Revista Cultura y Ocio

RELATO: FINCA MALDITA (#OrigiReto2018 - Agosto 2)

Publicado el 23 agosto 2018 por Dentro Del Monolito @dentromonolito
RELATO: FINCA MALDITA (#OrigiReto2018 - Agosto 2)
Aquí está mi segundo relato para el #OrigiReto2018, la iniciativa de escritura creativa ideada por Stiby y Katty. Este relato, que tiene cierta conexión con el anterior, aunque se puede leer de manera independiente sin ningún problema, lleva por nombre FINCA MALDITA.


—Conectamos en directo con nuestro corresponsal en el barrio valenciano de Patraix para conocer más detalles de este escalofriante suceso. Adelante, Gonzalo.—En efecto, compañeros. Nos encontramos a pie de calle, justo frente al infausto edificio conocido como “la finca maldita”, lugar que en los últimos años ha sido el siniestro decorado de una serie de hechos luctuosos que han marcado para siempre a esta zona de la ciudad. El último episodio en la concatenación de incidentes trágicos ha tenido lugar hace apenas un par de horas. Para saber qué ha sucedido exactamente, contamos con una testigo de excepción. Ella es Asunción, y es la vecina del inmueble que se encuentra justo debajo del lugar del crimen. Díganos, Asunción. ¿Puede hacernos un breve resumen de lo que ha podido usted ver?—Buenas noches. Pues sí, la verdad es que han sido unos momentos muy angustiosos. Yo llevo viviendo aquí desde hace casi 30 años, y la verdad...—Perdone, Asunción. ¿30 años lleva usted viviendo en la finca maldita?—Desde el año 89, en efecto. Y en estos años una ha visto de todo, pero lo de hoy ha sido demasiado porque pude acompañar a los agentes cuando entraron en la casa.—No adelante los acontecimientos, por favor. Cuéntenos, ¿cómo ha comenzado todo?—Bueno, pues, a eso de las ocho de la tarde empecé a escuchar voces altas que venían del piso de arriba, en un tono como de discusión. Tampoco le dí mucha importancia ya que la pareja que vive...eh...que vivía allí tenían jaleo cada dos por tres. Pero hoy me asusté porque los gritos de Elena transmitían mucha angustia, y porque a él no le escuchaba gritar como de costumbre, es como si estuviera tranquilo. —Disculpe. Entiendo que Elena es la mujer fallecida, ¿verdad?—Sí, así es. —¿Tenía usted mucha relación con ella?—No demasiada. Un trato normal de vecinos. Ya sabe usted que la gente joven siempre está demasiado atareada hoy en día. Curiosamente, en este último mes me llamó un par de veces para que subiera a su casa. Una mañana tenía una plaga de moscas dentro de su dormitorio. Me dijo que no sabía cómo habían entrado. Revoloteaban por cientos alrededor de una antigua cajita de madera. Cogí un spray para matar bichos y con la ayuda de un trapo conseguí echarlas por la ventana. Unos días después volvió a llamarme y, sin decirme nada, me llevó a la misma habitación. Había cientos de cucarachas, ¡qué asco! Todavía me dan escalofríos cuando me acuerdo. Con esos bichos no puedo, es superior a mis fuerzas. Elena tuvo que llamar a un profesional para que le desinfectaran la casa. ¿Sabe una cosa? No me explico de dónde salieron, era un quinto piso y ningún otro vecino ha tenido plagas de ese tipo. —Es algo extraño, desde luego. Siga con la historia, por favor. ¿Qué hizo usted tras escuchar los gritos de Elena?—Viendo que la cosa no se calmaba, llamé a la policía. No tardaron nada en presentarse en mi casa. Supongo que con todos los casos de violencia que hay en estos tiempos, hay mucha vigilancia. O a lo mejor dio la casualidad de que estaban cerca del edificio, no lo sé. Les conté rápidamente lo que pasaba y en seguida subieron al piso. Yo les acompañé, quedándome detrás de ellos. Llamaron al timbre y entonces oímos a Elena chillar más fuerte, pidiendo ayuda. Como nadie abría la puerta, uno de los policías disparó a la cerradura y abrió de una patada. Al fondo pude ver a Elena, con la cara desencajada. Él estaba de espaldas a la puerta, sujetando en alto una escopeta. Entonces él…perdone, no puedo seguir.—Tranquilícese, Asunción. ¿Puede usted confirmarnos que fue testigo ocular de los hechos?—Claro, es lo que le estoy diciendo. Estoy un poco nerviosa, lo siento. —No pasa nada. ¿Qué nos puede contar usted del agresor, sabe a qué se dedicaba?—Pues no, la verdad. Era un hombre que hablaba muy poco. Lo único que sé es que se marchaba temprano todos los días. Como su habitación queda justo encima de la mía, más de una madrugada me desvelé con el sonido de su despertador. Y volvía a casa ya tarde, a eso de las ocho, como le digo. —¿No pudo usted ver su cara, entonces?—Cuando la policía entró en la casa no. Vuelvo a decirle que le veíamos de espalda. Apuntaba a Elena con la escopeta, y no se inmutó cuando la policía empezó a gritarle para que soltara el arma. Le dijeron que estaba rodeado, que le iban a disparar, pero le dio igual. Todo fue muy rápido. Se oyó una explosión enorme, y todo se llenó de sangre. Elena quedó sentada contra la pared, que se veía a través del agujero que había salido en su estómago. Los policías le abatieron con varios disparos, pero ya no podían hacer nada por ella. Pobre Elena…—Horripilante. Una pregunta más, Asunción. ¿Ha pensado usted mudarse a otro lugar teniendo en cuenta el macabro historial de muertes que atesora este edificio?—A mi edad no voy a ir a ninguna parte. Es verdad que aquí ha muerto mucha gente, y algunas veces de manera muy rara. Personalmente he llegado a ver sombras extrañas en las escaleras, y algunos vecinos me han dicho que en ciertas noches se escuchan voces en los descansillos, y cuando se asoman no hay nadie. Pero a mí lo que me da miedo son los vivos. Que se lo digan a la desgraciada Elena. Lo único que le pido a Dios es que la próxima vez no me toque a mí. —Muchas gracias, Asunción. Han tenido ustedes un testimonio de primera mano de lo que por desgracia ha acontecido esta tarde. Deseamos que al menos esto sirva para que la gente cobre conciencia de esta realidad oscura que nos sobrecoge con casos así. Esperemos no tener que volver a este edificio para dar noticias de este tipo. Devolvemos la conexión al estudio central, desde la conocida como “la finca maldita”, que con el suceso transcurrido hace apenas unas horas se ha cobrado ya su undécima víctima.


Este relato intenta cumplir el ejercicio 18 del reto de escritura #OrigiReto2018: Hazle un interrogatorio de 10 preguntas al personaje que quieras. 
#OrigiReto2018 es una iniciativa creada por Stiby y Katty. Podéis acceder a las reglas en sus blogs Sólo un capítulo más y La Pluma Azul de Katty.
Esta obra está sujeta a una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
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