Hace unos meses os dábamos algunos consejos para reducir el dolor de las inyecciones de las vacunas que se administran a los bebés, consejos sencillos que dependiendo del bebé, funcionan en mayor o menor medida, reduciendo el dolor y la intensidad del llanto. Hoy retomamos el tema pero con la finalidad de reducir el miedo a las vacunas en niños de preescolar.
Muchos niños tienen miedo cuando acuden al pediatra para vacunarse, perciben las inyecciones como algo negativo, maximizando la ansiedad y el dolor. Los expertos explican que los padres juegan un papel muy importante sobre cómo perciben las vacunas los niños y que hay formas de administrarlas con menos dificultad, uno de los principales consejos es explicarles, en un lenguaje adaptado a su comprensión, cómo contribuyen a proteger su salud. Para ello deben comprender que la vacuna no es un castigo y no se debe percibir como algo negativo, la conversación sobre las vacunas debe ser siempre positiva y centrarse en los beneficios que brinda.
Algunos padres se ponen tan nerviosos como sus hijos a la hora de que les administren las vacunas a los pequeños, y esta actitud no resulta nada beneficiosa, ya que los niños lo perciben y se hacen partícipes de ese miedo y estado de ansiedad. Con los niños de preescolar una buena táctica es regalarles un kit médico de juguete con el que puedan fingir que están vacunando a sus padres, a un muñeco, etc., es un modo de que perciban que la vacunación es algo positivo y necesario.
Por otro lado, cuando llega el momento real de poner la vacuna, se puede solicitar al especialista médico que utilice un aerosol o crema calmante con el que se reduce el dolor causado por la aguja de la jeringuilla, también resulta efectivo llevar algunos juguetes que les puedan distraer mientras se les pone la vacuna, escuchar música, jugar a un juego digital del smartphone o el tablet, e incluso mandar un mensaje de texto en el caso de niños más mayores, todo aquello que sirva para desviar la atención resultará útil para minimizar la ansiedad y el temor.
Los expertos explican que si un niño cree que algo que puede ayudar a reducir el dolor hay que permitírselo, ya que aunque en realidad no parezca servir de nada, puede tener un efecto placebo, la convicción de que funcionará es fuerte. No importa mucho lo que se use para que los niños se sientan más cómodos, pero siempre teniendo presente que deben saber que algo de dolor pueden sentir. Por último, tras la vacunación se recomienda alabar a los niños diciéndoles que han sido valientes, hacerles un pequeño regalo que les haga creer que la experiencia ha valido la pena ya que han recibido una recompensa (hablan de regalos simples, como por ejemplo unas calcomanías).
En definitiva, transmitir una actitud positiva sobre las vacunas y tener a mano juegos o actividades que permitan evadir la mente y distraer al niño mientras se le administra, pueden ayudar a que la experiencia sea más satisfactoria reduciendo el miedo y la ansiedad. Sobre este tema, os recomendamos leer este artículo publicado en la Universidad de Columbia.
Foto | PAHO/WHO
Enlace permanente:
Reducir el miedo a las vacunas en niños de preescolar