Revista Comunicación
[Reflexiones] El arte de aparentar en internet
Publicado el 03 noviembre 2014 por Lo Que Diga Mcluhan Silvia Tinoco @DunaLovesEstoy harta de que me mientan. Aunque reconozco que yo también he mentido: he dicho que me caía bien alguien cuando no era así, que he visto una película cuando ni siquiera llegué al final o que sé más inglés del que sé en realidad. Todos mentimos, como en el curriculum, por ejemplo. Claro que lo que dure la mentira en este caso dependerá de tu habilidad para poner cara de póker durante la entrevista. Esto se multiplica en internet, donde nadie nos ve y todos, prácticamente sin excepción, mentimos desde que subimos nuestra foto de perfil, ¿verdad?
¿Pero por qué mentimos? ¿Nos hace sentir mejores? ¿Más felices? Según un estudio, ellas quieren aparentar buen aspecto y ellos, lo inteligentes e ingeniosos que son. No, si ingenio tenemos para mentir de sobra y lo puedo demostrar. Todos los días veo los desayunos de revista de mis amigos, sus vacaciones perfectas, la cantidad de libros superinteresantes que leen o el impecable gusto musical que tienen. Así nació el postureo y creo que tiene tanto éxito en la red porque las cosas que cuenta son ciertas y nos sentimos identificados con ellas porque, como decía, todos hemos mentido alguna vez.
Menos mal que de los 5000 amigos que tengas en Facebook, los tuyos de verdad sabrán cómo eres. El resto, que siga viendo lo bueno que eres en todo. Así es como nos hemos convertido en estrellas, pequeños personajes públicos que tienen que mantener una imagen para que nuestros amigos nos quieran más, los desconocidos vean lo ingeniosos, talentosos y exitosos que somos y para que Google nos trate bien (ahora dime que no te has googleado nunca). Pero digamos que todo esto es a nivel casero, que se queda en los círculos de cada uno.
¿Qué pasa cuando la mentira se profesionaliza? Que se escriben guías sobre como aparentar ser experto en algo sin tener ni idea "en menos se seis meses". Y el que no tiene talento lo "toma prestado" de otros para aparentarlo y compra seguidores para hacer ver que tiene éxito. Y entonces es cuando la mentira se nos ha ido de las manos. De alguna manera entiendo que recurran a estas cosas los artistas, políticos y personajes públicos en general, porque mantener una imagen las 24 horas del día es un trabajo exigente, la sociedad les exige mucho y ellos se autoexigen también demasiado a veces.
Imaginemos un nuevo cantante que, entre todos los que hay haciendo lo que él hace y con acceso a internet, necesita llamar la atención de alguna manera si quiere hacer carrera en la música y se escuche su trabajo. Antes de lanzarse con una campaña de promoción que lo lleve a los medios de comunicación, que es más caro, se construye unas buenas redes sociales. Y como es duro y lento empezar de cero y no tenemos paciencia, ya hay empresas que se lo ponen fácil: puede comprar "me gustas" en Facebook, seguidores en Twitter, reproducciones en Soundcloud y hasta eliminar un video que le haga competencia en Youtube. ¿Que luego nuestro nuevo cantante se presenta a un concurso de bandas? ¡Pues que compre los votos!
¿Se nos ha ido de las manos ya? Nos hemos olvidado de si el artista es bueno o no, pero no importa, tiene seguidores. Y la técnica se ha perfeccionado con el tiempo. Ya no tienes por qué comprar huevos desconocidos para que te sigan en Twitter, sino que puedes comprar una granja de seguidores. Y no me refiero a darle el coñazo a tus contactos con Farmville: se trata de una serie de perfiles falsos que las empresas mantienen activos, que cultivan, para luego venderlos como seguidores. También se venden paquetes de seguidores activos, pero te pueden dejar de seguir en cualquier momento, claro.
Sí, tener fans llama a otros fans, parafraseando el clásico "dinero llama dinero". Puede que te de mayor confianza una tienda virtual con muchos seguidores porque, ya que vas a gastar dinero en ella, esperas un mínimo de fiabilidad; pero las personas no somos tiendas. Personalmente me interesa un artista con pocos seguidores porque me encanta descubrir música y pocos seguidores significa que sólo lo han escuchado unos pocos elegidos, que no ha dado el salto, da sensación de ser algo exclusivo. Y la exclusividad nos gusta, ¿o no? ¿Cómo compaginamos entonces ambos extremos?
Queremos que nos vean como algo único y exclusivo pero tener una masa de fans. Y es que nuestro mayor miedo hoy en día es un "forever alone". Esa persona que los únicos "me gusta" que tiene en su perfil son los suyos, a la que nadie hace retuit, a la que nadie comenta. ¿Dónde están entonces esos 1000 amigos? ¿Quién te dice entonces el talento que tienes y provoca el éxito que atrae a nuevos amigos? Que no nos importe el tamaño, sino le alcance y la influencia que tengamos sobre nuestro modesto número de seguidores.
Nos han vendido que la red es un escaparate en el que gana aquel que lo tiene mejor decorado y nos hemos olvidado de ser personas reales. Por eso quiero reclamar desde aquí un poquito de sinceridad virtual. Aunque lo cierto es que la honestidad en internet murió el día que se inventó el chat y tu amiga Anita18 podía ser perfectamente Manolo56. Tengo la esperanza de que hayamos evolucionado hacia algo más que a Tinder...
(Aunque pueda no parecerlo, esto viene a cuento de la marca personal y la gestión de nuestra imagen en internet)