Los habituales recordareis que hace una temporada Christian Aguilera ya estuvo de visita. Se cumplía el décimo aniversario de Cinearchivo y parecía buen momento para descubrir a un autor sólido, de gusto clásico y trabajo incansable. La última parte de aquella saga en dos capítulos (Parte I y Parte II )se detenía brevemente en la que iba a ser, y ya es, su primera novela, su primera incursión en los territorios, peligrosos, de la ficción. En aquel momento la idea original había sido reservar un aparte, una coda personalizada, para el libro en cuestión y para el proyecto editorial que lo impulsaba, pero como el alumbramiento era casi paralelo preferí reservar esa prórroga hasta que las cosas estuvieran plenamente en marcha y así permitir que alguna cosilla de la cual se va a hablar por ahí debajo tenga una vida mayor que al simple entrevista. Ahora El enigma Haldane está comercializado y la web de Editorial ECI está plenamente operativa, accediendo a ella por aquí cualquiera podrá comprar sus libros directamente y más que eso, ya una de las ideas es editar originales y para ello necesita de intrépidos autores. Así que ya sabéis: a cualquiera que lea esto y crea que tiene un material interesante tenéis unas señas donde os informarán y atenderán. Intentarlo es el primer paso.
www.editorialeci.com
Y ahora…”como decíamos ayer”:
Bienvenido otra vez, que desde luego espero no sea la última. Aunque podamos ser reiterativos prefiero empezar de nuevo, así que “cómos” y “porqués”. ¿Porqué este giro a la ficción y cómo nace este El enigma Haldane?Hace bastantes años tuve en mente conformar una historia sobre clonación humana dado mi interés por la genética como biólogo. Después de una fase de documentación empecé a escribir la historia pero cuando llevaba unas cien páginas me faltaba una pieza básica para que todo cobrara forma y se mantuviera el interés hasta el final. Cuando hice un viaje a Escocia esas conexiones para elaborar la trama las tuve delante de mí. Luego, al regresar a casa, escribí el resto de la novela de una manera muy seguida. Había, por así decirlo, completado las piezas que faltaban para ese “puzzle” que es El enigma Haldane.
Una cosa que me ha llamado la atención es el puntillismo, digamos “espacial”, la exactitud a la hora de delimitar las localizaciones.
No es una novela que abuse demasiado de recrearse en una descripción muy detallista de los lugares donde transcurre la historia, pero sí que, de alguna manera se hacen muy “visibles” para el lector. Gran parte de las personas que habéis leído la novela señaláis que se nota que he pisado el terreno. Es una cuestión de honestidad profesional porque, al fin y al cabo, estás contando una historia que puede ser real sobre un componente de visión distópica de un mundo que puede encontrarse al doblar la esquina o puede que se de dentro de cincuenta, cien años…quién sabe.
Christian Aguilera
La novela tiene una serie de características curiosas, pero destaca, claro, su adscripción genérica quizás cercana al concepto de ciencia-ficción blanda, donde pese a crear un universo coherente tiene más peso el conflicto personal, humano.
La escritura de novelas, pienso, tiene mucho que ver con el mundo de la música. Ambos son mundos en que juega un papel crucial la precisión, el equilibrio, precisan de una métrica interna. Para El enigma Haldane la historia misma me ha dado la posibilidad de equilibrar tanto el trazo humano, los temas que se plantean como el marco donde se desarrolla. Es cierto que se trata de una novela de personajes, y asimismo lo es de temas, de un mundo que he imaginado pero asentado desde principios reales, perfectamente factibles.
Le encuentro cierta melancolía de fondo. En un nivel muy básico es una historia de padres e hijos. Sean cuales sean los medios.
Al principio de Haldane, Tim, el recién licenciado en biología, pierde a sus padres en un accidente automovilístico. La pérdida de seres tan cercanos comporta, de una forma más o menos inmediata, entrar en un estado de melancolía mezclado con un sentimiento de desconcierto, de desorientación y porqué no decirlo, de negación de la evidencia. No ha sido mi experiencia, pero entiendo que ese representa el mecanismo emocional habitual en aquellos que han sufrido pérdidas de familiares tan directas. Luego, la trama abre una luz de esperanza para Tim, pero el sentimiento de melancolía no abandona ni mucho menos al biólogo. Los mecanismos emocionales juegan un papel preponderante en esta trama, en ese equilibrio al que me refería antes.
Ahondando en esto, también buscas la conexión con una tradición distópica que ya mencionaste antes, pesimista, crítica con el presente desde esos “mañana” tan parecidos al hoy.
Siempre me han interesado los relatos distópicos y creo que hoy en día la mayor parte de los mismos tienen un sentido profético. No lo sé, pero desde hace tiempo he tenido la percepción que el mundo ha cambiado para bien en determinadas cosas, pero en algunas de las fundamentales vivimos una suerte de involución. La tecnología de Internet, las redes sociales, Skype, etc. debería fomentar un mundo más relacionado, el de compartir experiencias y demás, pero me da la sensación que cada vez estamos más aislados, somos “células” que funcionan autónomamente dentro de ese “organismo” que es el mundo globalizado. Nunca antes se ha entronizado tanto a la mediocridad, a lo insustancial, por muy efímero que resulte, como lo que sucede en la actualidad. Convertimos a una persona de lo más vulgar en una diva de la música como Lady Gaga que se presenta al mundo como una “salvadora”, un ser “iluminado”, “tocado” por los “dioses”. Tengo la sensación que la etapa de esplendor, si algún día lo hubo (pienso que así fue) del planeta tierra está quedando atrás y que esa “dictadura” de la tecnología, en lugar de enriquecernos, ha creado o educado personas en serie, al más puro estilo Un mundo feliz, de George Orwell. Vas por la calle y se para en un semáforo un automóvil desde cuyo interior se escucha una atronadora música tecno, que se repite como un bucle infinito. Cuando una sociedad opera bajo el manto de la dictadura de las modas, de la tecnología, de la economía, el carácter individual se va unificando. Y eso va en contra de fomentar seres creativos.
El libro te sirve para tocar temas político-sociales, unos de manera más tangencialmente que otros, y uno de los protagonistas es el aspirante a primer ministro británico por el partido laborista. Todo lo cual te sirve para dibujar las relaciones, malsanas, entre progreso científico, necesidades políticas e intereses económicos.
A un nivel, El enigma Haldane parte de una premisa más o menos corriente, la del entierro de unos padres a los que asiste un hijo (Tim), además de familiares, amigos y allegados. A partir de aquí y en paralelo a esta historia, si se quiere anecdótica, se van desplegando distintas líneas que van expandiéndose. Al final tenemos un entramado de historias que alcanzan conceptos universales. Lo que en un principio afectaba solo a unos cuantos se torna en unas historias en las que existe incluso una implicación a nivel mundial, relativo a algunos poderes básicos de la sociedad, como el estamento político, el clínico o el científico.
Paralelo a esto emerge el meollo que no es otro que la idea, formidable, de la ciencia como nueva religión, orquestado a través de un culto religioso-cientifista entorno a la clonación humana y la eugenesia donde se mezclan ritualismo, imaginería mistérica y ciencia-ficción posibilista.
Allí reside uno de los elementos diferenciales de El enigma Haldane en relación a otras novelas de este estilo: esa ciencia como nueva religión surge al construir todo un cosmos, con sus simbolismos, códigos internos, rituales, etc. en torno a una secta de clonación humana. La figura del líder de la secta EFESOS, Ephraim Samsteen,
John Hurt, la imagen de Ephraim Samsteen para el autor.
dedicada a la clonación humana en serie había sido inédita hasta ahora desde el plano literario y cinematográfico. En este sentido, digamos que Samsteen es la gran creación de El enigma Haldane.
Esta conversión de la ciencia en creencia introduce el germen de un idea inquietante entorno al abandono de la responsabilidad personal y su sustitución por la fe.
Al hilo de lo que hablaba anteriormente, cuando dentro de las sociedades (incluso las más avanzadas) van registrando bajas a diario entre aquellas personas que piensan por sí solas, sin necesidad de adorar ni a dioses del balompié, ni a líderes religiosos ni a nadie en particular, cada vez se da más el fenómeno de esta responsabilidad personal a la que aludes y se busca refugio en la fe de todo tipo (deportiva, financiera, espiritual, etc.). Hoy el mundo del fútbol, por ejemplo, en nuestro país, se asemeja a un credo religioso. Los estadios son las iglesias y los aficionados que acuden a los mismos los feligreses, adoradores que practican su particular culto en fin de semana y entre semana. Me encanta el fútbol pero eso no quiere decir que bese los pies a Lionel Messi.
Personalmente yo le encuentro un toque “gotizante”, al enfrentar a un protagonista puramente racional, Timothy Waller, contra un peligro de índole irracional que cuestiona los cimientos mismos de su existencia como hombre y ente individual, tal es la dimensión religiosa (¿fantastique?) que adquiere esta secta.
En todo conflicto debe haber soterrado ese componente dual, lo uno y su opuesto. Efectivamente, la lectura del libro nos lleva a pensar que Timothy Waller es un ser racional, analítico, si se prefiera agnóstico (eso es muy propio de los biólogos) pero que se enfrenta, como bien dices, a algo de naturaleza intangible, irracional, poseído por una idea que podría tener en su origen un poso de verdad científica pero que se acaba “contaminando” en un entorno en que se mezcla lo místico y lo religioso.
Algo polanskiano hay en todo esto también.
Cuando escribí la novela nunca pensé en términos de si encajaba más en un “mundo” de un determinado director o no. Estaba comprometido con un ejercicio puramente literario, sin más. Luego es cierto que el “universo” de Roman Polanski y El enigma Haldane tienen muchos puntos en contacto.
Siguiendo por ahí existe también otro elemento apuntado pero no totalmente explotado y muy propio del fracopolaco como es la paranoia, quizás en su clave más ligera (o aparentemente ligera), la de Frenético o la menospreciada La novena puerta que también puede hacerse extensivo a la herencia del thriller setentero, con sus intrincadas redes de complots, no es difícil intuir elementos de cosas como Odessa (Roland Neame, 1974) o de El último testigo (Alan J. Pakula 1974), un film del cual soy entusiasta.
Cuando haces el acto de escribir una novela siempre liberas en la superficie (es decir, en el papel) algunos asuntos que han quedado a resguardo en tu subconsciente A este nivel supongo que se ha “liberado” mi background por esos thrillers que apuntas y que ampliaría en particular a la de nuestro querido John Frankenheimer. Respecto a Polanski, más que la paranoia se trata de ese desdoblamiento de la realidad y de la ficción que aparecen en multitud de personajes de su filmografía. Este efecto se da en El enigma Haldane, pero lógicamente en la novela queda más sugerido que no se si transcribe en imágenes.
Echo de menos un mayor grado de violencia, en el sentido de una amenaza más aterradora, más directa que si bien palpita a lo largo del libro muy pocas veces llega a emerger.
Nunca me ha interesado demasiado ese carrusel de esas escenas violentas que se plasman tanto en el papel como en las imágenes. Es pura pirotecnia que, para mi gusto, se despega de la realidad para hacer que el espectador o el lector se monte en una montaña rusa y quede (no es mi caso), “flipado” de semejante despliegue. En El enigma Haldane la violencia tiene ese nivel de contención que precisaba para trazar un relato lo más veraz y creíble posible. Trabajo más esa violencia con unos «fueras de campo», si lo aplicamos a términos cinematográficos, algo muy típico, por cierto, de Polanski.
Tengo también cierta sensación de que te falta algo así como soltarte. Una pega que yo achaco tanto a la responsabilidad del debutante como al temor de perjudicar el equilibrio de los elementos de intriga.
Piensa que se trata de un relato omnisciente, que añade complicación al tema de buscar un cierto equilibrio. Si no hubiera logrado ese equilibrio las tramas de El enigma Haldane se hubieran resentido demasiado.
Gustos personales y “pecados” de inexperiencia aparte lo que si se nota es un enorme esfuerzo en el engastado de las partes genuinamente de suspense y misterio, curiosamente los aportes de herencia más cinematográfica del conjunto en cuanto a carpintería.
A la hora de escoger un determinado relato o novela para adaptar a la gran pantalla Stanley Kubrick solía decir que precisaba de 5 ó 6 “puntos calientes” –no me acuerdo del término exacto–. Se trata de pasajes, capítulos o llámese como se quiera que impactan por un motivo u otro, te “remueven” por dentro, ya sea a través del cerebro, el corazón o el estómago. Bien. El enigma Haldane estoy convencido que los tiene; 3 ó 4 se refieren a esos efectos de suspense y misterio.
En general el empleo de capítulos cortos, múltiples escenarios, distintos puntos de vista, etc… dan una sensación “secuencial”. ¿Fue buscada o surge de manera natural a la luz de tú herencia cinéfila?
Tratándose de una historia que se conduce por distintos escenarios/personajes era básico que los capítulos no fueran demasiado largos. Si haces capítulos largos corres el riesgo que, al pasar al siguiente, hayas perdido el hilo del que ocurría en algunos de los anteriores. Hay cambios alternativos de escenarios y de personajes, y por ello creí conveniente lanzarme a ese efecto “secuencial” que dices.
Parece ser que la idea es prolongar el universo Haldane en direcciones opuestas: avanzando en la trama desde el presente volumen y retrocediendo al origen de la misma.
Si. Aunque El enigma Haldane es una obra cerrada en sí misma, habrá una continuación que se fundamentará en el devenir de uno de los personajes de esta primera historia un punto coral. Luego tengo previsto escribir una tercera parte que se centrará en el origen del personaje en cuestión.
Otra intención nada secreta es la de darle vida en la pantalla. Creo que incluso ya has trabajado sobre un guión. Personalmente creo que es un material de lo más apropiado.
El guión hace tiempo que está listo. Al concluir la escritura del libro tuve la presunción que se daban todos los condicionantes para ser un material cinematográfico. Los capítulos cortos que se pueden leer en términos de secuencias, la fortaleza de la figura del antagonista, la trama compleja pero perfectamente adecuada para su traducción al lenguaje cinematográfico con la estructura de montajes en paralelo al estilo El silencio de los corderos, subtramas que alimentan las tramas principales, etc.
El silencio de los corderos fue, novela primero de Thomas Harris y película luego de Jonathan Demme, incluso aparece como referente reconocido en la misma contraportada del libro, aunque esto se limita a la estructura y no a la temática, ¿Cuáles son tus preferencias a nivel literario?
Me manejo mucho con autores británicos y norteamericanos, aunque también acudo a algunos españoles, franceses, alemanes, italianos, etc. Pero mi especialización es el mundo angloamericano. Me guió indistintamente por los autores y por aquellas tramas que me puedan atraer. ¿Nombres? E. L. Doctorow, Norman Mailer, Italo Calvino, Thomas Harris, Vladimir Nabokov, John Fante, J. G. Ballard, Olaf Stapleton, D. H. Lawrence, Ira Levin, Philip K. Dick, Ray Bradbury, Patricia Highsmith, Philip Roth, Kazuo Ishiguro, etc. En materia fantástica, por citar, unos ejemplos del ámbito español a reividincar me quedaría con Manuel de Pedrolo y Pere Calders.
Junto al libro emerge también otro proyecto de alto riesgo como es el de levantar una editorial dedicada a la ficción. Tenéis la idea tanto de recuperar material con cierta conexión cinematográfica nunca traducido o largamente descatalogado como de abriros a originales.
Si, siempre me ha gustado descubrir nuevos talentos. España es un país con una tradición de escritores excelente, pero que muchas personas no se les han dado la oportunidad, que por talento, merecen. No desvelo nada si te digo que hablé hace un tiempo con una editorial que seguían con el propósito de publicar todo lo de Åsa Larsson. Pensé para mí mismo: “será si son buenas sus futuras novelas”. Pues el razonamiento de ellos iba más en el sentido: “qué importa si se sigue vendiendo”. Mientras tanto, a escritores noveles de nuestro país no se les da oportunidad de publicar. Algunos tienen una opción: cambiarse de nombre y según soplen los vientos de las modas pasar a llamarse con un apellido que acabe en “son” o apellidos que evoquen al exotismo de los Mares del Sur. Vete a saber. Me seduce la idea de que nuestra editorial pueda dar cancha a voces nuevas de nuestro país. Otra línea va dirigida, como bien señalas, a recuperar textos de calidad que habían servido de base para un sinfín de películas y que hasta la fecha no han gozado de traducción al castellano o ya queda muy lejano en el tiempo sus ediciones en esta lengua. En cartera tenemos Seconds de David Ely, El fantasma y la Sra. Muir de R. A. Dick (el alias de Josephine Leslie) o La casa de nuestra madre de Julian Gloag.
En este momento hay una hormigueante actividad de pequeñas editoriales independientes que lo fían todo a una pasión personal por sacar aquellos libros de los que nadie se acuerda. Y lo cierto es que editan con un cariño y un buen gusto notabilísimo. ¿Piensas que os puede favorecer esta realidad?
En líneas generales, estas editoriales pequeñas de corte independiente son las que sacan al mercado los títulos de verdadera calidad. Impedimenta, Libros del Asteroide, Miscelánea, Alba, Barataria…, por citar unas cuantas. Las grandes editoriales se limitan a satisfacer lo que ellos consideran “necesidades de mercado”. Pues si se pone de moda los vampiros, a copar el mercado de libros de vampiros; que ahora toca el tema de zombies, venga, a dar salida a los “muertos vivientes”… Por suerte algunas de estas grandes editoriales siguen dejando un margen para la edición de obras de enjundia de todos los tiempos, como la Colección “Grandes Clásicos” de Mondadori.
Llegamos al final, al final de esta vez porque seguro volverás. Suerte con todo esto y la despedida es tuya. Mil gracias.
Gracias a tí. Ha sido un placer participar en esta entrega en tres capítulos. Seguro que habrá otro encuentro en un futuro no demasiado lejano. Quizás entonces lo del proyecto cinematográfico de El enigma Haldane haya tomado un impulso definitivo. Entretanto, bueno será que la novela se vaya conociendo y aquellos interesados en la literatura dentro del espacio del género de anticipación descubran en El enigma Haldane que les entretenga y les haga razonar sobre no pocos aspectos del mundo que nos rodea donde la ciencia juega o jugará, sin lugar a dudas, sus bazas, ya sea revestida de religión o bien adoptando otras formas no menos inquietantes.