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Regalos para calzar

Por Soniavaliente @soniavaliente_

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Se está perdiendo el norte. Se está perdiendo. Desde el boom editorial de las “Cincuenta sombras de Grey”, todo es posible. Ya no hay tabúes, ni vergüenza ni rubor. Vale, que la editorial anuncie en prensa estos días, aprovechando que mañana es del día de la madre, los tres tochos como el regalo que mamá desea. Bueno, un poco pasadito. Demasiado estirar el chicle.

Regalos para calzar

El fenómeno editorial, el conocido porno para mamás, ha resucitado un tipo de literatura que había muerto de éxito hace décadas. Y que despierta enhiesto y vigoroso, como se suele hacer después de la siesta. O eso lo han contado. Ha servido para que surja un auténtico ejército de imitadoras, una pléyade de novelitas rosas machistas con ínfulas de género duro. Ella se leyó el primer tomo, claro. Para regocijo de su chico. Que se ofreció gustoso a regalarle los otros dos tomos. Presto y diligente. No hizo falta. Una vez perdió la curiosidad, su libido se volatilizó. Y hasta hoy, sigue perdida, sin noticias. Este fenómeno supone que volverá a resurgir con el estreno de la peli y sus polvos mágicos, con regusto a vainilla.


Pero lo verdaderamente poderoso de la trilogía de E.L. James es:

1. Que ha conseguido despertar en personas que jamás habían leído un libro un amor inusitado por la lectura directamente proporcional a su furor uterino.

2. Que los libros, además de para calzar mesas, sirven para calzarse al marido. De una, dice.

3. Que no hay barreras. Ya nadie se despeina si un desconocido al llevarla a casa guarda, además del antifaz, una fusta bajo la almohada.

Pues qué quieren que les diga. No le parece mal. Al contrario. Le encanta que la gente lea, fornique y sea feliz, no necesariamente en ese orden. Pero el triunfo de este tipo de literatura –a nivel planetario- dice mucho de la sociedad infantiloide, pacata y triste en la que vivimos. La misma que se permite emitir cuñas proponiéndole a una que regale bolas chinas a su madre. Flipa. Cree que le volverán a caer bombones a la reverenda señora, un año más. Y eso que la parió muy moderna.

 


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