Revista Cultura y Ocio

Regalos

Por Mientrasleo @MientrasleoS

Regalos
     Por fin parece que han terminado las fiestas. Porque no nos engañemos, comenzadas o no con ilusión y pese a que ahora todos estemos quejándonos de la vuelta a los estudios o el trabajo, son muchas y muy seguidas. Y nos toca además colocar los regalos.
     Me he pasado la mitad del mes de diciembre recomendando regalar libros, preferiblemente en papel. No por nada, pero le veo mucha complicación a eso de envolver un libro digital para ponerlo debajo del árbol y eso de regalar tarjetas para que puedan hacerse una descarga no va conmigo. Qué queréis, soy una antigua.
     El caso es que jamás había visto colas tan grandes en las librerías como estas navidades y me ha hecho bastante ilusión. Por supuesto, no me he acercado porque me daba miedo descubrir los títulos que la gente se estaba llevando a casa (y no pienso decir los títulos que más miedo me daban, aquí cada cual que piense en los suyos) y entre esas personas, y esto si que es algo novedoso, había conocidos míos. Lo sé porque este año también me han regalado libros, y algo que dicho así os pueda parecer normal conociendo mis gustos, es en realidad bastante excepcional. No sé si os suena, pero suelo oír eso de: "Te iba a comprar un libro, pero no sabía si lo tenías" y piensas eso de... "vale, pero para llamarme y preguntarme la talla o el color no te ha dado reparo". En fin, cosas que pasan.
     Ahora que han pasado las fechas tengo que reconocer que de entre todas las cosas que me puedan regalar, prefiero los libros. De hecho, guardo muchos con especial cariño precisamente por la mano que me los regaló. Recuerdo que el primer libro que me regalaron fue Momo en una edición de un coleccionable que salía semanalmente y que guardo con especial cariño pese a que tiene más años que el estante sobre el que reposa. Os puedo decir que en ese estante de mi memoria reposa también un libro dedicado pese a que no suelo acudir a que me los dediquen y también hay una edición de El señor de Los Anillos que tuve que leer siempre sentada porque su volumen impedía que me lo llevase a la cama a hacerme compañía. Tengo una edición bilingüe que me regalaron hace poco de un libro de Hawthorne, Wakefield, que también está dedicado... en este caso por la estupenda persona que me lo regaló y que decidió firmarlo porque me apuraba aceptar el regalo y de ese modo me lo tendría que llevar. También este año pasado han llegado dos libros que provienen de una persona muy especial y otro que ya tenía, pero que no lo cambiaría ni por todo el oro del mundo. Además de estos y otros muchos que han ido entrando en mi vida a lo largo del tiempo están los que te regalan porque saben que te gusta o porque te conocen lo suficiente como para ver que te hará especial ilusión tener, por ejemplo, una edición preciosa de El Principito cuya traducción no es precisamente al castellano.
     Puede parecer que un libro es un regalo comodín, y tal vez para muchas personas lo sea y por eso las librerías se llenan en esta época del año. Pero para aquellos a los que nos gusta leer son pequeños tesoros que muchas veces guardan historias fuera de sus letras. Por eso no me cansaré de recomendar que se regalen libros y que no se haga solo en esta época del año que acabamos de dejar. Cualquier momento es bueno para regalar una vida hecha de tinta y papel. Y cualquier momento es bueno para disfrutarla.
     Y vosotros, ¿también guardáis libros con especial cariño por la forma en que llegaron a vosotros?
Me encantaría conocer la historia de alguno de ellos.
     Gracias

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