en las piscinas.
El año pasado murieron ahogados en piscinas 52 niños, la mayoría no sabía nadar y además no estaban vigilados por los padres, de ahí que se incida tanto en la vigilancia que deben realizar los adultos en todo momento cuando los niños están en el agua. Aunque recientemente ya os facilitábamos un decálogo sobre las medidas de seguridad infantil en las piscinas, toda información que se recopile es poca, y la prueba es que cada año se producen ahogamientos de niños por no seguir las recomendaciones de seguridad de los expertos. En lo que llevamos de verano ya se han producido 10 muertes de menores de seis años causadas por ahogo, si esta tendencia se mantiene, se podría superar el número de muertes producidas el año pasado.
A continuación os facilitamos las recomendaciones para prevenir el ahogamiento en los niños:
Resulta conveniente que los niños aprendan a nadar a partir de los 4 años, algunos estudios concluyen que las clases de natación en niños de 1 a 4 años logran disminuir el número de ahogamientos. Los expertos consideran que decidir cuándo un niño debe iniciar estas clases depende de varios factores y hay que tener en cuenta la madurez emocional, la frecuencia de la exposición al agua, las limitaciones físicas, etc.
Es necesario mantener una continua supervisión de los niños cuando se están bañando, sea en la piscina, un río, un lago o en la playa, incluso si los niños han recibido clases de natación, ya que no es algo que proporcione una completa protección. Nadar bien en una piscina no quiere decir que un niño pueda estar a salvo en un entorno acuático diferente como el del mar o el de un lago.
Los niños nunca deberán nadar sin la supervisión de un adulto cuando sean pequeños y la distancia entre el adulto y el niño deberá ser inferior a la longitud del brazo, lo que supone tenerlos siempre a nuestro alcance. Con niños más mayores que saben nadar la vigilancia deberá mantenerse aunque no será necesario tenerlos al alcance de la mano, dicha vigilancia debe ser constante y hay que evitar elementos de distracción como el teléfono móvil, una revista o hablar con otras personas. En superficies de entorno natural es recomendable que los niños se bañen en las zonas supervisadas por los socorristas.
Es importante que el adulto que esté vigilando al niño sepa nadar y sea capaz de realizar un rescate en el caso de accidente, ser capaz de iniciar las maniobras de reanimación y disponer de los medios para solicitar ayuda. No hay que dejar nunca al niño a cargo de otro menor, la responsabilidad es de los adultos, además el nivel de vigilia siempre será mucho mayor que el de un menor.
A la hora de tirarse a la piscina hay que tener en cuenta que saltar o tirarse de cabeza al agua puede producir una lesión grave, por ello se ha de prohibir el lanzamiento de cabeza en el caso de que un adulto no haya comprobado la profundidad. La recomendación es que es preferible que los niños se tiren de pie para evitar el riesgo de lesiones.
Cuando se navegue en una barca, bote hinchaba, canoa, etc., los niños pequeños deben llevar obligatoriamente un chaleco salvavidas, ya que es una medida necesaria para evitar los ahogamientos. Un estudio desarrollado en Estados Unidos concluyó que el 86% de las víctimas mortales por ahogamiento relacionadas con la navegación en una embarcación (sea del tipo que sea), no llevaban chaleco salvavidas. En ningún caso este dispositivo debe ser sustituido por otros como los manguitos u otro tipo de flotadores.
Estas son algunas de las recomendaciones que nos facilita En familia, es necesario que tomemos conciencia del problema y no restemos importancia, el exceso de confianza es un error que puede terminar en una tragedia.
Foto | Lars Plougmann
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Recomendaciones para prevenir el ahogamiento infantil