Por Amal desde Chile
Llevo un par de semanas pensando en los niños y niñas que he conocido en estos últimos meses, y, sin duda alguna, quiénes conmueven mi corazón son aquellos que han sido abusados por miembros de su familia. No es fácil llevar estas ideas al papel... ni mucho expresarlas sin que se me haga un nudo en la garganta.
Cuando un episodio de esta naturaleza es develado al círculo familiar, lo primero que piensan los padres es "qué hice de mal, en qué me equivoqué", seguido por un periodo de negación "a mi hijo o hija no le puede haber pasado esto". La semana pasada, conversando con un asistente social, me contaba que la particularidad de estos lamentables episodios ocurren en la intimidad del hogar, donde no existe forma alguna de llegar salvo por la propia familia.Es por eso la complejidad de estos casos, porque se supone que el hogar es el lugar más seguro para un niño o niña en vías de crecimiento... digo "se supone" porque una vez que un niño es abusado se produce un quiebre casi imposible de sanar. Dicen que puedes tirar un plato al suelo, una piedra al ventanal pero... ¿Queda igual a como era antes?Tomo estas metáforas por un tema muy interesante, cuando se habla de niños abusados se suele decir que hay que "reparar" el daño, es decir, pegar los pedazos de plato y los trozos del ventanal para "tratar de dejarlos como antes". A esto apunta la mayoría de las terapias... sin embargo, lo que se me planteó cambio mi enfoque totalmente, esto es, erradicar la frase "reparación del daño". Esto significa que las terapias deben ir enfocadas a aprender a vivir con la agresión que se generó, o sea, si el papá o la mamá abusaron sexualmente de un hijo, crea una realidad con la que el niño o niña deberá aprender a vivir, puesto que el vínculo sanguíneo que posee con él o ella no va a desaparecer jamás. Cuando recién escuché esto, me golpeó profundamente y pensé, ¿pero cómo se lleva esto a la práctica?Me explicaron que se suele tratar de "borrar" el vínculo con el agresor, como si esa persona jamáshubiese existido y lo que me plantearon es que en los casos de abusos, lo que existe es una mala calidad del vínculo parental, pero que este no deja de existir ni se puede borrar porque es "tu propia sangre", por lo que tarde o temprano el niño o niña abusada buscará esa figura agresora porque lamentablemente forma parte de su identidad.Aún sigo pensando en el desafío que asumen diversos profesionales a la hora de trabajar con estos niños, y no dejo de preguntarme quá estamos haciendo como sociedad para evitar que estos lamentables hechos sigan ocurriendo, porque es una realidad que afecta a todas las clases sociales.Les dejo este cortometraje relacionado con esta pequeña reflexión: