Magazine

Recuerdos de un viaje algo escandaloso a Barcelona

Publicado el 25 abril 2014 por Javier De Lara @FValentis
¿No conoces todavía a Alonso? ¡Pues pincha aquí y empieza a hacerlo! Él sigue necesitando tus consejos.
Recuerdos de un viaje algo escandaloso a BarcelonaAl igual que Alonso, hacía también mucho tiempo que no veía a Álvaro. Influyó que él se marchó el último año de carrera a estudiar fuera y después de eso, se dedicó a viajar, tanto por trabajo como por motivos personales, por lo que fue complicado volver a coincidir con él. Sólo las redes sociales y algunas charlas con otros amigos me permitieron seguirle la pista.  
Álvaro es un chaval bajito y delgado, de ojos vivaces, pelo corto y moreno y con gran parte de la cara cubierta por una densa barba negra como el carbón. Tiene un carácter peculiar, algo obsesivo y paranoico, pero es un buen tipo y es propenso, como Alonso, al desastre espontáneo lo cual lo transforma en un buen compañero de estúpidas aventuras. Estábamos los tres tomando las cervezas de rigor e intercambiando alegres cortesías sobre el pelo que habíamos perdido y los kilos que habíamos ganado. Parecía que no habían pasado los años y la conversación fluía como en los viejos y buenos tiempos. Cuando empecé a comentar el viaje a Barcelona que había realizado en Semana Santa, Alonso se sonrió.

-¿Os acordáis de nuestro viaje a Barcelona, hace ya unos años? -nos dijo, incorporándose- Vaya viaje.-Como para no acordarse -dijo Álvaro- fue un fin de semana, por lo menos, intenso. No recuerdo haber dormido más de una o dos horas. Sin olvidarnos de Catwoman ¿eh? Yo no dije nada, teniendo en cuenta que disponía de información privilegiada que ellos dos no tenían. ¿Era el momento de revelarlo todo? Ya había pasado mucho tiempo y existían pocos secretos entre nosotros tres. Ya se sabe que agua pasada no mueve molino. Suspiré. Seguramente era el momento, ya que no estaba claro cuánto iba a pasar hasta que volviéramos a estar juntos de nuevo. -De hecho -dije yo, carraspeando- Hay una cosa que no sabéis de aquel viaje...El Salón del Cómic, en Barcelona.

El viaje a Barcelona surgió de improvisto. Nos encontrábamos Alonso y yo en nuestro cuartel general en la universidad, la cafetería, jugando una partida a un extraño juego de cartas que nos habíamos comprado el día anterior cuando apareció Álvaro, que nos había citado allí una hora antes para contarnos algo.
-Tengo una propuesta -nos dijo, nada más sentarse- para ganarnos unos euros.
En aquellos tiempos, aquel tipo de propuestas eran muy interesantes, ya que, como buenos estudiantes, siempre andábamos pelados. La paga que nos daban no pasaba de las copas del sábado y el resto de la semana había que hacer malabarismos para darte algún que otro lujo como ir al cine.
-Di -dijo Alonso, mientras lanzaba una carta sobre la mesa, que no se podía lanzar esperando que yo no me diera cuenta.
-¡Mi hermana nos ha buscado curro en el Stand de Planeta en el Salón del Comic! Nos pagan trescientos euros por tres días, viernes, sábado y domingo. También nos pagan el viaje y podemos dormir en el apartamento de mi hermana, que vive allí.
El Salón del Cómic de Barcelona era todo un evento friki y seguramente hubiéramos ido pagando, así que sacar un dinero trabajando allí era más de lo que podíamos desear en aquellos momentos. No nos costó aceptar, a pesar de que quedaban menos de dos días para irnos.
El jueves por la noche llegamos a casa de la hermana de Álvaro sin incidentes. Se trataba de un pequeño apartamento, con un cuarto de baño, salón con cocina americana y una habitación; estaba relativamente cercano a la feria de exposiciones donde se celebraría el evento. Dormiríamos en el salón, aprovechando los dos sofás que había y un colchón inflable. 
Sandra, la hermana de Álvaro, nos recibió con una gran sonrisa. Aunque ya la conocíamos, hacía mucho tiempo que no la veíamos. Era menuda, como su hermano. Tenía unos rasgos agradables, ligeramente aniñados y unos ojos marrones tras el cristal de unas gafas cuadradas, que le daban un aire intelectual bastante apropiado dado su trabajo en Planeta. Iba vestida de forma informal, con unos vaqueros y una sudadera varias tallas más grandes de lo habitual, que le llegaba prácticamente a las rodillas. Su media melea castaña estaba recogida en un moño rápido.
-Hola chicos ¿preparados para trabajar? ¡Mañana empezamos a las ocho! -nos dijo, dándonos dos besos a cada uno- ¡Estáis todos igual!
Sandra tenía un par de años más que nosotros, pero llevaba ya cuatro trabajando en Barcelona. A diferencia de nosotros, había terminado la carrera a curso por año y había conseguido trabajo rápidamente. Era una de las pocas chicas frikis y monas que conocíamos, pero su parentesco con Álvaro hacía imposible cualquier tipo de acercamiento. Y eso sin contar que nosotros le parecíamos unos críos, claro. Aunque ella no trabajaría directamente en el salón, se ofreció a llevarnos al día siguiente por la mañana en coche y presentarnos al encargado.
Recuerdos de un viaje algo escandaloso a BarcelonaNo os contaré mucho del trabajo de los dos primeros días, salvo que fue agotador. Nos levantábamos a las siete para llegar a las ocho al stand y estábamos trabajando, sin descanso, prácticamente hasta las once de la noche, cuando cerrábamos y recogíamos todo. No teníamos apenas más de que tres pequeños descansos para comer. Lo único que realmente nos animaba era ver pasar a las distintas chicas disfrazadas de superheroínas, que visitaban el salón y pasaban por el stand, y las modelos que habían contratado las editoriales y empresas que participaban en el Salón. 
Fue una de esas chicas, amantes del Cosplay, la que de hecho, nos invitó a una fiesta de disfraces la noche del sábado. Nada más verla aparecer por el stand, con sus sugerentes y ajustadas ropajes de Superwoman, nos habíamos abalanzado sobre ella, para ofrecerle la mejor atención al cliente que se pudiera esperar de la editorial Planeta. Debimos o darle mucha pena o caerle bastante bien, porque nos comentó que aquella noche se iba a realizar una fiesta de disfraces con motivo del salón, en una discoteca que habían reservado para la ocasión. Para entrar sólo era necesario estar disfrazado de superhéroes, claro. 
Aunque personalmente odio las fiestas de disfraces, no teníamos otra que acudir, dada tan generosa invitación. El único problema es que no teníamos nada que se pareciera a un disfraz, así que había que conseguirlos en el menor tiempo posible.
-¡Dejadme a mí! -dijo Álvaro- he visto un stand por allí que creo que tiene algo que nos podrá servir. Aprovechando un pequeño descanso, nuestro amigo se fue y apareció con unas sospechosas bolsas verdes en la mano.-Hecho -dijo, enseñándonos el interior de las bolsas: unos paquetes con unas telas de color rojo y bandas blancas, con cinturón y botas también de tela. A juego iban una especie de pasamontañas con una rejilla negra en el lugar donde iban los ojos y un hueco en la boca para poder hablar y respirar, que hacía las veces de casco.-Álvaro, joder, que esto son disfraces de Power Ranger. ¿Qué tipo de superhéroe es un jodido Power Ranger? ¡Y son todos rojos! Y no pueden ser más cutres. Yo esto no me lo pongo ni de coña -dije.
Llegamos a la fiesta algo tarde, dado que tras terminar de ordenar el stand, todavía teníamos que ir a casa de la hermana de Álvaro y cambiarnos. 
Aparecimos en la fiesta como los tres flamantes Power Ranger rojos, esperando encontrarnos un paraíso de mujeres semidesnudas, caracterizadas de algunos de los personajes femeninos que habían marcado nuestra infancia, pero la realidad fue muy distinta. Más del noventa por ciento de la concurrencia eran hombres, la mayoría de ellos víctimas de un salvaje sobrepeso y sudoración excesiva. No había una manera clara de establecer el sexo del diez por ciento restante.
-No nos desanimemos -dijo Alonso, optimista a pesar de todo- busquemos a Superwoman. No podemos dejar a una hija de Kripton sóla en este antro. 
Recuerdos de un viaje algo escandaloso a BarcelonaEn realidad, acabamos buscando cubatas en la barra. Por suerte, no eran demasiado caros, lo que unido al calor reinante en la sala, nos sirvió para empezar a ver a la concurrencia con ojos más amables. Al final no iba a estar tan mal aquella fiesta. No sé en qué momento perdí de vista a mis dos amigos, por lo que me puse a buscarlos. En vez de a ellos, me encontré en mi camino con una jovencita, deliciosamente envuelta en un disfraz de cuero de Catwoman, el cual realzaba con cuidado y eficacia todas sus curvas, especialmente las de un sobresaliente y respingón trasero. 
-Hola -dije, parándome en seco ante ella. Su cara estaba cubierta también por unas máscara cuero que sólo dejaba ver sus ojos y una boca de labios carnosos, pintados de intenso rojo, que contrastaba con el blanco de su piel. -Holaaaaa, Iron Man -me dijo ella, con una media sonrisa tonta, mirándome de arriba a abajo. El hecho de que hubiera confundido mi lamentable disfraz de Power Ranger rojo con uno del famoso héroe de Los Vengadores me animó de todas las maneras posibles. Bueno, eso y que noté, por la manera en la que arrastraba las palabras y en qué se tuvo que apoyar en mí para caerse cuando se dio la vuelta, que estaba borracha como una cuba.  -Antes de nada, no estará Batman por aquí ¿no? -le pregunté, para asegurarme de que tenía vía libre. Ella me miró como si no comprendiera durante unos segundos, hasta que pareció entender lo que quería decir y le dio un ataque de risa.-No, no, estoy solita -dijo con un precioso puchero que me hizo lamentar que mis pantalones fueran de tela.-Eso no lo puedo permitir, Tony Stark no puede dejar que una chica guapa ande sola por una fiesta.-¿Tony Stark? Si vas de Power Ranger... -me contestó ella, volviendo a reírse. Al parecer lo de Iron Man había sido una manera de mofarse de mi atuendo. Pero aquello no me desanimó y decidí cambiar de tema rápidamente.-En cambio, debe ser complicado ponerse un disfraz de cuero -le dije, señalándola.-¡Buf! Me he pasado una hora esta tarde para ponérmelo. Me está muy ajustado...-Y que lo digas...-Y da un calor que no te imaginas. Mira, estoy sudando muchísimo -dijo, bajando parte de la cremallera que le subía hasta el cuello y mostrándome el nacimiento de sus pechos, perlado de gotitas de sudor.-Preciosos -admití yo, que me había despejado al instante ante esa visión.
El resto es historia. Tras algunas frases de las que no me acuerdo demasiado, no tuve otra que lanzarme y buscarle con mucho interés la campanilla. Estando en esas, en un descanso para tomar aire creí distinguir en la distancia el color rojo de uno de los disfraces de Power Ranger. En efecto, era Álvaro que se había quitado la máscara. También había encontrado a Superwoman y estaba hablando con ella, prácticamente al otro lado de la sala, repleta de encapuchados.
-Oye, espera, no te muevas de aquí -le dije a Catwoman, que me miró alelada, como si no supiera quién era o de qué le estaba hablando- ahora vuelvo.
Fui en búsqueda de Álvaro, para contarle mi afortunado encuentro. Cuando llegué vi que mantenía una conversación cordial con Superwoman, que no parecía ir más allá de eso. -¡Hola! -les dije a ambos. Al contrario que Catwoman, la mujer de acero parecía también tener un temple de hierro, porque estaba completamente serena, a pesar de tener un cubata en la mano.-¿Has visto a Alonso? Aquí mi superheroica amiga me ha preguntado por él... -me dijo Álvaro.-No, no lo he visto. Pero no te vas a creer lo que me ha pasado. Vaya éxito.
Me puse a contarles a los dos mi encuentro con la heroica gatita, suavizando las palabras y obviando algunos detalles, para que la chica que estaba con nosotros no pensara que era un cerdo aprovechado. -Voy a ver si le digo que se venga -les dije, viendo que Álvaro no se creía demasiado la precisa descripción que había realizado de la chica y de sus numerosas virtudes.
Me acerqué al lugar donde había dejado a Catwoman, temiendo que con el tiempo que había pasado, hubiera decidido marcharse. Por suerte para mí, no fue así, ya que seguía allí, medio apoyada en la pared.-Chico, no paras de ir y venir -me recriminó con tono meloso, clavándome una uña en el pecho- a ver si te estás quieto ya, que parece que no quieras quedarte aquí conmigo.
Me extrañó que me dijera aquello, dado que sólo me había ido una vez y había tardado algo más de diez minutos en volver, pero tampoco le di muchas vueltas al tema ya que tenía cosas más importantes en las que pensar que en la coherencia de su discurso. -Oye, ¿te vienes un momento conmigo que tengo que hablar con mis amigos para ver qué hacemos? -le dije, tras haber librado un intenso duelo de esgrima con lengua con ella durante algunos agradables minutos.
La cogí de la mano y la llevé hasta el lugar donde me había encontrado con Álvaro, que ya no estaba con Superwoman, que se debía haber marchado. A cambio, se había encontrado con Alonso (o al menos con otro Power Ranger rojo), que le estaba contando algo de forma muy vehemente.
-¡Hola! -dije, abriéndome paso entre la gente para situarme a su lado.-Joder ¡es ella! -dijo Alonso, señalando a Catwoman con asombro.-No jodas que los dos os habéis... -dijo Álvaro, mirándonos con extrañeza, para después poner una cara indefinible y estallar en una risa sin control.-¿Qué ocurre? -pregunté, mientras una sospecha empezaba a asomar en mi cabeza.-Sois dos -dijo Catwoman, mirándonos a Alonso y a mí, con voz atontada-. Oh -dijo de nuevo, mirando a Álvaro a la cara, como si acabara de darse cuenta de su presencia- Oh, mierda, mierda, mierda.-¿Qué coño...? -volví a preguntar, sin querer aceptar lo que había pasado.-Perdonad, me tengo que ir -dijo Catwoman, dándose la vuelta y marchándose a toda prisa. No intenté detenerla, ya que yo mismo no podía parar de reír una vez me había dado cuenta de lo que había pasado.
-Joder macho, ya decía yo -dijo Alonso, todavía confundido, aunque riéndose- he pasado antes frente a ella, mientras buscaba el cuarto de baño y me ha saludado. También me ha dicho que había llegado muy pronto y ha empezado a morrearse conmigo de repente. Y yo claro, tampoco iba a llevarle la contraria a alguien tan encantador. Pero como me estaba meando vivo, a los dos minutos le he dicho que esperara, que tenía que ir al cuarto de baño y entonces es cuando me he encontrado con Álvaro y le he empezado a contar qué me había pasado.-Esto es como si os hubierais besado los dos ¿no? -dijo Álvaro, que no podía parar de reírse- saliva habéis compartido fijo.-Vete a la mierda -le dije, con una sonrisa- esto es por lo que no me gustan las fiestas de disfraces...
A pesar de que busqué a Catwoman durante un rato no la encontré. Debió marcharse cuando se dio cuenta que se había liado con dos personas distintas sin darse cuenta. Esas son las cosas que te hacen plantearte que tal vez te has pasado con el alcohol, desde luego. La fiesta se fue acabando y nos fuimos a dormir ya que al día siguiente también había que trabajar. 
Recuerdos de un viaje algo escandaloso a BarcelonaNada más llegar, mis dos amigos se derrumbaron como troncos, disfrazados todavía, sobre el sofá y se durmieron inmediatamente. Yo en cambio fui al aseo. Me empecé a lavar los dientes para quitarme el extraño sabor de boca que me había quedado tras aquella aventura nocturna, deseando llegar a mi colchón lo antes posible. Entonces vi algo, reflejado en el espejo, que me hizo darme la vuelta. En una esquina del cuarto de baño había un carrito con una bolsa que debía utilizar la hermana de Álvaro para guardar la ropa sucia. De uno de sus bordes colgaba una manga de un vestido negro. Me asomé a la bolsa y allí estaba el disfraz de cuero negro de Catwoman. -Jo-der. -dije, decidiendo ocultar el disfraz bajo el resto de la ropa para que nadie pudiera verlo.
***
¿Quieres saber como continúa la historia? Pues pincha aquí.

Volver a la Portada de Logo Paperblog