Podemos reflexionar sobre por qué el precio de las uvas sube tantísimo en tan poco espacio de tiempo. Podemos reflexionar sobre qué platos van a conformar el menú de nochebuena si no lo hemos hecho ya, que se nos echa el tiempo encima. Podemos reflexionar sobre si la mejor opción es la carne o el pescado y si vamos a optar, otra vez, por la cesta de polvorones de las monjas, esa que es bonita de narices por arriba pero tiene un sustrato de roscones de vino que se convierten año tras año en inquilinos inesperados durante varios meses, del mueble alto de la cocina. Podemos reflexionar sobre si es mejor la uva de bote o la que viene en rama aunque sea un coñazo pelarla y quitarle las pepitas. Podemos reflexionar sobre si es buena idea comprar champán, porque el postureo de la copita y el brindis está bien pero siempre me toca a mí comprarlo. Podemos reflexionar si mejor belén o árbol, si Papá Noel o Reyes, si carbón o tablet (lo de las bicis y los balones de fútbol ha pasado a mejor vida).Podemos reflexionar sobre cuáles son las mejores fotos para formar el anuario de Facebook. Podemos reflexionar sobre si es ético aguantar a Ramón García y Raphael otro año más o incluso por qué ellos tienen derecho a estar siempre ahí y sin embargo permitimos en su día el exilio todavía sin explicación coherente del calvo de la lotería y la sintonía de "El café de los estudiantes" en el anuncio del sorteo.Podemos reflexionar sobre la importancia del rojo, el dorado y el plateado estos días, sobre el brillo de algunos y algunas en sus vestidos y por qué van perdiendo el que tenían en la mirada, hace algún tiempo, cuando aún les quedaba ilusión y no se agobiaban si se agotaban los estuches de Tommy Hilfiger en el Corte Inglés.Podemos reflexionar, si os apetece. Todos estos temas me parecen de calado y sin embargo, los olvidaremos a partir del martes, el doce de enero, cuando acabe la navidad, cuando acabe toda esta ilusión y volvamos al día a día corriente, el de la prisa real y no esta comodidad forzada, maquillada de ilusión y de necesidad de buena fe.El martes, doce de enero, volveremos a ser personas normales, volveremos a ser el Grinch que somos y no pasa nada. Nos sobra tiempo para reflexionar y nos falta para pensar en lo importante o en la fijación de prioridades. Yo voto por reflexionar un poco menos y actuar un poco más.
Reflexionemos. Pero mientras lo hacemos, el precio de las uvas sigue subiendo.