La semana pasada me ocurrió algo que quiero compartir con vosotros. Los que seguís a través de Facebook ya sabéis que hace cosa de un mes me regalaron un Ipad2. Bueno pues la semana pasada, al igual que ya había ocurrido en otras ocasiones, lo puse a cargar. Cual no sería mi sorpresa cuando al conectarlo a la corriente en la parte superior derecha apareció una sentencia que decía: " este dispositivo no se está cargando". Lo desenchufe para ver si era una cuestión del enchufe y lo puse en otro. Igual, la sentencia era clara, no se estaba cargando. Mire el cable por si le pasaba algo y lo volví a conectar, pero nada. Empecé a impacientarme ya que al parecer los IPad nunca se estropean, no iba a ser yo la excepción. Mi cabeza empezó a pensar en que tendría que llevarlo al establecimiento donde lo había comprado, busque en internet por si a alguien le había pasado lo mismo, y cada vez me iba poniendo más enfadada y nerviosa. Estaba entrando en bucle, sensación que ya conozco. ;) Y cuando ya estaba empezando a impacientarme algo me paro y recordé lo que siempre digo a los demás, que no tenemos que hacerlo todo solos: NO ESTAMOS SOLOS. Así que me rendí y pedí "inspiración". Rendirse no es más que asumir que yo no tenía ni idea de cómo se solucionaba ese problema y con mi enfado no estaba contribuyendo precisamente a la solución. Y al rendirme solté el enfado confiando en que una parte de mi sabía cuál era la solución y me la haría llegar de manera perfecta. Me fui a preparar la cena y cuando volví al salón, no me preguntéis porque, fui a abrir el cajón donde guardo los cargadores de todos los aparatos que tengo. Y, ¡veo el cargador del IPad en ese cajón! ¿Entonces, con que estaba cargando el IPad?
¡Eureka! El cargador que estaba utilizando era el del IPod (ser una adicta a Apple es lo que tiene). ¡No me extraña que el dispositivo no se estuviera cargando! El problema no estaba en la corriente, ni en el aparato, sino en el cargador. Estaba utilizando un cargador de poca potencia por lo que la velocidad era lentísima. Cuando intentas solucionar un problema, cuando te propones hacer algo, ¿Con que "cargador" te conectas? Si te conectas con tu "yo pequeño", la vida será dura, las cosas irán lentas, te enfadarás, y puede que abandones o tomes decisiones y acciones desesperadas. Nuestro "yo pequeño" vive y piensa a través de nuestras memorias emocionales y nuestras programaciones mentales. Es la parte miedosa de nosotros que vive atemorizada recordando el pasado o anhelando el futuro. No suele haber mucho sentido de propósito en nuestras vidas cuando estamos conectados a este “yo pequeño” que vive repitiendo una cinta dándonos la sensación de que vivimos en el "día de la marmota". Pero no somos ese “yo pequeño”. Todos tenemos un “Yo Grande”, esa parte que algunos llaman Espíritu que siempre tiene una perspectiva más elevada de cualquier situación. Es la parte de nosotros que está conectada con el TODO. Cuando estamos conectados a nuestro “Yo Grande”, nuestra mente es una con la de Dios y tenemos acceso a toda la sabiduría del universo.
Así como conectamos un ordenador a una fuente eléctrica que le da el poder que necesita para funcionar, nosotros necesitamos conectar con nuestra Divinidad con regularidad para que nuestro corazón permanezca completamente cargado.
Tenía esta entrada escrita desde hace una semana pero sentía que me faltaba algo así que la dejé a la espera. Hoy leyendo un libro me acordé de la película "Mi vida en ruinas" y me puse a verla de nuevo. Para los que no la hayan visto la película transcurre en Grecia y narra las peripecias de una guía turística cuya vida es un desastre. Se siente frustrada e infeliz trabajando en algo que no le gusta rodeada de personas que no le satisfacen. En un momento de la película sus amigos le dicen que ha perdido su "kefi" que en griego significa "chispa", su "alegría de vivir". Ha perdido la conexión con su Espíritu.
Se que recordar esta película ha sido un guiño de mi Espíritu para hacerme saber que voy por el buen camino al confiar en mi "Yo Grande". Es el mayor y más duradero poder que tenemos en nuestras vidas. No podemos controlar el mundo exterior, pero con el poder del Espíritu, podemos crear un sentido de propósito interno que nos provea de satisfacción y paz, independientemente de lo que esté sucediendo a nuestro alrededor.
De todo corazón espero y deseo que todos encontremos nuestro "kefi" y recuperemos la conexión con nuestra Fuente. Es la única respuesta a nuestros ruegos y la solución a todos nuestros desafíos.
"La pura lógica es la ruina del Espíritu" Antoine de Saint Exupery
Como dice Katy Perry solo tienes que encender tu luz y dejar que brille...