Revista Psicología

Relajación infantil (Hasta los 12 años)

Por Centro Psiconet

Ante la ansiedad, los nervios, la tensión… lo más eficaz que podemos hacer es relajarnos, para que ello no suponga un problema en nuestro día a día en todas las cosas que hacemos. Altos niveles de ansiedad provocan una mala gestión de las diferentes situaciones, así como un alto malestar que impide un buen funcionamiento cotidiano.

En función de la edad del niño, podremos lograr la relajación de diferente manera. En este blog, se dan claves para relajar a los niños dependiendo del momento evolutivo en el que se encuentran.

0 a 2 años

Para relajar a los bebes, la relajación la tienen que llevar a cabo los padres mediante la aplicación de masajes. Por ello, se aconseja seguir el siguiente orden:

  • Piernas
  • Pecho
  • Espalda
  • Tripa
  • Cabeza

Es fundamental encontrar un espacio tranquilo, puesto que los bebés detectan bastante los diferentes estímulos del ambiente. En la medida que perciban un contexto agradable y de calma, la relajación será mucho más eficaz.

2 a 5 años

En esta edad, los niños aún no son lo suficientemente independientes como para poder llevar a cabo la relajación solos y sin distraerse. Por ello, la ayuda de los padres o de los cuidadores es esencial en este periodo del desarrollo.

Con estos niños, lo más conveniente es presentar la relajación como un juego para que entren bien a hacerla. Si les resulta muy aburrida, dejarán de hacerla intentando distraerte para hacer otra cosa mejor.

Lo podemos conseguir mediante:

  • Cuentos. Historias en las que podamos meter comportamientos o acciones de los personajes que los niños puedan imitar. Especialmente, mostrarles situaciones en las que tengan que pasar de un comportamiento a uno contrario, para ver la diferencia. Por ejemplo, rapidez-lentitud, tensión-relajación, ruido-silencio, etc.
  • Objetos. Pelotas para apretar y soltar y controlar la tensión, peluches con los que inventen historias…
  • Imitación. Podemos ponerles diferentes caras, para que vean los diferentes gestos en función del estado de una persona y que las repitan, explicándoles cómo pueden relajarse.
  • Etc.

5 a 12 años

Para los niños de esta edad, lo más eficaz es la relajación de Koeppen. Esta relajación, es una técnica que consiste en la tensión y distensión de los diferentes grupos musculares para conseguir alivio. El objetivo es enseñar a los niños a identificar cuando existe esa tensión en los músculos y ponerla en práctica para reducir la ansiedad.

Los pasos que hay que seguir para llevar a cabo esta técnica son los siguientes:

  1. Manos (Limones)

Se trata de apretar los puños como si intentáramos exprimir limones y sacarles todo el jugo. Hacemos hincapié en que sientan la tensión en las manos y a los 3-5 segundos, les decimos que los suelten muy despacio, y que se fijen en cómo se encuentran las manos en ese momento.

(Repetir el ejercicio 2-3 veces más)

  1. Brazos (Gato)

Consiste en estirar los brazos hacia delante e ir subiéndolos hacia atrás, como si fuéramos un gato perezoso que se estira. Como anteriormente, el objetivo es que el niño note la tensión en los brazos, que aguante 3-5 segundos, y soltar despacio.

(Repetir el ejercicio 2-3 veces más)

  1. Hombros (Tortuga)

Después, estiramos los hombros, tratando de llevar los hombros hacia las orejas, como si una tortuga metiese su cabeza en el caparazón. Nos centramos en la tensión 3-5 segundos, y soltamos despacio notando el alivio y la relajación.

(Repetir el ejercicio 2-3 veces más)

  1. Mandíbula (Chicle)

Este paso, consiste en imaginar que tenemos un chicle enorme en la boca, difícil de morder. Intentar morderlo, apretando la mandíbula. Aguantamos 3-5 segundos, y soltamos despacio, para relajar los músculos de la boca.

(Repetir el ejercicio 2-3 veces más)

  1. Nariz y frente (Mosca)

Continuamos relajando la cara. Para ello, en primer lugar, arrugamos la nariz, como si tuviéramos una mosca posada en la nariz. Aguantamos 3-5 segundos y soltamos despacio. Después, imaginamos que esa moscar se posa en la frente, arrugamos la frente, aguantamos un poco, y soltamos despacio.

(Repetir el ejercicio 2-3 veces más)

  1. Pecho (Globo)

Consiste en respirar profundo, como si quisiéramos hinchar un globo en el pecho. Cogemos aire por la nariz, hinchamos el pecho y aguantamos unos segundos. Después soltamos despacio para notar ese alivio y relajación.

(Repetir el ejercicio 2-3 veces más)

  1. Estómago (Elefante)

Después, pasamos a relajar el estómago. Para ello, nos tumbamos boca arriba e imaginamos que un elefante grande nos va a pisar. El truco está en contraer el estómago para que no duela cuando el elefante pisa. Una vez ha pasado el elefante (3-5segundos), soltamos despacio.

(Repetir el ejercicio 2-3 veces más)

  1. Piernas y glúteos (Arenas movedizas)

Por último, nos queda relajar las piernas. Se trata de imaginar que nos hemos metido en una zona de arenas movedizas y que nos estamos hundiendo. Si apretamos bien las piernas, los glúteos y los pies, y empujamos contra el suelo, podremos salir sin problemas. Empujamos 3-5 segundos y soltamos despacio.

(Repetir el ejercicio 2-3 veces más)

Una vez que hemos conseguido que el niño esté relajado, le preguntamos por cómo se siente. Le pedimos que piense en su propia imagen de manera positiva, para asociar la relajación a un estado positivo y agradable.


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