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Regreso con sufrimiento

Publicado el 06 agosto 2012 por Marianofusco

Regreso con sufrimiento

River enfrentó a Belgrano saboreando el enorme placer de estar de regreso en el lugar del que se fue de forma impensada y al que volvió tras días y días de un angustiante periplo por el Nacional B, pero tras un encuentro en el que exhibió absolutamente todas sus carencias individuales y colectivas comprobó que sensaciones tan desagradables como la angustia y el sufrimiento lo siguen acompañando.

En el estadio Monumental y frente al mismo rival que en su momento lo condenó, River dejó ver su peor y y mas cruel y reveladora imagen. Timorato y sin respuestas, fue un equipo decadente, desordenado y repleto de desbarajustes, que repitió deficiencias tanto en defensa como en ataque y que como ya ha quedado demostrado en infinidad de ocasiones desde que en el banco de suplentes se sienta Matías Almeyda volvió a desenvolverse dejando en evidencia que deambula sin un plan de juego al cual ajustarse.

Lo que pareció advertirse desde la alineación titular, terminó por comprobarse una vez iniciado el encuentro. Decisiones erroneas e incomprensibles como las ligadas a la titularidad de Daniel Vega y Luciano Vella (ocupante del conflictivo lateral izquierdo, en el que aún no llegó ningún refuerzo capaz de aportar soluciones) y las posiciones de Lucas Ocampos (por derecha cuando desde que actua como volante lo hace por izquierda) y Manuel Lanzini (obligado a jugar por izquierda por culpa del esquema) fueron lastres demasiado difíciles de sobrellevar y sobre el campo se vio un conjunto sin ideas ni creatividad, que sintiéndose incómodo y carente en todo momento estuvo lejos de comenzar a constituirse en un equipo con aspiraciones realmente serias a disputar un lugar de privilegio en el marco de este torneo que acaba de iniciarse.

Teniendo en frente a un rival que lo presionó a partir de tres cuartos de cancha y centró gran parte de sus esfuerzos en ocupar los espacios e impedir todo tipo de progreso, el conjunto millonario utilizó siempre de forma deficiente el balón. No tuvo precisión en los pases ni disfrutó de asociaciones cercanas al área y más allá de algún intento aislado y valorable de Lanzini, el mejor habiendo tenido vaivenes, como único recurso para acercarse con peligro al arco defendido por Juan Carlos Olave empleó el pelotazo largo hacia David Trezeguet y Rogelio Funes Mori, quien tras uno de esos envíos que fue peinado por el frances estrelló un disparo en el travesaño en lo que fue la única chance clara del equipo en 45 minutos.

Beneficiándose de estas falencias y teniendo como puntales a Esteban González, Martín Zapata y Guillermo Farré, Belgrano vivió tranquilo, sin sufrir. Con el tiempo transcurriendo siguió haciendo su partido y cuando vio la ocasión para hacer aun más rentable su planteo y ocasionarle más dudas a River no falló. El minuto fue el 43 y el responsable de efectuar el golpe el joven y talentoso Lucas Melano, quien tras una salida en falso de Vega usufructuó un centro de Cesar Carranza, mejor remplazante posible de Víctor Aquino, muy mal marcado por Vella.

Tras irse al vestuario masticando esta desventaja, que más que por mérito de Belgrano llegó por errores propios, River no logró recuperarse. Es más, repitió nuevos y conocidos desaciertos y sufrió un nuevo golpe, al minuto de juego, esta vez luego de un pase mal dado por Ezequiel Cirigliano que Zapata aprovechó para lanzar a Carranza, quien mano a mano ante Vega definió con la suficiencia y jerarquía de los grandes maestros.

Posteriormente Almeyda intentó dar un golpe de efecto quitando a Vella y a Cirigliano e introduciendo a Ariel Rojas y Martín Aguirre, pero para sus dirigidos ya comenzó a ser tarde. Solo hubo intentos desesperados y desprovistos de cualquier tipo de movimiento pensado y a excepción de un tiro libre de Lanzini devuelto por el travesaño las ocasiones brillaron por su ausencia.

Aun así llegó el descuento, marcado por Lanzini cuando aun restaban quince minutos. Y con el la ilusión, tan solo respaldada por un empuje que antes no apareció. Si embargo el mismo sirvió de poco, entre otras cosas porque, tras un penal erróneamente sancionado por German Delfino a poco del final tras un choque entre Olave y Aguirre, Funes Mori elevó su disparo a las nubes, volviendo a demostrar, justo en días en los que más se confía en él, que convertir le cuesta demasiado.

La expulsión del arquero cordobés por festejo desmedido, las agallas del delantero Juan Martín para ocupar el arco (Ricardo Zielinski ya había hecho los tres cambios) y el poco tiempo de descuento otorgado por el arbitro tan solo fueron momentos que antecedieron a la peor pesadilla. Como aquel inolvidable y tristemente célebre 26 de junio de 2011, Belgrano dio el golpe y cargó de incertidumbre a River. Con los ovacionados Alejandro  Domínguez y Fernando Cavenaghi lejos, Almeyda deberá comenzar a replantearse muchas cosas para que su once funcione individual y colectivamente. Recibida la primera señal, así el futuro asoma oscuro y angustiante.


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