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Recordando escenas antológicas: Daniel Larusso y su patada de la grulla

Publicado el 06 junio 2012 por Cinefagos

Recordando escenas antológicas: Daniel Larusso y su patada de la grulla

Mientras escribo estas líneas estoy escuchando de fondo la canción “You´re the Best”, precisamente la que escucharéis vosotros cuando veáis el vídeo que está situado más abajo, siendo la más reconocible de la película. Y aunque la tenía olvidada, y aunque igual no haya pasado a la historia del cine, sí me ha devuelto ese tufillo ochentero que tanto nos gustan a algunos de los cinéfagos de este blog. Esas canciones que “parecían todas iguales” pero que a la larga acababan teniendo entidad propia.

Daniel Shan (Ralph Macchio) y el Sr. Miyagi (Pat Morita) han acabado siendo parte de esa década, nombres reconocibles como el de Marty McFly (Michael J. Fox/ Regreso al Futuro), John McLane (Bruce Willis/ La Jungla de Cristal) o Martin Riggs (Mel Gibson/ Arma Letal). Incluso las consabidas entregas que sucedieron a Karate Kid demostraron el éxito de esta película, si bien hay que ser honestos y decir que la cosa iba decayendo. Ni siquiera el cambio de género, poniendo a Hillary Swank como protagonista en El Nuevo Karate Kid (The Next Karate Kid- 1994) consiguió que levantase cabeza dicha saga, aún con la presencia de Pat Morita. No voy a hablar tampoco de las imitaciones (tipo Karate Kimura), pero sí del remake que protagonizaron Jackie Chan y Jaden Smith, titulado The Karate Kid (2010). Un remake bastante digno y del cual se hizo eco Karelia en su consiguiente reseña. Y es que “actualizaciones” como ésa sí merecen la pena.

La historia de Karate Kid es bien sencilla. Un chaval más bien esmirriao, con menos cuerpo que el tobillo de un canario, recibe una paliza de unos chavales (los cuales ya se metían con él con anterioridad) que son alumnos en una escuela de Kárate. Con lo que su sueño de revancha está más lejos que nunca. A no ser que cierto asiático entrado en años le aleccione y demuestre que con esfuerzo cualquier sueño está al alcance de cualquiera. Ni que decir tiene que a TODOS -me arriesgo en decir eso, porque soy un lanzao- nos gusta ver que el patito feo de la película acaba convirtiéndose en un Cisne. Osea, que nos gustan los perdedores que acaban sacándole el dedo medio a la vida y superando los mayores obstáculos.

Hay tres momentos que quedaron en la retina del espectador. El Sr. Miyagi intentando atrapar una mosca con dos palillos chinos, el entrenamiento inicial al que somete a Daniel (“Dar cera, pulir cera”) y el golpe final que le acaba dando el susodicho a su enemigo. La patada de la grulla. Que igual podía estar a punto de bailar una Jota (baile típico aragonés para el que no lo sepa). Pero es así. Sostenerse con una pierna, elevar los brazos y propinar una espectacular patada en plena jeta del que tenemos delante.

Esta cosilla me atrevería a decir que lo intentamos todos los que vimos la película. Yo tenía 9 años, así que me era más fácil imitar eso que poner en mi mano una calavera y recitar a Shakespeare. Pero seamos sinceros. Lo que molaba no era la posturita en sí, lo que molaba era tener un sparring delante que recibiese nuestro pie en toda la cara. Porque hacerlo en casa, solo, no era lo mismo. Ni que decir tiene que la dificultad era encontrar al pardillo de turno, pero siempre podías decir que a la siguiente le tocaría a él. Son cosas de cuando eres crío y te impresiona una película, no voy a extenderme más.

El “malo” que he comentado, tanto aquí como en el remake (aunque ahí son más niños que aquí) no lo es tanto. Le hace putadas a Daniel, se burla de él, pero si ves la película el verdadero cabronazo es su Sensei, su maestro, su entrenador. Conforme avanza el combate se ve claramente que hay dos posiciones enfrentadas entre los dos adultos. Uno, Miyagi, que piensa (sabiamente) que las artes marciales son de defensa y tiene que ser un arte limpio, sin violencia gratuita. Y la del otro equipo, que manda a sus “secuaces” a que revienten a Daniel cueste lo que cueste. Esos momentos, donde los alumnos piensan que no todo vale (a base de miradas y algún que otro consejo a Daniel), son posiblemente los mejores. Aunque a nosotros nos siga encantando la patada de la Grulla.

Fdo: Snake   

Recordando escenas antológicas: Daniel Larusso y su patada de la grulla


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