En estos días he recuperado la máquina de coser, un recurso que abandoné hace más de diez años. La culpa en parte es de unas telas antiguas que encontré hace poco y que me sugirieron la idea de coser historias pasadas con otras actuales.
A veces, durante unos segundos, tengo la sensación de que un recuerdo de algo ocurrido hace muchos años en realidad no tuvo lugar sino que lo soñé o sencillamente me habría gustado que pasase.
La pintura me parece un lugar ideal para coser recuerdos. Ya sean vividos, soñados, deseados...