La noche del euro. Más vale una imagen...
El miedo hoy domingo es nombrar la bicha aunque, eso sí, por lo bajinis, es decir, una hipotética salida de España del euro pero sin decirlo muy alto, ni muy claro, no sea que venga el mal tiempo. Es una de las bases del pensamiento positivo, una ley sólo escrita en los libros de autoayuda. Salir (o ser expulsados) del euro y la caja de pandora se abriría delante nuestras narices, atufándonos con un insoportable olor a azufre que nos devolvería a las cavernas.
Pero es que ya estamos en ellas. Supieron esperar en silencio y ganaron las elecciones por amplia mayoría absoluta el pasado 20 de noviembre. Esas cavernas, que no hace tanto nos guarecían del frío y de la noche con que nos atemorizaban los guardianes , están ahora también frías y oscuras. Siempre lo fueron. Nos adentramos en su día sin miedo, buscando un lugar donde descansar atraídos por la iluminación de las bombillas y las guirnaldas de colores. La canción del verano animaba las noches y los días. Ahora vienen a decirnos que nos pasamos con la factura de la luz y del atrezzo y que ahora toca volver a estar a oscuras allí dentro, con la humedad calándonos los huesos y sin otro sitio donde ir ahí fuera, donde todavía hace más frío y sigue siendo de noche. Algunos ya han empezado a enfermar, otros muchos lo harán dentro de poco, tanta es la tristeza. Pero nos dicen que no nos preocupemos, que respiremos hondo: la bolsa ha repuntado esta semana, la deuda se ha serenado, Merkel, nos gobierna como Dios manda con férrea disciplina y la unión fiscal es el nuevo mandamiento de los mercados, nuestros actuales iconos. Se trata de refundar Europa o refundir el euro para crear otra vez nuevas, relucientes y deficitarias pesetas (fabricarlas y ponerlas en circulación costaba más que su propio valor). Y pese a todo, o por todo ello, seguimos cayendo como moscas: es el paro, que nos pone enfermos.