Revista Comunicación

Reglas de Negociación en Pareja

Por Manuelgross
Alejandra Godoy Haeberle

   Reglas de Negociación en Pareja

Ideas Previas: 

Pareja viene de “parejo”: ninguno vale ni es mejor que el otro. Los dos ostentan el mismo poder.  Los dos son igualmente “cojitos”, “cojean” en la misma cantidad de centímetros (son igualmente imperfectos o “neurotiquitos”), aunque generalmente “cojean” de piernas distintas (tienen defectos o trancas diferentes). Las parejas tienden a la homogeneidad (presentan el mismo nivel de “neuroticismo”). Si alguno se cree más “sano”, siente que “debería” separarse.

El poder y el amor: el mayor poder real dentro de una relación de pareja (al menos del estilo de pareja actual en nuestra sociedad occidental) es el amor. El grado educacional, un mayor sueldo o cualquier otro atributo, no implica mayor poder. Pero, no confundir amor con “no puedo vivir sin ti, te necesito” (en esos casos, el “necesitado” puede sentir un mayor poder subjetivo) ni con “si no me necesitas, quiere decir que no me amas”.

Incompatibles versus Complementairos: usando la metáfora de un auto, los miembros de una relación de pareja suelen ser tan distintos como el freno versus el acelerador. Pero ser diferentes no es sinónimo de incompatibilidad sino que de complementariedad, donde – para que un auto funcione – se necesita tanto del freno como del acelerador. El dicho: “nunca tuvimos ni un sí ni un no” (o “a todo digo que sí, a nada dices que no), se torna literal si son muy “iguales”. Imaginarse relaciones donde ambos son aceleradores o ambos son frenos.

Expectativas: explicitar lo que se espera (ojo con las expectativas irracionales) de la relación y del otro (nadie es adivino y no se ama menos si “no se da cuenta de lo que obviamente necesito” o “si tengo que pedírselo, no vale” o “no me comprende”).

El otro no es mi propiedad privada ni viceversa: por tanto no existen los “deberes” y los “derechos” preestablecidos, sino que cada pareja debería definirlos “desde cero”, independientemente de lo que hacen las demás parejas. No olvidar agradecer al otro por lo que hace, ya que no existen las obligaciones.

Contrato particular de pareja: los únicos “deberes” son los que ambos acordaron en forma explícita. Cada pareja es un mundo único y diferente. No dejarse guiar por lo que la sociedad “manda” (ojo que este contrato se puede renegociar si es necesario a lo largo del tiempo).

Pirámide de Prioridades: hacer explícitas y negociar las prioridades en la vida (p.e. ¿es más importante la pareja o los hijos?). Evitar colocar al otro en una situación insostenible (“¡o tu mamá o yo!”)

Límites absolutos: aspectos que no se está dispuesto a negociar, por la razón que sea; deberían ser muy pocos (no más de 3 en lo posible) y claramente explicitados, ojalá previamente.

Inicialmente puede haber un breve intento de convencer al otro con argumentos: pero, sino resulta, hay que aceptar el pedido sin culpar, cuestionar, presionar o chantajear; y predisponerse a negociar.

Permiso para el “NO”: es válido no ceder y no se debe preguntar “¿por qué no?” (Internamente la respuesta puede ser “porque no puedo” o “porque no quiero”)

Ninguno de los dos podrá lograr su opción óptima: lo que cada uno consiga mediante la negociación ya no podrá ser lo que primariamente deseaban, sino no habría habido necesidad de negociar.

El juego del “gallito”: si en negociación alguno de los dos gana, los dos pierden. Si negocian, los dos ganan. Si no negocian, se desgastarán y agotarán.

Cuidado con el triunfo pírrico: tal como el general que ganó la guerra pero sólo quedó él vivo, ganarle al otro puede llevar a la destrucción de la relación.

FORMAS DE NEGOCIAR:

Negociación escalonada: ambos van cediendo en su deseo óptimo hasta llegar a una decisión que sea aceptada por ambos

Negociación “quid pro quo”: “chana por juana” o esto por lo otro. (P.e. hoy vamos a ver la película que tú quieres y mañana la que yo quiero”; “te cambio esta tarea por esta otra”)

Negociación combinada: intento de incluir en la decisión final los deseos de ambos (p.e. combinar armónicamente los estilos de ambos en la decoración)

Poner Atención:

Evitar los pseudo-acuerdos: estar atentos a si el otro cede por presión o para evitar los conflictos

No dejar cabos sueltos: imaginarse la solución en detalle y planteársela al otro

Escribir el acuerdo: no confiar en la memoria; repetir lo acordado para que no haya confusión y en lo posible escribirlo delante del otro

Inclumplimientos de los acuerdos: aplicar la técnica de la Ordalía. Es recomendable que ambos acuerden previamente alguna sanción por si alguno no cumple lo pactado. Pero, la sanción no puede ser una ganancia para el “frustrado” ni tampoco debe perjudicar al “incumplidor”, sino que más bien debería hacerle un bien (p.e. si no cumples, no fumas en un mes; o, vamos a salir a caminar toda la semana)  

  


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