Tal y como podéis apreciar en el título, esta entrada va destinada a hacer una reflexión sobre ese momento que muchos de nosotros habremos pasado: “¡el bajón lector!” Por lo general suele durar poco, aunque algunas veces se alarga más de la cuenta y pueden pasar días, semanas o, incluso, meses. Esa sensación de que no te apetece leer nada, ese momento en que estás leyendo y es como si no lo hicieses, ese instante de no saber qué hacer y por qué te ocurre eso.
Generalmente, y todos llegaremos a la misma conclusión, se debe a esas lecturas que no nos llegan, que nos aburren, que pasan por nuestras manos como si fuesen aire solo para dejarnos la sensación de que las hemos leído y no nos han aportado nada nuevo. Otras veces será por ese instante en tu vida en que tienes otras cosas en la cabeza, estudios, trabajo, familia, una vida social fuera de la literatura, del mundo blogueril y de las redes sociales. Es como si el hecho de considerarse lector implique tener que estar leyendo día y noche, cuando resulta ser todo lo contrario. Un buen lector es aquel que disfruta leyendo, ya sea esporádicamente o cuando le apetezca, pero siempre y cuando no lo haga por obligación sino por deseo.
En estos momentos y gracias a Internet, además de conocer a muchísimas personas que comparten uno de tus hobbies, la lectura está pasando de ser individual a convertirse en colectiva; donde todos podemos ver y hacernos una idea de la opinión que tienen los demás sobre un libro en concreto y opinar sobre él, todo ello desde la perspectiva de cada uno. Sin embargo, hay personas que se pasan de listas y en vez de criticar y dar su opinión sobre un tema en concreto ultrajan a aquella que ha perdido su tiempo y dedicación en hacer eso mismo por lo que están ofendiéndola. Esto último también se convierte en un aliciente para que se te quiten las ganas de seguir con lo que tanto trabajo te ha costado y, por ende, seguir compartiendo tu opinión con los demás.
Con esto quiero llegar a la conclusión de que en ocasiones les damos demasiada importancia a las lecturas, cuando se trata en realidad (o por lo menos en mi caso) de un disfrute, un hobby, una afición que se hace porque se quiere, no por obligación. Nos olvidamos de que lo importante es disfrutar leyendo y poder compartir con los demás tu opinión, ya sea mala o buena, pero siempre con respeto y objetividad.
Hoy me sentía inspirada y quería compartir con vosotros un trocito de mis pensamientos.