Lady Writing, de Johannes Vermeer.
¿Por qué en estos tiempos se califica como “relato” lo que no es más que una sensación, una reflexión, una confesión, un recuerdo, una semblanza o retrato o una mera ocurrencia ingeniosa? ¿Tanto nos cuesta atender a la semántica del término relato o es que ahora todos queremos ser relatores sin saber qué es un relato? Si no me confundo, y como me ha dado la vena dogmatizadora, un relato es un escrito –sea breve o extenso– que relata, cuenta, narra con lo esencial de la narrativa. Se requiere una historia con su planteamiento, nudo y desenlace. En cualquier caso, una historia centrada en pocas situaciones y personajes si no queremos meternos en el campo de la novela. Esta muy bien el talante democrático de Internet y la proliferación de presuntos relatadores. Lo que no está tan bien es la devaluación que plumas débiles pretenden de la literatura. Seamos serios: cualquier ocurrencia no es un relato, me advierto cuando se me aflojan los criterios del juicio.