Revista Juvenil

Relato: Inevitable Destino

Por Mentes_impopulares

-¡Lord Ángel!¡Señor!-exclamaba la multitud.Relato: Inevitable Destino

-Milord-ovacionaron emocionados.

La muchedumbre exaltada lo miraba llena de admiración y sobrecogimiento. Mientras, el bello ángel se paseaba entre ellos, repartiendo sus bendiciones, con su toque sanaban los enfermos, con su roce se animaban los desdichados, su pueblo aclamaba a su señor, agradeciéndole las bendiciones y atenciones que con tanto cuidado le prodigaban.
Tras repartir sus bendiciones el ángel extendió sus alas y partió sin descansar hacia el siguiente poblado para poder seguir bendiciendo y cuidando de su gente, este era su deber y su devoción, dedicarse por entero al bienestar de su pueblo.
Finalmente cuando el sol ya se ocultaba tras la tranquila superficie del mar, el ángelacabó su ruta y, agotado, levantó el vuelo hacia la enorme montaña que se erguía en el mismo centro de la isla, el monte infinito.
Cuando llegó a la parte más alta de la montaña el ángel se sentó en una cornisa de piedra y miró hacia donde sabía que estaba el continente. No estaba a la vista, pues eran necesarios varios días en barco para poder alcanzar su costa más cercana. Debido a su poder divino, La Gracia Angelical, podía sentir sucesos que no estaban a la vista para los mortales, a cambio le estaba prohibido usar los ojos para percibir el mundo, ocultando para siempre su rostro bajo una casco de acero, adornado con una gran cruz griega que ocupaba todo el frontal del casco, el símbolo de su rango en la orden seráfica.
Dirigiendo su poder hacia el continente pudo sentir grandes agitaciones, grandes luchas se libraban en aquellas lejanas tierras.
-Señor Serafín , por favor contestadme.-suplicó humildemente.
El aire alrededor de sus manos se agitó y convulsionó, formando la imagen del Serafín, el más alto rango de su orden.
-Ángel, ¿Por qué te comunicas con nosotros?¿Habéis descubierto la profecía dentro de las antiguas ruinas?-un casco azul, adornado con alas doradas ocultaba el rostro del gran ángel, sin embargo su tono de voz era duro y afilado, delatando la molestia que le causaba hablar con su subordinado. 
- Es posible, Milord, encontramos una cámara oculta, casi inaccesible, protegida por múltiples trampas y barreras.
-Suena muy prometedor, investigad a fondo esa cámaray comunicadme lo que encuentres.- el desinterés y la prisa por volver a su tarea se hacían patentes en la voz del Serafín.
-Sí señor, sin embargo debéis saber que mis dos compañeros fallecieron entrando en esa cámara, solo yo sobreviví, ahora soy el único representante de nuestra orden en la isla.-apesadumbrado pero al mismo tiempo desafiante el ángel esperaba que su superior le relevara de la ardua tarea de proteger solo la isla.
-Una gran pérdida sin duda, sin embargo a veces debemos hacer sacrificios para a la larga poder vencer.
-Sabíais que esto podría pasar.-afirmó ángel en tono acusador.
-Sabía que era una posibilidad, pero necesitamos urgentemente esa profecía. ¿algún inconveniente?- junto con el tono duro y autoritario el arcángel envió una ráfaga de su poder, destinado a amonestar al desdichado ángel.
-No, señor,¿Tan mal va la lucha? ¿De verdad necesitamos urgentemente esa profecía?-el ángel se acobardó ante la autoridad y el poder que emanaba de la voz de su superior.
-La profecía de los elegidos de la luz podría ser nuestra única esperanza de derrotar a los ejércitos de los emperadores del mal. Avísame cuando tengas la profecía en tus manos.
Con un suspiro del ángel la conexión se desvaneció. Alzando su mano hacia el continente intensificó su sondeo y sintió como las ordenes angelicales luchaban de forma encarnada contra los ejércitos de los cuatro emperadores, sin embargo la diferencia numérica era abrumadora, los ángeles no podrían resistir eternamente.Relato: Inevitable DestinoCon un sentimiento creciente de desesperación unido al de pesar por la muerte de sus compañeros el ángel partió hacia su residencia, no muy lejos de la allí.
Cuando llegó vio su gran mansión, antaño llena de vida y alegría, ahora lo único que habitaba allí era un gran y pesado silencio, tanto que parecía que ningún sonido podría romperlo.
Sin hacer sonido alguno el ángel se desplomo en su lecho, usar su Gracia para comunicarse con sus superiores le había despojado de sus fuerzas. Recordando los eventos del día, se hundió en un abismo oscuro de desesperación y pesar, hasta que su estado de inconsciencia le arrebato los oscuros pensamientos que corroían sus entrañas.
***
Cuando volvió en sí, más recuperado y dispuesto a entregar esa profecía y ganar la guerra, mandó a buscar a los centauros que guardaban las antiguas ruinas donde habían encontrado la profecía.
Mientras llegaban se tomó su tiempo para preparase para su llegada, un acontecimiento de tal magnitud se escribiría en los anales de las historia y él sería el anunciador y descubridor de la profecía de los elegidos.
Estirando sus seis alas entumecidas tras un tiempo sin moverlas, salió a recibir al trío de centauros.
-Que las estrellas guíen vuestro destino, lord ángel.-saludaron cortésmente los centauros, sin embargo ninguna reverencia siguió al saludo, permanecieron los tres juntos erguidos y mirando fijamente al ángel. 
-Saludos guardianes de las profecías, ¿qué noticias me traéis?-con suma pompa el ángel les devolvió el saludo.
Uno de los centauros, su líder, se adelanto a los otros dos y de forma totalmente inexpresivaempezó a informar a su señor.
-Señor, hemos logrado traducir la profecía que encontramos en la sala oculta de las ruinas, efectivamente se trataba del vaticinio de la llegada de los elegidos, pero... 
-Excelente, dime que dice.
Los empleados del servicio mientras fingían que trabajaban, limpiando y ordenando los utensilios de la sala de visitas escuchaban atentos las trascendentes conversaciones que allí se estaban sucediendo, el ángel advertido de esto se sonreía pensando en las grandezas que contarían de él los cotilleos de la mañana.
-¿No podéis leerlo, señor?-intervino el segundo centauro acobardado.
-No, con mi Gracia se me permite sentir e interactuar con las energías del mundo, ver la luz y la oscuridad, pero con los ojoscegados por este casco me es imposible hacer cosas tan mundanas como leer.-su voz teñida de impaciencia y desprecio por aquellos incapaces de sentir el mundo como su orden le había enseñado.
El líder de los centauros lanzó una dura mirada a su subordinado antes de continuar con su informe. 
-Mi señor, la profecía dice que los elegidos llegarán al mundo para acabar con la oscuridad y que...-Eso ya lo sabíamos, dame nueva información.-impaciente el ángel se perdía en ensoñaciones de gloria y fama, donde él era alabado como el salvador de su orden.
-Le matarán primero a usted.-acabó rápidamente el centauro.
-¿¡Qué!? ¡No puede ser! ¡Debéis de haberlo interpretado MAL!-su tono de voz se alzó rápidamente mientras embravecido acusaba a los guardianes de mentir o equivocarse.
-No señor , está muy claro, los elegidos usarán su poder sagrado para acabar con la oscuridad del mundo, empezando con usted.
-¡Imposible!-gritó mientras lanzaba su báculo a los centauros que ya huían despavoridos.
Al darse la vuelta furibundo los criados y mayordomos ya habían desaparecido.
Siempre había despreciado a los centauros, con todo su conocimiento, con toda la información que tenían a su alcance y, en lugar de usarla para ayudar, ellos simplemente se dedicaban a mirar las estrellas. Ahora los centauros habían decidido usarla, habían decidido mostrar la verdad, y había sido en su contra.
Relato: Inevitable Destino"Es imposible"-pensó-" Yo soy un enviado de la luz, portador del poder sagrado, ¿Por qué iban los elegidos a acabar conmigo si ambos luchamos contra la oscuridad?"
...
-Señor Serafín, sabemos los detalles de profecía.
-Bien, ¿Qué dice?- el arcángel estaba ansioso, esperanzado pero sobre todo agotado, sabía que se les agotaba el tiempo.
-Dice que los elegidos vendrán de otro mundo, aparecerán en primer lugar en la isla, y luego, irán al continente y purgarán al mundo de los siervos de la oscuridad. Finalmente, tras superar penurias y afrontar peligros, obrarán el milagro y destruirán a la fuente de la oscuridad y del mal del mundo.
-Excelente, entonces recae en ti la tarea de mantener libre la isla del la influencia del mal hasta que lleguen.
-Sí, mi señor, pero hay partes de la profecía que no tienen sentido. Dice que, "en su cruzada compañeros de este mundo se les unirán en corazón y alma, cimentando así los lazos del destino creados largo tiempo ha". También... que me matarán a mí para liberar la isla de la oscuridad.- su tono fue decayendo hasta que la última frase no fue más que un murmullo desesperado.
-Extraño en verdad, pero no nos corresponden a nosotros interpretar las profecías... u oponernos a aquellos que son elegidos como salvadores del mundo.-percatado ahora de las dudas y miserias de su subordinado, el arcángel imprimió en su voz un tono duro y cortante, dispuesto a ser obedecido sin la menor discusión.
-Pero ponen que me matarán. ¿Acaso no os importa?- inquirió el ángel suplicante.
-Si tu muerte significa salvar al mundo del abismo que se avecina, no, no me importa.-el gran arcángel fue tajante, todos eran peones en el juego del destino, si había que sacrificar uno para poder salvar la partida se haría.- Ahora debo irme, las tropas de los querubines han caído, solo los ángeles y caballeros sagrados quedamos para proteger el mundo.
Con esto se cortó la conexión dejando al ángel totalmente desolado; acaso solo había nacido para morir a manos de unos supuestos héroes y, si eran los héroes destinados a destruir la oscuridad ¿Por qué iban a sacrificar a un inocente, a un compañero, a un aliado en la lucha?
Estos pensamientos surcaban su desconsolada mente, ahora a la deriva mientras intentaba asimilar aquello que le había sido vaticinado.
Incorporándose, salió de su alcoba y empezó a recorrer la mansión buscando a alguien que le trajera la comida, sin embargo no encontró a nadie, todo estaba oscuro, todos los habitantes de la mansión habían desaparecido, estaba solo.
Relato: Inevitable DestinoIntentando olvidar el destino que le deparaba la profecía salió hacia los pueblos y ciudades para repartir sus bendiciones y reconfortar a sus habitantes, sin embargo cuando llegó al primer poblado, los habitantes le miraron aterrados, y, susurrando a sus amigos y familiares, rápidamente se internaban en sus viviendas. Trazas de conversaciones y murmullos llegaban a oídos del ángel, mientras este paseaba por el poblado intentando buscarle una explicación a tan inaudito suceso.
"Los centauros lo dijeron..."
"La profecía dice que es un diablo..."
"Los elegidos lo matarán, eso significa que debe ser un ser malvado."
En cada ciudad o pueblo que visitaba la escena se repetía dejando finalmente al ángel solo en su mansión, pensando en su desdichado destino.
***
Pasó semanas solo en su mansión alimentándose en la autocompasión, viviendo en la inmundicia, pues ningún servicio se acercaba jamás a la oscura mansión, ninguna luz iluminaba ya su hogar, solo y aislado, incapaz de contactar con nadie de su orden, su destino le reconcomía por dentro, extendiendo su Gracia hacia el continente no encontró nada más que oscuridad, ninguna luz luchaba ya contra ella, si alguien de su orden había sobrevivido a la masacre se había ocultado demasiado bien para que el ángel los sintiera. Ya no le quedaba nada, su orden había caído, era, por lo que el sabia , el ultimo ángel del mundo y su destino era morir.
"¿Por qué?"-pensaba-"¿Por qué era este su destino? Debía saber al menos por qué. No tenía sentido alguno. Sí,"-se convencía-" debía ver al menos la profecía, de todas formas que importaba la prohibición de los ángeles, por qué no ver el mundo mortal con sus ojos, quizás sus ojos de la mente eran los que mostraban la verdad y los ojos mortales engañaban al alma pero qué más da ya, solo quedo yo y necesito saber la verdad que solo los ojos mortales pueden mostrar."
Con estos pensamientosse levantó al fin de su cama tras semanas, o quizás meses, puede que incluso años, de aislamiento y autocompasión. Poniendo el pergamino en el cual estaba escrita la profecía en la mesa, procedió a quitarse el casco que le cubría los ojos.
Cuando sus ojos mundanos se posaron en el pergamino vio que era verdad, los elegidos estaban destinados a luchar contra él para poder llegar al continente y acabar con la oscuridad.
Sin embargo también se dio cuenta de que la profecía decía que los habitantes de la isla lo odiarían y temerían y que, por ellos, los elegidos decidirían luchar contra él.
"Ya ha empezado"- pensó lleno de pesadumbre-"Sin embargo aún hay una oportunidad, si tengo a los habitantes de mi lado la profecía no se cumplirá y podría vivir y proteger la isla de los influjos de la oscuridad."
Viendo esperanza por primera vez desde que el conocimiento de la profecía cayó en sus manos, el ángel salió hacia los poblados, observando el mundo por primera vez con sus ojos.
Cuando llegó a la ciudad aterrizó súbitamente en la plaza del pueblo y miró a los habitantes de su isla con los ojos de un mortal.
-Amigos, hermanos, estoy aquí para advertiros, la profecía os manipula, quiere volveros contra mí, pero ¿No he sido yo quien os he cuidado cuando estabais enfermos ?¿No he reconfortado vuestros pesares y eliminado vuestras dolencias? Olvidad esos falsos vaticinios quedaos a mi lado juradme lealtad y la oscuridad nunca tendrá influencia en esta isla.
Su pueblo, el cual creía en el poder de la profecía con el fervor de un fanático se volvió rápidamente contra él :
-¡Demonio! ¡Diablo! Quiere tentarnos para servirle.-exclamaban enfurecidos.
-Los ángeles nunca deben usar sus ojos, ¡Oscuro! ¡Maldito!
Piedras, madera y fuego, todo aquello que los creyentes habitantes de la isla tenían a mano volaban ahora en dirección al ángel.
Una enorme ráfaga de viento proveniente del ángel derribó a la enfurecida masa que atentaba contra él, la mayoría cayeron al suelo aturdidos, algunos menos afortunados se precipitaron contra los puestos del mercado o los muros de piedra que rodeaban la plaza, quedando heridos o magullados en el proceso. Un desafortunado infante, apenas mayor que un niño, cuyo peso era demasiado bajo para la fuerza utilizada por el ángel para convocar la ráfaga, fue despedido varios metros por el aire hastaaterrizar en la empalizada tras la muralla, siendo empalado en el proceso.
Al ver la vida escapar de los ojos de aquel niño y un odio visceral florecer en los ojos de su propio pueblo, el ángel, asustado por primera vez en su vida levantó el vuelo rápidamente hacia su oscura y deshabitada mansión, donde nadie se atrevería a buscarlo.
"Nunca se pondrán de mi parte contra los elegidos, y mucho menos después de lo de hoy"-pensaba desesperado por encontrar una falla en la profecía, una forma de salvar su vida y mantener la barrera que protegía la isla.-"Mi señor Serafín, debo cumplir la misión que me encargasteis, debo proteger la isla, y para ello debo sobrevivir, debo vencer al destino."
Nadie respondió a su llamada, su orden estaba muerta.
"Mi pueblo me ha abandonado, eligiendo los delirios de un vaticinio a su señor, si no me apoyan por voluntad propia deberán, hacerlo a la fuerza, no quiero, pero debo hacerlo, es la única manera, es por un bien mayor, ¿No es así, mi señor Serafín?"
-Está decidido-dijo mientras ardientes lagrimas resbalaban por su mejilla-Debo hacer todo lo que esté en mi mano para proteger a mi pueblo, incluso si ellos se oponen, por el bien mayor.
Usando sus desarrollados sentidos encontró a aquellos de los habitantes de la isla mas fáciles a la sugestión y los indujo a unirse a él, les prometió poder a los avariciosos, chantajeó a los mas débiles y atemorizó a los más asustadizos.
Relato: Inevitable DestinoExtrayendo poder de su Gracia, el ángel creó una forma de someter a su voluntad a aquellos que se oponían a sus planes. Unos artilugios oscuros que implantados en la piel de cualquiera de los habitantes sometían su voluntad a su control.
Extraer su Gracia de esta manera fue provocando paulatinamente un deterioro de su estado físico.
Sus ojos antaño azules se volvieron completamente pálidos, totalmente desprovistos de color, su cabello dorado se fue ennegreciendo y finalmente desapareció para siempre. Su piel perdió todo su tono volviéndose de un enfermizo color gris.
Sus alas blancas fueron perdiendo su lustre, la plumas se cayeron, hasta convertirse en dos raquíticas y membranosas alas negras. Incluso unos cuernos empezaron a salirle de la cabeza.
Asqueado por su repugnante aspecto, el ahora caído, cubrió su cuerpo con pieles negras y se hizo para el rostro una máscara del mismo material, dejando al descubierto sus ojos carentes de iris para poder observar asqueado ese mundo tan lleno de dolor, sufrimiento y prejuicios que, bajo su guía, se convertiría en una hermosa utopía, un lugar donde la oscuridad jamás llegaría a tocar la isla.
Sus sirvientes, formados por muchos de los pobladores de la isla, ahora sometidos a su voluntad por los artilugios oscuros, empezaron a conquistar la isla, convirtiendo cada vez a más inocentes en esclavos del demonio.
El malvado demonio, Devil, lo llamaban aterrorizados y llenos de odio aquellos que se oponían a él, también sus ejércitos empezaron a llamarlo de ese modo, e incluso él mismo comenzó a olvidar su anterior nombre y se refería a sí mismo como Devil.
Su mansión, antaño hermosa, ahora aparecía en ruinas sucia y aparentemente abandonada, gran parte estaba derruida, apenas quedaba techo y las tablas del suelo estaban enmohecidas, solo una cosa permanecía intacta, el cuadro del ángel rezando, aquel que antaño había sido su favorito, ahora era una burla, un constante recordatorio de lo que fue y en lo que se había convertido.
"Era necesario, todo fue necesario, el mal no debe entrar en la isla"-pensaba Devil, solitario en su herrumbrosa morada-" Y si debo sacrificar mi belleza para conseguirlo, así será, si debo someter a la isla entera así lo haré, todo es por proteger la isla de la oscuridad, todo es por un bien mayor."
"Gran parte de la isla ya está bajo mi control, pero debemos darnos prisa,los elegidosse aproximan a este mundo, lo noto en mis huesos, debemos convertira todos los que quedan en esta isla, debemos vencer al destino." 
Nada debe perturbar nuestra isla, nuestra hermosa utopía, nuestro mundo de pura luz, ni los elegidos, ni nadie...
Nadie...
Nadie...
El tiempo se acerca, y los elegidos deben morir.
Relato realizado por: Eusebio

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