Artículo publicado originalmente en Filosofía en la Red. Puedes leer un artículo nuevo cada martes a las doce de la mañana [México; diecinueve horas España]
Sábado para amanecer domingo. Noche en casa con un plan de dormir desde temprano hasta lo más tarde que me permita mi cuerpo del día siguiente. ¿Suena hermoso?, ¿no?
Ahora, agregémosle que todo se viene abajo porque uno de mis vecinos decide estrenar su bocina llegada desde China que compró porque según leyó que contaba -¡vaya que si no!- con un sonido potente. Y para colmo la prueba desde las veintidos horas hasta las diez de la mañana... resumen: una noche completamente en vela por culpa de terceros.
Mi primera reacción fue, a eso de las tres de la mañana, salir a mentarle la madre... pero me detuve. Respiro profundamente para dar una oportunidad a su prudencia pero no, la fiesta sigue y sigue... hasta que apaga la bocina a las diez a.m. del domingo.
Ya medio zombie por el desvelo mi mente comienza a imaginar posibles escenarios; uno de ellos fue pegar la bocina a la pared contigua [ que da a su casa] a todo volumen para cuando presumiblemente él intentara dormir no dejarlo pero luego de un rato de pensarlo decido no hacerlo.
Reza un dicho que " quien a hierro mata, a hierro muere". ¿Qué quiere decir ésto? Que la venganza nunca es buena, que la violencia no hace otra cosa más que engendrar más violencia cayendo en un círculo vicioso de nunca acabar.
Y, por ende, si yo caía en la tentación de contraatacar a mi ruidoso compañero de colonia generaria, como mínimo, que él lo volviera a hacer una y otra vez con su contraparte mía.
Por eso opté, no por miedo sino por prudencia y sobretodo inteligencia, no agredir de la misma manera. La siguiente opción fue -es, al día de hoy ya que todavía no lo consigo- hablar con él, educadamente, para buscar y mediar un volumen decente y prudente para sus largas noches.
La enseñanza de todo es la diplomacia y, más relevante aún, la no violencia. En un mundo donde las agresiones y los conflictos están a la orden del día tenemos que apostar por contener nuestro ímpetu de "el que me la hace la paga" versus el ser civilizados.
Para tener paz debe de empezar uno de los bandos involucrados.
La imagen del artículo la obtuve en Que