Revista Diario

Reconocer y validar las emociones: siente y acéptalo

Por Bibiana
Se terminaron las vacaciones y comienza la vuelta a nuestro día a día,  a nuestros quehaceres diarios. Tengo que deciros que vengo cargada de ilusión y con multitud de pensamientos que compartir con vosotr@s,  pero también he de reconocer que me está costando un poquillo coger el ritmo. No seré muy dura conmigo misma,  así que espero que sea cuestión de tiempo.
Quiero comenzar este nuevo periodo reflexionando acerca de la gran carencia emocional y la absoluta falta de consciencia que tienen las personas sobre dicha carencia. A lo largo de todo el verano y de las vacaciones,  las interacciones con personas más o menos conocidas se han incrementado y ello ha dado lugar a situaciones variopintas,  algunas más agradables que otras, pero todas cargadas de analfabetismo emocional. 
Yo entiendo por analfabetismo emocional al conjunto de pensamientos, actitudes y conductas que ignoran e incluso menosprecian el valor de las emociones y de  la necesidad de aceptar lo que se siente.
Cansada de lidiar continuamente con este analfabetismo emocional, necesito desahogarme con tod@s vosotros y ya de paso incidir una vez más en lo importante que es saber reconocer y darle importancia a las emociones. ¿ Por qué las personas se empeñan en negar y enmascarar algunas emociones? ¿Acaso creen que así,  por arte de magia se van a esfumar?  Pues no,  no lo hacen, sólo quedan enterradas y sepultadas en lo más profundo de nuestro ser, ansiosas de encontrar una salida y un reconocimiento; necesitadas de valor y atención.
Reconocer y validar las emociones: siente y acéptalo
Si no dejamos que se manifiesten cuando lo necesitan, aumentamos la presión y la carga emocional y con ello incrementamos los sentimientos negativos que volvemos a ocultar y negar.
Así,  dentro de una espiral destructiva,  terminaremos explotando y liberando todo el cúmulo emocional de una forma insana, peligrosa y dañina. Por no haber mostrado nuestro descontento o frustración,  por no haber llorado cuando lo necesitábamos,  por no haber dicho lo mal que nos sentíamos,  terminaremos afrontando esas emociones a través de explosiones de ira descontrolada,  de agresividad desmedida, o bien de conductas compulsivas y destructivas. La desmesurada cantidad de personas con problemas de conducta, agresividad , adicciones, trastornos de ansiedad, trastornos de alimentación, baja autoestima, depresión, etc , encuentran en gran parte su raíz en este déficit de educación emocional.
Reconocer y validar las emociones: siente y acéptalo
De ahí la suprema importancia de tomarse muy en serio la educación emocional de los más pequeños. Resulta crucial para ellos y para el resto de personas que como miembros de una sociedad debemos interactuar a diario.
¿ Por qué cuando un niño se enfada se le dice no te enfades? ¿ Acaso los adultos no nos enfadamos nunca, que somos happy florwers? Pues no,  no lo somos y si aparentas serlo pobre de ti.
En vez de negarle su derecho a expresar su enfado podemos interesarnos en el motivo del mismo, y a la vez que validados su sentimiento intentamos comprender el por qué del mismo.
Sí,  lo se.  Porque es incómodo para los adultos " soportar" el enfado del niño. Esa es la triste realidad. Pero nadie dijo que educar fuera una tarea sencilla y siempre maravillosamente plácida.Así que,  apechugando que es gerundio; piensa y reflexiona antes de decirle a un niño enfadado que no se enfade. Tú como adulto no te indignas cuando te lo dicen, porque yo sí y creo que es lo más normal.
Caso similar es el de los llantos. Y aquí me echo las manos a la cabeza cuando oyes que los bebés tienen que llorar para que se les ensanchen los pulmones. ¡Ya! Sin embargo cuando ya son un poquito más grandes, como ya los han ensanchado bien de tanto llorar y no hacerles ni caso, lo que procede es hacer todo lo posible porque no lloren.
Vamos, lo que es hacer las cosas completamente al revés. Los bebés si lloran es porque necesitan algo, sí necesitan. Alimentarse,  dormir, liberar gases, pañal limpio, sentir la proximidad y el contacto con su madre principalmente, etc. No necesitan ensanchar los pulmones.
Y los niños cuando lloran por la causa que sea, dolor, frustración , rabia, cansancio...; necesitan expresarse y que se le de validez a su sentimiento. ¿ Tú cuando estas triste o sientes impotencia no tienes ganas de llorar? Es lo más natural del mundo,  y lo más sano. Llorar drena el alma y permite ver las cosas con más serenidad y más claridad.
Los niños deben entender que es normal llorar cuando se está triste y disgustado , y que una vez pase se sentirá mucho mejor.
Sí,  lo se, lo hacen con buena intención. ¿Qué tiene de buena intención que le digan a un niño que no llore que se pone muy feo? Yo no encuentro ni un ápice de buenas intenciones reales en esta lapidaria frase, como tampoco la encuentro en la versión de no llores que ya eres mayor, o no llores que no pasa nada.
Como muy bien me dijo hace escasos días mi queridisima Estrella Pisa , autora de Sinaptando , un blog sobre psicología que invita a reflexionar sobre cuestiones trascendentales :
"Si las personas fuésemos plenamente conscientes del daño que les llegamos a hacer a los niños cuando les obligamos a secuestrar sus emociones por guardar las apariencias ante el resto de familiares, amigos, compañeros o maestros, quizá dejaríamos de cortarles las alas y hasta seríamos capaces de permitirles volar. Todos queremos hijos inteligentes que saquen notas muy buenas y que puedan acceder al escalón más alto, pero muchas veces nos olvidamos de preguntarles cómo se sienten, qué anhelan, qué les atormenta o qué les hace realmente felices. ¿Cuántas familias no se habrán roto por malentendidos absurdos al jugar todos sus miembros a simular sentir lo que no sienten por los demás o por jugar a negar lo que sí sienten? Tanto que reivindicamos la importancia de ser uno mismo y luego resulta que nos da miedo serlo y no tenemos mejor modo de demostrarlo que reprendiendo a quienes no tienen tantas manías. Definitivamente, los humanos somos unos tipos demasiado extraños. No nos entendemos ni nosotros mismos."
Cuanta triste verdad en sus sabias palabras. Maravillosa reflexión a propósito de un post sobre educación emocional que escribí hace un tiempo y que podéis leer aquí.
El arte de validar las emociones debe practicarse con naturalidad y sin miedo. Por favor tomémosnos en serio este asunto,  cuidemos la salud emocional de las futuras generaciones y dejemos de repetir una y otra vez los errores del pasado.
Nunca es tarde si la dicha es buena. 

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