o migajas que dejaba caer, recogidas por sus oyentes.
Cubierta de: Reflexiones del señor Z
En este posmoderno libro de aforismos, Enzensberger rezuma una jovialidad socrática que aúna su ideal de profunda serenidad budista con su predilección por la discrepancia.
Hay que imaginarse al señor Zeta como alguien que se guarda para sí sus segundas intenciones, que lleva las preocupaciones con aplomo y que raramente renuncia a hacer el bien. De figura robusta y rolliza, lo único en él que llama la atención del observador es su serenidad y lo derrochador que se muestra con su tiempo. Si tiene profesión, nunca la menciona.
¿Quién es ese tipo con bombín y nombre enigmático que, a lo largo de casi un año entero, se presenta todas las tardes en el mismo rincón del parque para enzarzar a los transeúntes en animadas discusiones? ¿Un sabio? ¿Un charlatán? ¿Un filósofo a la antigua usanza? ¿Un cascarrabias y polemista impenitente? ¿Un predicador? ¿O simplemente, como afirma uno de sus oyentes, un jubilado que se aburre?
Todo eso es el señor Zeta, un Sócrates moderno o un trasunto de aquel señor Keuner de Brecht, con quien comparte estoicismo y excentricidad a partes iguales. Muchos paseantes se detienen un instante, menean la cabeza y pasan de largo. Otros le escuchan, le replican y vuelven día tras día al punto de encuentro.
El señor Z. no escribe, pero algunos de sus oyentes toman notas de lo que dice y, gracias a ellos, nos llega esta especie de diario que recoge sus ideas y provocaciones.
Nada escapa al espíritu crítico y subversivo del señor Z., evidente álter ego del propio Enzensberger: la arrogancia, las instituciones, la religión –pero también el ateísmo–, los totalitarismos –pero también la democracia–, el arte, la poesía, la economía neoliberal, la educación, internet y un largo etcétera. Sus dardos son implacables, pero también caprichosos y contradictorios como la vida misma. Como siempre en Enzensberger, toda afirmación está imbuida de socarronería y del más puro escepticismo, entendido en el mejor sentido. Dicho en palabras de Z.: «Uno sólo debe mantenerse fiel a aquello que no dice.»
Hans Magnus Enzensberger
El autor:
Hans Magnus Enzensberger nació en Baviera, Alemania, el 11 de noviembre de 1929; es uno de los creadores más agudos y significativos de nuestro tiempo. Ha fundado y dirigido revistas culturales (Kursbuch y The Transatlantic), es un poeta extraordinario, ensayista personalísimo y polémico, autor teatral, realizador de documentales cinematográficos, etc. También fue fundador y miembro durante muchos años del jurado del Premio Anagrama de Ensayo. Entre sus numerosos galardones figuran el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades y la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, otorgados en 2002; en Francia, en 2009, recibió la Orden de las Artes y las Letras. En Anagrama se ha publicado gran parte de su polifacética obra: los ensayos recogidos en Detalles, Política y delito, El interrogatorio de La Habana y otros ensayos, Para una crítica de la ecología política, Elementos para una teoría de los medios de comunicación, Conversaciones con Marx y Engels, Migajas políticas, ¡Europa, Europa!, Mediocridad y delirio, La gran migración,Perspectivas de guerra civil, Zigzag, El perdedor radical. Ensayo sobre los hombres del terror, En el laberinto de la inteligencia. Guía para idiotas y El gentil monstruo de Bruselas o Europa bajo tutela, las novelas El corto verano de la anarquía. Vida y muerte de Durruti, Josefine y yo y Hammerstein o el tesón (declarado el mejor libro de 2010 por la revista francesa Lire), los libros de poemas Mausoleo y El hundimiento del Titanic, la obra teatral El filántropo y la antología de textos Los elixires de la ciencia. Miradas de soslayo en poesía y prosa.
El libro:
Reflexiones del señor Z. o migajas que dejaba caer, recogidas por sus oyentes (título de la edición original: Herrn Zetts Betrachtungen, oder Brosamen, die er fallen liess, aufgelesen, 2013) ha sido publicado por la Editorial Anagrama en su colección Panorama de narrativas. Traducido del alemán por Francesc Rovira, 2015. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 152 páginas.
Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.
Del mismo autor:
- Reflexiones del señor Z. (EB 351)
- El hundimiento del Titanic (OVT 49)
- Reflexiones del señor Z. (PN 882)
- El gentil monstruo de Bruselas (CM 647)
- Hammerstein o el tesón (CM 611)
- El gentil monstruo de Bruselas o Europa bajo tutela (EB 121)
- El gentil monstruo de Bruselas o Europa bajo tutela (A 435)
- Hammerstein o el tesón (PN 778)
- En el laberinto de la inteligencia (A 400)
- Conversaciones con Marx y Engels(CM 490)
- Josefine y yo (PN 693)
- El perdedor radical (A 363)
- Mausoleo (SI 31)
- Los elixires de la ciencia (PN 525)
- El corto verano de la anarquía (PN 393)
- El hundimiento del Titanic (PN 90)
- El filántropo (PN 62)
- Conversaciones con Marx y Engels (tomo II) (D 18)
- Conversaciones con Marx y Engels (tomo I) (D 17)
- El interrogatorio de La Habana (D 13)
- Conversaciones con Marx y Engels (tomo II) (CR 41)
- ¡Europa, Europa! (CR 17)
- Política y delito (CR 3)
- El corto verano de la anarquía (CM 274)
- Para una crítica de la ecología política (CA 80)
- Elementos para una teoría de los medios de comunicación (CA 35)
- Zigzag (A 224)
- Perspectivas de guerra civil (A 150)
- La gran migración (A 133)
- Mediocridad y delirio (A 117)
- El interrogatorio de la Habana y otros ensayos (A 77)
- Migajas políticas (A 73)
- Detalles (A 1)