Por Alejandra Godoy Haeberle
Las siguientes “reglas” no son reglas; no pretenden ser impositivas ni ser necesariamente las correctas. Las verdades absolutas no existen, menos en las relaciones humanas. Se trata solamente de algunas sugerencias que se han ido co-construyendo a lo largo del tiempo con la ayuda de los mismos pacientes que han estado en terapia.
Están aun en construcción y espero que sigan llegando nuevos aportes para seguir enriqueciéndolas. Se aceptan correcciones y nuevas sugerencias.
Si ambos miembros de la pareja están de acuerdo y las han aceptado como tal, estas sugerencias pasarán a ser una regla para esa pareja en particular. ¿Qué les parece?
Ideas Previas
Ponerle título a la canción: explicitar el tema a que van a conversar o negociar. Centrarse en lo actual y puntual. No sacar el pasado, ni irse por las ramas, ni generalizar.
Acordar una cita: definir lugar, hora y el tiempo límite máximo que le van a dedicar a la conversación. En lo posible que no sea en el dormitorio.
Validación de lo subjetivo: el ser humano no puede percibir la realidad objetivamente (realidad entre paréntesis y auto-construcción de la realidad). Si un tema es muy importante para un miembro de la pareja, inevitablemente afectará a la relación, por lo tanto, ese tema es importante para los dos.
Definición de amor: “Amor es aceptar al otro como un legítimo otro distinto de mí” (Maturana)…….. pero con quien quiero compartir mi vida.
El IPC de la relación de pareja: existe un trípode conformado por las tres áreas más fundamentales de una relación de pareja, que la hacen diferente a otras relaciones humanas.
Intimidad (amor), Pasión (sexualidad) y Compromiso (proyección)
Reglas
No interrumpir: se pueden tomar notas para contestar luego.
Hablar en idioma “yoico” y no “tuico”: empezar las frases con “yo” y no con “tú”. Evitar el uso del “nosotros” (asumiendo que la postura del otro es la misma que la mía); del “uno” (amparándose en la normalidad estadística); del “se” (…se hace así, se estila así, etc”; amparándose en verdades absolutas); del “me-me-me” (tú me hiciste sentir…. tú me obligas a….. mi infancia me….. mis condiciones actuales me….” (asumiendo el rol de víctima pasivo y/o implicando una imposibilidad de cambio)
Forma de expresarse: no culpar, atacar, reprochar, descalificar, chantajear, amenazar, llorar ni quejarse. Ya que sino el otro se justificará, atacará de vuelta, se taimará o se distanciará, cerrándose a escuchar abiertamente.
Evitar una guerra santa: no emitir juicios o normas estadísticas ni valóricas como si se fuese dueño de la verdad o de lo práctico o lógico, o de la bondad o sanidad. Mientras más convencidos estemos de nuestra verdad, mayor será la posibilidad de caer en una guerra para “salvar” al otro de los riesgos de su equivocación.
No decir lo que se piensa sino lo que se siente ante la acción u omisión del otro (no emitir una opinión). No cuestionar lo que el otro siente. No “leer” la mente ni sentimientos del otro (“no, lo que tú realmente piensas o sientes o te pasa es….”).
Lo que uno siente no es responsabilidad del otro: No asumir el rol de víctima. No porque alguien sienta algo, el otro es responsable de lo que uno siente: “ella me hizo enojar”; “él me hizo llorar”.
Pedir como “neurotiquito”: solicitarle al otro, por favor, lo que uno quisiera, asumiendo que es una necesidad subjetiva y muy particular nuestra.
Respuesta al pedido: contestar si se acepta o no, sin contra-argumentar, ni culpar, ni quedarse en silencio, ni distanciarse o irse. Tampoco cuestionar ni descalificar al otro preguntándole “pero, ¿por qué quieres eso? o ¿para qué?”, justificándolo con un “es que quiero comprenderte (o conocerte)”.
Derecho al “no” como respuesta: permiso para que el otro rechace el pedido, ya sea porque no puede o porque no quiere. Validar el no-ceder. No insistir en el pedido, ya que posiblemente se caerá en errores de forma. Evitar manipulación o extorsión emocional si se ha rechazado el pedido. Simplemente se acepta que hay que negociar y se pasa a las reglas de la negociación.