Reincidencia promocional

Dice Urbano textualmente en este medio:
"Lo cierto es que Central se fue al descenso porque perdió 3 a 0 en el último partido y de local".
Esta nota no es para cargar a un amigo. A un tipo que sufre, que lo hace de verdad. Un hombre que ha puesto el alma para defender a su Central amado. Que ha tratado de encontrar explicaciones siempre en cada derrota. Que nunca bajó los brazos ante la adversidad. Con él hemos jugado un contrapunto muy disfrutable, gracias a este sitio que no cobija. Urbano es, por estos días, un ser triste, convencido por los argumentos de esa equivocada frase.
Urbano piensa así porque es un hincha genuino. Porque toda la hinchada de Central es así. Son pasionales y únicos. Se mueven como si cada cosa que les pasa fuera una cuestión de familia. ¿Me entendés? Si un hijo tuyo roba o se manda una ultracagada, salimos a defenderlo igual. Es nuestro hijo, ¡carajo! Somos tan protectores que a veces no vemos la realidad. Los Canayas son así. Son una identidad registrada.
La realidad es que Central se fue a la B y no porque perdió el último partido. Lo hizo porque hace varios años que pierde puntos. Estuvo muy mal gobernado largo tiempo. Vino Usandizaga, tomó al club como una empresa, hizo inversiones y saneó la administración. Pero se jugó demasiado en el tema fútbol. Ya las inferiores venían lastimadas y se jugó con los pibes. No era el momento querido Vasko. Eso se puede hacer cuando tenés un colchón de puntos interesante. Y estabas advertido desde el año pasado. Ir a la promoción fue una reincidencia.
Rosario Central es un gran club. Su infraestructura es mucho más que fútbol. Pero el corazón del canaya es fútbol y solo fútbol. Entonces no se puede ser tan irresponsable en el manejo. Con la advertencia del año anterior se debieron tomar medidas.
La hinchada canaya basó su lucha en el apoyo total. Llenando las tribunas siempre. Alegando ser el tercer grande por la convocatoria. Como gallinas cluecas cuidando los pollitos. Tienen una gran fortaleza, pueden hacer que las cosas cambien. Quizás, advirtiendo que se venía la noche, podrían haber hecho huelga. Porque el camino a la B era una posibilidad cierta. Y así fue.
Varios años de corrupción y desorden, nuevas autoridades ordenando y decidiendo, tirarse a la pileta con el fútbol y esperando que la cancha llena resolviera las cosas, hicieron que Central este en la B.
No es la muerte. Duele como la muerte.
Omar Cerieldín
Columnista Especial