Revista Cultura y Ocio

Referéndum independentista o plebiscito franquista

Publicado el 07 junio 2013 por Joaquim
Referéndum independentista o plebiscito franquista En los últimos días las tertulias "soberanistas" de las TDT catalanas echan humo. Y es que los tertulianos han detectado un incipiente movimiento de rechazo a sus tesis independentistas, e incluso a la propia celebración de un plebiscito bajo la apariencia de referéndum.  Ocurre que en la típica manipulación del lenguaje político consustancial al nacionalismo, el referéndum no es otra cosa que un simple instrumento mediante el cual afirmar "la voluntad de los catalanes" en el sentido del independentismo. Cualquier otro posible significado es descartado de plano, y quien lo sostiene acusado de ser un españolista emboscado y por tanto un traidor a la Patria. No crean que exagero. Hace unos días la Federación de Hospitalet del PSC repartió octavillas abogando por el No en ese posible referéndum sobre la independencia de Catalunya. Que se sepa, en todo referéndum caben tres posibles opciones: Sí, No o voto en blanco, todas igualmente legítimas. Bien, pues los tertulianos de guardia se han apresurado a crucificar a la organización desafecta, extendiendo sus conclusiones a todo el partido en el que se integra. El No será más o menos tolerado, pero quien lo propugne va a quedar marcado ante la "comunidad nacional". Cabe también la abstención activa, política, por parte de quien descree de la consulta, o pasiva, que es la opción de quien se desentiende de todo y vive en Babia, donde como es sabido se celebra un continuo partido de fútbol de la Liga de las Estrellas. De estos, los primeros son los peores, porque cuestionan todo el invento; los segundos, por el contrario, son promovidos desde el poder. En resumen, cuando se da por descontado que solo hay una opción legítima de voto es que el país va de culo y cuesta abajo, y que una vez llegados al final de la pendiente nos aguardan los herederos de un señor con bigotito recortado que no es exactamente José María Aznar, ustedes ya me entienden, Catalunya se desliza por la pendiente inmersa ya en esa fase coactiva, en la que la discrepancia de la supuesta voluntad colectiva le convierte a uno en sospechoso. Decir en público que el "derecho a decidir" no es más que un concepto hueco y vacío de contenido real, metalenguaje puro al servicio de un invento sostenido sobre argumentaciones que remiten a instancias ideológicas superestructurales, y sobre todo negarse a participar en la mascarada rechazando el votar en la presunta "consulta", le empieza a convertir a uno en un "enemigo del pueblo" al servicio de intereses foráneos, localizados básicamente en "Madrid". Como pueden ver, la cosa se está calentando. Una encuesta publicada hoy por El Periódico de Catalunya sostiene que de celebrarse ahora elecciones en este país, ERC sobrepasaría a CiU y el PSC y PP seguirían en caída libre, mientras crecen y se afianzan opciones radicales por la derecha y la presunta izquierda, el nacionalismo español y el nacionalismo catalán; bien, ellos se lo han buscado (los políticos) y también nosotros tenemos nuestra parte de culpa (los ciudadanos). De todos modos la portada del diario barcelonés no pronostica la abstención, cuyo crecimiento exponencial es el factor clave que explica esos movimientos: las clases trabajadoras y populares no se reconocen en este juego y se quedan en casa (algunos empiezan a movilizarse por los asuntos que realmente interesan, como los dos mil y pico niños desnutridos que se acaba de constatar existen en Barcelona).   Muchos catalanes empezamos a vernos atrapados en un juego peligroso, en el que desde "Madrid" se nos insulta por el mero hecho de ser catalanes y desde Catalunya se nos empieza a señalar como contrarios al "proyecto nacional", del que descreemos tanto como de su gemelo español. La balcanización social de Catalunya avanza a pasos agigantados gracias a unos y otros, aunque en medio todavía quedemos muchos que seguimos sin querer entrar al capote de estos toreros de vía estrecha, que con sus pases y desplantes pretenden evitar que nos centremos en los problemas reales de Catalunya y España. Pero los problemes reales son hechos y como tales, tozudos por naturaleza, y por tanto siguen ahí a pesar de todas las rojigualdas con aguilucho o corona y las cuatribarradas estelades o no. Los plebiscitos tienen siempre un aroma fascista que arrebata. Recuerden los de los años treinta en Europa, y los que organizaba en España el camarada Fraga Iribarne para el general Franco en los cincuenta y sesenta. El referéndum independentista de Catalunya, en caso de llegar a realizarse, será un plebiscito a la vieja usanza franquista: los votantes del No serán escarnecidos en público, y quienes rechacen participar en el circo, perseguidos y aislados. Al tiempo. 

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