Regalos con mensaje

Barbie goes natural

Hoy vengo a contarte una iniciativa que he descubierto en internet, y que me parece estupendísima. Y de tan estupenda que me parece, te la cuento, aunque nos pilla lejos, la verdad. Pero parece que se opera el cambio. Y ya tocaba.

Resulta que la Asociación Afroamericana de Cabello Natural en Georgia (EUA) planea llevar a una zona de apartamentos 40 ejemplares de muñecas Barbie (entiendo que debe tratarse de una zona desfavorecida y por eso les llevan regalos).

La noticia no tendría más trascendencia si no fuera porque la zona de apartamentos es de población negra… y porque las muñecas Barbie que van a entregar… también lo son. Barbies negras con cabello afro. La moraleja, la intención que subyace con esta campaña, como explica la coordinadora de la entrega, Candace McBride, es aumentar la autoaceptación de las niñas que reciban las muñecas. Ése es el verdadero regalo.

Fuente: www.theroot.com

Porque es difícil encontrar muñecas negras. Y tú ahora me dirás “¡pero, mujer! Si hay bebés negros, ¡y Barriguitas!”. Ya, pero estamos hablando de Barbie. BARBIE, señoras y señores. Pocas muñecas tienen tanta repercusión entre las niñas como Barbie.

El aspecto negativo de las muñecas, bajo mi punto de vista, es que no las ha fabricado Mattel. Eso dice muy poco en favor de la firma. ¿Qué pasa? ¿Que no quieren diversificar? ¿No creen que sea rentable hacer muñecas étnicas ( y cuando digo étnicas, digo realmente étnicas, no las muñecas que ya tienen)? Que sí, que Mattel ya ha hecho muñecas negras. PERO SIEMPRE CON EL PELO LISO.

Sin embargo los miembros de esta asociación han encontrado un tutorial on line para conseguir, usando agua hirviendo y escobillas, darle a las muñecas unos rizos de aspecto natural, como puedes ver en la foto. Y eso es lo positivo de la campaña: que hayan encontrado la forma de customizar las muñecas, para que las niñas negras de cabello afro puedan identificarse con una muñeca de tanto calado como Barbie.

Porque te parecerá una tontería, claro, pero para mí es importante que mis hijas tengan muñecas con las que puedas “identificarse”. Y entrecomillo la palabra, porque no es que yo quiera que mis hijas se identifiquen con una muñeca que, de ser humana, no podría mantenerse en pie por su constitución y medidas imposibles. Pero las niñas lo hacen, se identifican. Y si tienen que verse reflejadas en alguna muñeca, por favor, que sea una que se corresponda con los cánones de belleza de nuestra raza.

Como dice otra de las integrantes de la asociación, Jennifer Henderson, “queremos enseñar a las niñas que, básicamente, está bien la forma en que Dios te hizo“. Vale, yo sacaría a Dios de la ecuación, personalmente (pero ése no es hoy el tema); pero me parece importante que las niñas acepten la belleza que habita en ellas, y que no se miren ni quieran adoptar cánones de belleza (caucásica) que no son los suyos, y que lo único que van a hacer es llevarlas a maltratar su piel y su cabello, en vez de aprender a amarse tal y como son.

¡Ojo! No digo que hablar a las niñas de la autoaceptación sea cosa de las marcas; es cosa de las familias. Pero tener referentes externos -en forma de personajes ficticios, famosos, muñecos y demás- ayuda.

A mí me llevó mi tiempo aceptarme tal y como soy, y entender la belleza de mi afro kinky y crespo -te lo conté aquí-, y no voy a decir que tener muñecas negras me hubiese ayudado a darme cuenta antes ni nada por el estilo. Pero sí es cierto que nunca tuve una muñeca negra, como yo, con el cabello rizo como el mío.

Intentar ponerse a hacer este tipo de manualidades con muñecas de plástico puede parecer una locura, pero quizás se necesitan este tipo de acciones para contrarrestar los mensajes dominantes y problemáticos acerca de la belleza con los que nos inundan a las mujeres negras, y que empiezan desde la niñez.

Si la iniciativa de esta asociación sale adelante, cuarenta niñitas tendrán una muñeca con el jugar estas Navidades, y obtendrán algo mucho más importante: un mensaje poderoso que permanecerá en ellas mucho tiempo después de haber dejado de jugar con muñecas.