Relativizar los objetivos.
Conseguir alcanzar un objetivo no siempre es coherente. En el trascurso del tiempo que nos ocupará recorrer el trayecto nos veremos sometidos a una serie de circunstancias que pueden ayudarnos a enfocar mejor lo acertado o no del hecho de proseguir adelante en la consecución del objetivo que queremos conseguir.
Colmaran momentos en que creeremos tener ya entre nuestras manos el triunfo que podrán ser un avance a lo que acontecerá o puede darse la situación de que vayamos descubriendo que se convierte paso a paso en algo insignificante y ya no deseado para nosotros; y entonces la desidia abarca todo.
A veces confrontamos equivocadamente los pro y los contras y no somos capaces aun observando todo lo acontecido de decidir abandonar.
Desistir no siempre es un fracaso, puede ser incluso ser un éxito a largo plazo.
Si al avanzar encontramos que la pendiente del camino es muy elevada causándonos asfixia, un receso es conveniente y visualizar de nuevo todo hasta encontrar el momento en el que se produce el fallo para corregirlo o retroceder un poco.
Pausar es necesario siempre porque ayuda a comprender lo acontecido en su adecuada realidad, dejando a un lado las grandes utopías que ensombrecen o entorpecen nuestro progreso, retomando con más energía nuestro trabajo o redirigiéndonos hacia otro sendero o sea definir otro objetivo en el siguiente cruce.
Es de sabios tomar el sentido correcto de las cosas, personas; no sobrevalorar ni intentar negativizar, pues de esta manera solo conseguimos engañarnos a nosotros mismos.
La mente es como una gigante olla donde preparar el alimento que nos sustente, el alma se empobrece a pasos agigantados cuando no se apuntala correctamente permitiendo que el cuerpo vague desordenadamente.
Letras y dibujo María José Luque Fernández.
Letras y dibujo María José Luque Fernández.