Relato juevero 4 de noviembre 2021. Muñeca de porcelana

Convocatoria de Mağdesde su blog con el tema "¿A qué te dedicas?".

Muñeca de porcelana

Me llamo Berta Yuste y hace años me tilulé en Restauración Arqueológica en l’Escola d’Arts i Oficis.
Desde muy pequeña mi sueño era dar forma a objetos mientras acompañaba a mi padre, famoso restaurador que recibía grandes encargos.Con lo que le sobraba lo iba imitando usando manos torpes y pequeñas.A medida que pasaba el tiempo, se iban fortaleciendo y adquiriendo soltura y así me convertí en su ayudante mientras cursaba los estudios.

Me especialicé en conservación de cerámica, porcelana, cristal, pinturas murales y mosaicos.

Conocí a Juan Manuel una tarde con tormenta, salía del museo y recuerdo que se acercó y me dijo "imposible usar el paraguas" con una sonrisa amable e incitadora. Luego se convirtieron en noches de pasión, las primeras comprometidas donde todo valía. El resto no era sino nebulosa, solo dos cuerpos que hervían y donde mis manos delineaban la piel y tanteaban las formas.

Un atardecer, con el fuego consumido, Juanma se quedó con la mirada fija en la muñeca.
-¿También las restauras?
Sonreí...
-No, soy médica.
-¿Médica?
-Sí, de muñecas, es un oficio complementario, algunas las restauro otras las curo.
-Vaya, no sabía que existían los médicos de muñecas,- comentó asombrado.
Mi mente volvió a perderse en aquel día cuando mi niña Inés, llena de risas y saltos con la muñeca antigua de porcelana que le regaló el abuelo... oh dios, hasta el recuerdo tiembla ¿por qué, por qué ella?
Aquel maldito día, que llegó él a recogernos y...
-¿Te pasa algo Berta? Eh, estoy aquí.
Miré sus ojos castaños, como miel derretida y solo atiné a murmurar con una sonrisa a medias:
-Nada, tengo que irme ya, me esperan en la consulta.
Juan Manual había quedado el martes con Esteban en la trattoria de Pietro. Era de los pocos que podían informarle.
Pidió un Martini hasta el saludo cordial de su amigo que como siempre no se desprendía del maletín.
-Uf Juanma, en qué te metiste esta vez ¿La quieres?
-Creo que sí, por supuesto.
-Si me aceptas un consejo, déjala ya.
-Qué dices, ¿tan grave es?
-Voy a ser directo, mató a su marido.
-¡Qué!- exclamó.
Esteban abrió el maletín, sacó unos folios y empezó a leer;
"La mañana del 2 de noviembre la niña Inés Martínez Yuste fue atropellada accidentalmente por su padre Alberto Martínez Núñez..."
-¿Y murió...? - Murmuró Juan tragando saliva.
-Fue peor que eso, quedó en coma y totalmente desfigurada. A Berta le diagnosticaron una especie de esquizofrenia y un día mientras su pareja cruzaba hacia la oficina, lo atropelló.
No la juzgaron porque alegaron enajenación dado el fatal desenlace de la niña; se le asignó un fuerte tratamiento bajo la custodia y el control del padre.
Juan Manuel, pálido e incrédulo no atinaba a nada.
-Se sabe que va cada día a la clínica,- siguió aclarando Esteban- y la pinta, la maquilla, la viste; las revistas la llamaban "la madre restauradora".
-Dime, se dijo algo sobre una muñeca de porcelana.
-¿Qué muñeca?