Cada día me sorprende más cómo se fué desdibujando el concepto de privacidad y de vida privada en los últimos años: desde que Facebook se hizo tan masivo y las nuevas generaciones lo tienen como un recurso “natural” para su sociabilización, la exposición voluntaria sobre la vida privada va en aumento. Contrariamente a lo que antes se preservaba o quedaba “en familia” o en un grupo reducido, hoy es de público conocimiento.
Y me lleva a reflexionar: ¿qué necesidad tenemos de convertir lo privado en público ¿Ya no alcanza con contar lo privado que ahora, sin ningún pudor, se expone también lo íntimo?

Hace unos días leía como un contacto al que no conozco personalmente iba relatando en su muro cómo iba dilatando. ¡Si! En pleno trabajo de parto, a través de su BlackBerry, hacía partícipe a sus 450 contactos los detalles de su próximo alumbramiento.
¿Esto no es algo íntimo? ¿Hay necesidad de que todo el mundo se entere? Y ojo que yo comparto (en grupos cerrados) cosas de mi vida familiar, pero claro, son grupos de mujeres en las que confío, una tribu virtual, y en el marco de un grupo cerrado al cual sólo se accede por invitación de la creadora. También comparto vivencias (ya no íntimas) en grupos cerrados con más personas. En esos si comparto cosas privadas. Pero con cautela.
Lo que no me cierra es esa necesidad que tienen muchas personas de desnudar sus vidas, sus relaciones, a ojos de desconocidos. Allá afuera, del otro lado, no toda la gente es buena ni tiene las mejores intenciones… entonces. ¿porqué permitimos que cualquiera conozca nuestra intimidad? ¿Porqué permitimos que nuestros niños usen redes sociales sin medir las consecuencias y los riesgos que esto implica? ¿A quién le puede interesar si estás de 4 cm de dilatación o de 7 cm ? Se ve que a muchas personas.
Lo privado y lo público: criterios diferentes dentro de una misma familia
Así como lo que es privado y lo que es público depende de cada persona, cada familia tiene su propio criterio acerca de qué permitir y qué no: hay familias que tienen límites más permeables que otras, y esto no es más o menos positivo o ético, sino particular de cada grupo familiar.
Como regla general, frente a las diferencias de criterios con los hijos, lo importante no es prohibir el contenido de lo que se sube sino que es importante que los padres comprendan las diferencias culturales y por lo tanto la importancia que para el adolescente tiene “pertenecer” a esta cultura de la “imagen” y ser “popular”.
Pero hay que ayudar a los chicos a comprender que “pertenecer” no necesariamente tiene que implicar correr riesgos que los lleven a situaciones de inseguridad física, emocional y/o social.
También hay que tener en cuenta que existen diferencias generacionales entre lo que los padres consideran de la esfera privada y lo que los hijos ven como tal: la primera diferencia es que los adolescentes actuales han nacido en un mundo cibernético y los adultos, no. Y por otro lado las redes sociales han surgido desde los jóvenes y para ellos, respondiendo a criterios que son característicos de esta cultura digital (la inmediatez, la abreviatura de palabras, los encuentros virtuales, la información personal para todo público pero con escasa intimidad, etc.).
Los adultos llegan tarde y mal a las redes sociales, copian modelos que no comprenden totalmente y, al no comprender los códigos, tienen criterios sobre lo que es público y lo que es privado que responden a otra cultura.
Al hablar con los chicos sobre lo que es público y lo que es privado, hay que tomar conciencia de que el más vulnerable a las presiones sociales es el adolescente y que por eso hay que plantear con claridad cuáles son los valores de la familia y la forma de preservarlos. Así, con diálogo y sin prohibiciones, es posible lograr los resultados que cada familia se proponga.
En el caso de que no se respeten los acuerdos, hay que replantearse si éstos fueron realmente “acuerdos” con el consentimiento y el compromiso verbal y emocional de ambas partes. Es muy difícil que cuando este consentimiento se logra se traspasen los límites.
También puede ocurrir que se hayan traspasado ocasionalmente para lo cual es importante volver a hablar e interiorizarse de lo que en esta particular situación ha ocurrido. Finalmente, hay que entender que ser padre no es imponer la autoridad sino asumir un liderazgo y, por lo tanto, convencer, dialogar, disuadir, proteger y volver a dialogar.
Preservemos la privacidad, lo íntimo es nuestro, de los nuestros, no de todo el mundo. ¡Cuidémonos! ¿Realmente necesitamos exponernos y exponer a los nuestros para sentirnos cool y aceptados?
La posibilidad de que la gente pueda tener al alcance una herramienta de comunicación abierta, es el aspecto más positivo de las redes sociales. Gracias a las redes sociales una buena parte de la sociedad que accede a Internet ha logrado comunicarse de una manera directa con sus pares y al mismo tiempo obtener una reacción de otros, en lo que se conoce como interactividad. Ha logrado acercar a gente y a la vez encontrar a otros.
Entre los aspectos negativos se encuentran, si no se sabe medir, el distanciamiento que se puede tener con las personas que están alrededor. El abuso de esta herramienta para actividades comunes y diarias con los conocidos, reemplazando el contacto directo, es un aspecto que puede ser considerado negativo.
Desde el punto de vista de la transmisión de información, sobre todo la periodística, está en la irresponsabilidad que existe en ciertos niveles a la hora de compartir una información. No existe comprobación real de muchos hechos y eso puede generar que una noticia falsa se extienda de una manera acelerada.
La irresponsabilidad en el uso de estas herramientas, es el principal aspecto negativo.
