La regurgitación es el reflujo o la evacuación sin esfuerzo de flujos, mucosidades o alimento no digerido en el esófago. A diferencia de los vómitos, no se acompaña de náuseas y no implica contracciones abdominales fuertes. Es un síntoma de enfermedad del esófago y no un trastorno en sí mismo.
El momento en el que surge la regurgitación tras la comida viene determinado por la ubicación de la disfunción en el esófago, el grado de obstrucción, y la presencia o ausencia de dilatación esofágica.
- La regurgitación inmediatamente después de comer es más probable que ocurra cuando existe alguna lesión u obstrucción en la parte del esófago más cercana a la boca.
- La regurgitación puede no estar relacionada con la comida cuando el esófago está dilatado, porque este sirve de depósito para alimentos y líquidos.
- La retención selectiva de los flujos sobre los alimentos sólidos es más probable cuando existe una obstrucción parcial.
Las causas de la regurgitación se dividen en dos categorías:
- Trastornos estructurales en el esófago, que incluyen existencia de cuerpos extraños, encogimiento y anomalías del anillo vascular.
- Trastornos de la motilidad del esófago (acción fisiológica encargada de desplazar el contenido hacia el estómago), que incluyen el megaesófago.
¿En qué debes fijarte?
Para detectar si tu gato problemas relacionados con la regurgitación, debes comprobar si:
- Ha perdido peso
- Tose
- Tiene dificultad para respirar
- Está en un estado de somnolencia prolongada
Diferencias entre vómitos y regurgitación
Es importante conocer la diferencia entre estos dos términos, pues son signos de enfermedades diferentes. El vómito es la eyección violenta de contenido estomacal al exterior del cuerpo a través del esófago y la boca, y está relacionado con enfermedades del estómago, intestinos, hígado, riñon y páncreas.
En cambio, la regurgitación, como hemos comentado anteriormente, es el reflujo de comida no digerida (que nunca ha llegado al estómago) a través del esófago y la boca. Algunos animales salvajes, como los lobos, regurgitan la comida para alimentar a sus crías.
Diagnóstico
Las pruebas de diagnóstico son necesarias para determinar la causa de la regurgitación. Un completo historial clínico es de suma importancia para confirmar que tu mascota está regurgitando y no vomitando. Un examen físico completo siempre es necesario también. Los exámenes de diagnóstico pueden incluir:
- Conteo sanguíneo completo (CBC)
- Perfil bioquímico
- Análisis de orina
- Pruebas endocrinas
- Radiografías torácicas (en el pecho)
- Prueba de anticuerpos
- Electromiografía y una biopsia muscular
- Esofagrama
- Fluoroscopia
- Esofagoscopia
Tratamiento
El tratamiento del paciente regurgitante puede ser de apoyo o específico. El tratamiento específico se llevará a cabo cuando se identifica una causa subyacente conocida. La terapia de apoyo puede consistir en lo siguiente:
- Modificación de la dieta
- Uso de medicamentos para mejrar la motilidad gastrointestinal
- Suministro de agentes bloqueantes de ácidos y agentes de recubrimiento del esófago/estómago en casos de sospecha de esofagitis
- Hospitalización y restauración del equilibrio hidroelectrolítico y nutricional, en caso de que la situación sea grave
- Terapia con antibióticos en los casos de neumonía
Cuidados en casa
Los cuidados recomendados en el hogar dependen de la causa subyacente del problema. Debemos considerar las siguientes recomendaciones generales:
- Administra todos los medicamentos prescritos y atiende a las instrucciones de dosificación.
- Observa atentamente a tu gato en busca de signos que puedan sugerir una neumonía secundaria, como dificultad para respirar, tos y/o letargo general y falta de apetito.
- Presta mucha atención a las condiciones corporales de tu gato. Mantener un plan nutricional adecuado a veces puede ser difícil en animales con estos problemas.