Revista Cine

Reconstruction - 2003

Publicado el 17 mayo 2015 por Jimmy Fdz
Reconstruction - 2003
Director: Christoffer Boe
  Y como suelo hacerlo, aprovecho que he comentado dos operas primas -la de Villeneuve y la de Joanna Hogg, ambas muy buenas- para comentar una tercera: hay que seguir la línea. En este caso estamos ante el debut de un director cuyo nombre nunca antes había escuchado/leído, y cuya aparición fue una auténtica sorpresa toda vez que me era absolutamente desconocido; más aún, su filmografía luce del todo interesante, así como para verla de un tirón. No lo haré, todavía, pues tengo otros planes blogueros, pero es seguro que ya se dejarán caer los cuatro o cinco largos restantes de su obra cinematográfica. Y lo haré porque, creo que es conveniente decirlo, me ha gustado mucho "Reconstruction" y su intrincada y laberíntica propuesta. Para dejarse atrapar.
  "Reconstruction" es, podríamos decir, la historia de un romance y una novela, pero también la historia de una pasión atávica y ambivalente en la que sus cuatro personajes caminan fundiendo a cada paso el límite entre la ficción y la realidad, inyectando a cada plano dos o más dimensiones narrativas. Es compleja la cosa, sólo bastaría con eso.
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  El narrador de la película, que es uno de los cuatro personajes principales, dice dos o tres veces -una al principio y otra al final, si hay una tercera quizás sea en la mitad- que lo que estamos viendo es nada más y nada menos que una película, lo que a todas luces nos indica que no importan realmente los alcances lógicos o verosímiles de la trama, sino que más bien las consecuencias emocionales que todo este entuerto tiene en los personajes, a la larga lo que podría confundirlos e ir mutando el espacio-tiempo en el que la acción transcurre -es una posibilidad que "explica" el toque surreal u onírico-, lo cual se condice con lo que el narrador agrega después de recordarnos qué estamos viendo: "...pero de todas formas duele". El quid del asunto no es otro que ese: el dolor. Así de simple. Cualquier otra consideración, si bien interesante y atractiva de ver e intentar escudriñar, queda relegada a un lugar menor en comparación con el pozo sin fondo que es el desconsuelo humano.
Eso sí, dicho esto, aunque el dolor sea el tema central de la película, el eje sobre el que descansan todas las ramificaciones dramáticas, el punto sin el cual la película no funcionaría y se quedaría coja a mitad de camino, hay que decir que la enrevesada estructura y, más importante, la deslumbrante y atractiva atmósfera de extrañeza y contenido erotismo conforman el pilar narrativo sin el cual el dolor no podría liberarse y adueñarse de la película, pues Boe elabora una trama basada exclusivamente en los sentidos y en la recepción de emociones, por tanto sin una atmósfera propicia e ideal para sentir lo que el fotograma expresa, entonces todo esto del dolor quedaría en poco y nada. ¿De qué serviría tener un fondo claro y preciso sin una forma que le haga justicia? Claro, porque el dolor se va dibujando a través de pincelazos estilísticos que entregan datos de manera sutil, sin que al principio tengamos una sola pista de qué sucede; así, la atmósfera y la narración, una entidad dual potente que funciona a la perfección, son los elementos que nos atrapan y no nos dejan ir, con ese sensual misterio que se siente en el aire, con esa latente incógnita que palpita bajo el fotograma y que parece pedirnos a gritos ser desnudada, con la pulsión de lo prohibido a flor de piel. Todo es dolor en la película, sí, pero hasta entonces, hasta que todo se desata, vemos romances fulgurantes y relaciones truncadas; y, acá entra en escena el delicioso surrealismo de la confusión entre (meta)ficción y (meta)realidad, todo lo anterior está envuelto como una especie de antología de relatos breves sobre el desamor, todos protagonizados por los mismos personajes, yuxtapuestos en una sola aparente historia "lineal". Habrá varios desenlaces e inicios provenientes de historias con pequeñas pero significativas diferencias, pero todo fundido como una única trama, sin exponer el carácter ómnibus. O es eso, o yo caigo en la sobre-interpretación, o todos están locos y son esquizofrénicos y ven sus miedos materializados, o se enfrentan a las consecuencias del karma o el castigo moral... En cualquier caso, "Reconstruction" es la (re, de)construcción de una -o varias- historia de amores y dolores, la que afortunadamente no profundiza en el aspecto conceptual del amor o el dolor -aunque los personajes lancen un par de definiciones propias- toda vez que el director no pretende hacer una exploración o reflexión sobre dichas emociones. Christoffer Boe sólo quiere jugar con personajes adoloridos, mezclar sus realidades y percepciones, y armar un delicioso e intrincado laberinto de pasiones y consecuencias devastadoras para cualquiera que vea a su amor partir con otro, o peor, en soledad...
  Como dije, me ha gustado mucho esta "Reconstruction", pues además de ser un curioso e interesante ejercicio narrativo y de estilo, el que no obedece a la pérfida vanidad cinematográfica sino a la rica necesidad de explorar inquietudes formales y dramáticas, es también una historia que nutre sus bases y/o métodos narratológicos con esa particular y contagiosa energía, erótica y de suspense, eminentemente sensual y perceptiva, la que a la postre termina por poner el listón definitivo a una trama sencilla pero compleja envuelta de manera impecable y exquisita. Es como una caja de Pandora. En otras palabras, "Reconstruction" no es un simple juego filmado cuyo visionado sea anecdótico y olvidable; es, finalmente y con todo mérito, una película tremenda y memorable llena de capas y matices, cada cual tan rica en posibilidades como la anterior, pero lamentablemente todos con un único e indeleble destino: el dolor. Siempre, no importa qué, hay alguien que se queda sufriendo...
  De bajo perfil, sí, pero merecedora de profusos elogios, les recomiendo con muchas ganas esta película; cuanto menos, no quedarán nada indiferentes. Nada.
Reconstruction - 2003

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