Costa Rica 2004. España 2014. Panamá 2015. México 2017. Todos estos lugares han sido escenario de algo que me resulta sumamente interesante: ese primer encuentro con gente que no conoces, que la ves por primera vez y que son de diferentes países.Llegamos, nos miramos, nos sonreímos de forma leve o abierta dependiendo de donde se proviene, nadie en principio habla y cuando se hace es con la gran pregunta: ¿De dónde eres?Luego que le oyes dices, sí, claro que viene de Argentina, o de Chile, o de Francia, o de EE. UU. y es que aflora el acento o el “cantaíto” como decimos en Dominicana.Y digo que para mi es interesante porque pasado cierto tiempo, días si acaso, ya se pierde esa vergüenza, ese respeto humano de cuando uno no se conoce, y llega la camaradería, la risa cómplice y la intimidad. Ya nos llamamos por nuestros nombres y hasta nos ponemos apodos, salimos a bailar o a tomar unas cervezas, quedamos para viajar juntos/as, o mejor aún, surge la invitación para visitarnos en nuestros respectivos países y así conocer nuestras tierras y nuestra gente.Esta transición me gusta mucho, ¿qué digo? ¡ME ENCANTA! Porque de no conocernos pasamos a ser una gran familia que se divierte y planea junta. Específicamente de estos viajes y vivencias tengo unas amistades que han desafiado el tiempo, la distancia, los años y hoy por hoy nos hablamos, nos prometemos, y nos vemos cada vez que la vida y Dios nos lo permite.También por esto vale la pena viajar!
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parateahitours.com@Viajera Segura
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