Hoy he comido con un amigo de Barcelona al que no veía desde que nació mi hija. Ha venido a recogernos a mi mujer, a mi hija y a mí a casa. Luego hemos salido juntos tras echar al gato okupa que últimamente se cuela en casa cada vez que abrimos la puerta de la entrada (es el gato de un vecino al que le encanta esconderse debajo de nuestra cama y, luego, zamparse el jamón con el que le sobornamos para que se vaya).