* Posmodernism. Style and subversion 1970-1990
Victoria and Albert Museum, Londres
12 Libras. Hasta el 15 de enero de 2012
Durante la mañana había nevado y no subió de cuatro grados en todo el día. Había una huelga de conductores en la línea Hammersmith y llegamos algo tarde. El último cuarto de la exposición lo vimos casi corriendo, como en la película de Godard, y quizá por eso nos saltamos la referencia a New Order que echamos de menos al salir. Every time i see you falling.
En el posmodernismo dicen que cabe el arte, la literatura, la filosofía y Tele5. La exposición en el Victoria & Albert Museum se centra en la vertiente estética y posmaterialista de las últimas décadas. Explora los orígenes y su significado a través del diseño, aplicado sobre todo a la arquitectura, pero también a la moda, las artes gráficas y la artesanía (cerámica), y de la influencia que tuvieron en la cultura popular, sobre todo en el cine y la música. Sin apenas disquisiciones filosóficas.
La definición, se sabe, es complicada y problemática. Y controvertida. Dicen que fue una nueva ventana en un nuevo mundo, la que surgió cuando el modernismo, la tendencia que prevaleció en la cultura visual americana y europea durante buena parte del siglo XX, murió. Han decidido utilizar un marco temporal, de 1970 a 1990. Veinte años en los que los ideales representados por la ortodoxia racionalista de los objetos de la Bauhaus, de los edificios en estilo internacional, de la ropa simple y funcional y de las tipografías claras fueron derrotadas por nuevas tendencias expresivas y una nueva permisividad más o menos tolerada. Surgió en ámbitos de estatus y dinero que, contradictoriamente, estaban ahí para desmantelarlo. Abrió un terreno incierto, ambiguo, teatral, teórico, lúdico, lujoso, ruinoso y luminoso. Un poco desolador, un poco desinteresado. Un reflejo en un espejo roto.
Las salas de la exposición, intencionadamente, apenas están iluminadas, como los clubs malditos ochenteros. Como el Roxy. Y como el Rus, bromeó el otro. Nos acordamos del Bar de los Ron. El atrezzo con columnas clásicas de cinco metros en las primeras salas parecía excesivo. Entre los más de doscientos cincuenta objetos que vimos, éstos son diez que me llevé en la cabeza. Las mayúsculas son etiquetas de Jane Pavitt, una de las comisarias, para entender el collage posmodernista. O como se diga.
ZIGURATS (Y GASOLINERAS)
1. Alexandro Mendini, Destrucción de la silla Lassú. 1974
Objeto proyectado, creado y destruido en 1974 por Alexandro Mandini, que además por entonces era editor de la legendaria revista de diseño y arquitectura Casabella, y una de las personalidades del Diseño Radical italiano. Mandini toma una silla diseñada por él mismo, de formas muy puras, la coloca sobre unos escalones a modo de trono, de escala precolombina, la baña de gasolina, le prende fuego y toma unas cuantas fotografías del proceso. Como una proclamación, una de ellas es portada de la revista. Un evangelista diría que de lo que ardió renacerá algo nuevo de sus cenizas.
APRENDIENDO DE LAS VEGAS
2. Denis Scott Brown y Robert Venturi en el desierto de Las Vegas. 1966
Ambos eran arquitectos, estaban casados y eran los socios principales de una firma que hoy tiene su base en Filadelfia. Y antes habían sido profesores en Yale, y solían llevar a sus alumnos a Las Vegas, capital del juego y de la resaca capitalista. Querían mostrarles otra arquitectura diferente al modernismo de acero y cristal vigente entonces. "Deslumbrados por el sol del desierto y sus signos, los dos amábamos y odiábamos lo que veíamos, sentimos como se despellejaba nuestra piel estética". En 1967, con sus alumnos, escriben Learning from las ahora Vegas, eun alegato en favor del poder comunicativo de la arquitectura. Sabían que las Vegas, y la América de autopistas y malls, resultaban abrumadoras, pero también que era lo que la gente necesitaba aquí y ahora, sin problemas de conciencia. Ese mismo año Bruno Zevi (Saber ver la arquitectura) había escrito que "el que decide abandonar el movimiento moderno puede escoger entre Versailles y Las Vegas". El clasicismo de altos vuelos y la cultura popular puede que no se dieran la mano, pero tuvieron una cita.
PRESENCIA DEL PASADO
3. Charles Moore, Modelo de Piazza Italia, Nueva Orleans 1976-79
En los años 60 y 70 se experimentó, ironizó, bastante con estilos arquitectónicos del pasado (clásico), lo que algunos llaman historicismo. Una tendencia criticada con hostilidad, los pastiches, pero que después de todo, y mejor o peor, es una respuesta estilística plural y desprejuiciada al monolotisimo ortodoxo modernista. Este espacio de Charles Moore, clave de la arquitectura posmodernista, es monumental, excéntrico, grave pero simpático. Pretendía ser un un homenaje de la comunidad italiana local de Nueva Orleans a la ciudad, un espacio abierto compuesto principalmente de neones que se encendían durante la noche y ornamentos clásicos fragmentados, con una fuente central sobre un mapa de Italia que remata el conjunto. Además de los tres ordenes clásicos, Moore inventó para esta ocasión un nuevo orden que llamo Deli Order, ele ahí. Se restauró en 2004 y sobrevivio al Katrina.
Otro ejemplo similar y formidable del que se pueden ver algunos planos es Le espaces d´Abraxes, en Marne-la-Vallée (1972-82) de Ricardo Boffil, donde tres años más tarde Terry Gilliam rodó Brazil.
COLLAGE
4. Nils-Ole Lund, El futuro de la arquitectura, 1979.
No fue el posmodernismo un movimiento compacto, mas bien un lugar de convergencia entre profesionales con ideas o métodos afines, uno de ellos tan particular y sencillo como lo es cortar y pegar. El collage postmodernista no trata de unificar o sintetizar en un todo las partes, como hacían los modernistas, pretende abarcar y plasmar sin más discurso la diversidad del mundo. Lund hizo unos cuantos collages enseñando paisajes de edificios del final del modernismo en ruinas, decaidos y devorados (reclamados) por la naturaleza.
APOCALYPSE THEN
5. Ridley Scott. Blade Runner, 1982
Tan fascinantes como las ruinas romanas son las que deja el paisaje postindustrial. Del obejto modernista surgía la utopía y el progreso, del postmodernista la distopía y la imperfección (punk). Este desastre material es parte fundamental de la estética apocalíptica urbana. El que mejor lo mostró fue Ridley Scott en Blade Runner (1982). La estética es una mezcla del estilo futurista y del de los años 40(la película es del 82, es decir, cuarenta años antes y cuarenta después). En Los Ángeles, en 2019, nos dicen que nuestra identidad es un producto artificial surgido de la publicidad que vemos, de la ciudad en la que vivimos, de la televisión que vemos.
NEW WAVE
6. Grupo Memphis, Portada de la revista Domus, años 80.
Es a principios de los 80 cuando el posmodernismo pasa de la marginalidad a dominar el diseño durante toda la década. Nuevos efectos multiculor, teatralidad acusada, dinero sin complejos y subversión desganada se muestran sobre todo a través de la música (videoclips) y revistas. Destacan los diseñadores italianos, y en especial dos estudios, Alquimia, y sobre todo más tarde en Milán Memphis, una pandilla de enfants terribles liderado por Etore Sotsass Jr, Dieron la vuelta al mundo, en una época en la que las cosas no daban la vuelta al mundo tan facilmente, a través de la revistas Domus. Una etapa corta e intensa, la imágen lo era (casi) todo.
LA POSE
7. Cultur Club, Karma Chameleon, 1983.
Fue una época de bailarines, coreógrafos, directores de arte, estrellas pop, drag queens, fiesteros y clubs. Tomaron drogas, escucharon música y miraron las estrellas. Había en todos ellos un lenguaje de pastiche, de estilos destruidos y reconstruidos por ellos mismos, y alardeaban de la apariencia sintética y artificial que le proporicionaban. Algunos de ellos toman todos estos elementos del ámbito del diseño y del arte y lo lleva a los escenarios públicos, casi siempre con bandas sonoras más o menos optimistas. Ve tú que ahora Boy George.
LAURIE ANDERSON
8. Laurie Anderson le explica a su clon los secretos de la coreografía.
La vertiente feminista. En sus performance mezcló la guerra de sexos, la política americana, el lenguaje, la cultura occidental, y todo eso y más, a través de la poesía, el dibujo, la danza y la música (minimalista). Una parte de su discurso elevó a la condición de teoría general aspectos de la cultura posmodernista. Pocas muejres han participado en el debate posmodernista, y hay quien dice que es un invento masculino para exluirlas. Dice Habermas en La Posmodernidad que fueron las mujeres las que rechazaron la vieja oposición entre teoría y práctica propia de estos años, la interneción crítica suponía una injerencia política
EL DINERO
9. Andy Warhol, Símbolo del dólar, 1981.
A principios de los 80 Warhol empieza con sus serigrafías. Una de las primeras, fue este símbolo del dólar, gigante. Reconocía así el valor en el mercado de su propia obra, con ironía o sin ella. Fue una década de auge económico y surgió una subcultura artística obsesionada con el dinero y el estatus, pero que moriría bajo su propio peso. En la exposición dice Frederic Jameson, un crítico que se había tomado en serio la superfialidad de Warhol, que aquel encuentro entre arte y dinero fue fatal, "debieron ser declaraciones políticas potentes, pero no fue así, y no se por qué aún."
Si es verdad que hubo una parte crítica, especialmente en la Inglaterra de Teatcher. Por aquella época se produjeron una serie de pelotazos en Londres con la reconversió de los muelles, y varios artistas, sobre todo Peter Dunn y Loraine Lesson, criticaron aquellas acciones desde la ola posmoderna.
PROTECT ME FROM WHAT I WANT
10. Jenny Holzer, Protect me from what i want, 1985.
En 1985 la artista de Nueva York Jenny Holzer alquiló un espacio en Times Square que normalmente debía usarse para uso comercial. Lo iluminó con seis palabras "Protect me from what i want", que suena a temazo de Placebo también. Ella dijo que era lo que parecía, es decir, una advertencia. La valla está cara a cara con otros carteles asociados a un lujo- posmoderno- más cercano. Las temibles, o no, causas y efectos de nuestros deseos.