El volcán
Era otro octubre, cuando llovía y la tierra reverdecía con fuerza y no amenazaba el rugido del volcán, los gases, la lava y las cenizas.
Era como otra tarde de octubre con el sol en los campos, los rebaños vecinos pastando y el futuro callado.
Domingo y el pueblo pujante, pausado, con la campana de la iglesia, el aroma del pan fresco y los comercios cerrados.
Las tres y media de la tarde y en medio de la modorra emergió con furia Vulcano desde las entrañas de la tierra.
El desconcierto, la primera explosión y el miedo, el miedo al poder de los ríos de fuego con el dios rugiendo.
Me dijiste, ven salgamos hacia el no se sabe, ya no podemos quedarnos, pongamos a los niños un abrigo y las correas a los perros, el gato en el transportín, las fotos antiguas, documentos y dejemos el resto. Los objetos ya no tienen espacio.
Un camión amigo se prestó para cargar lo esencial y llevarlo a unas naves en espera de alguna vivienda del mañana
Y allí estaba la vieja caravana, con algunas plantas, un frasco con tierra que no volvería, un llanto agudo por los árboles, los arbustos, los animales salvajes y las flores a los que no podíamos ayudar.
Con la vista nublada nos fuimos alejando de toda nuestra vida, separándonos de lo amado con la vieja caravana que nos iba a llevar por otros caminos.
Vimos como las cenizas Iban cubriendo montes, plantaciones y enterraban barrios enteros.
Del pasado nos iban quedando imágenes de lo que fue y en que se transformó.
Nos han dicho "Los verdes irán apagando los rojos y tapando los negros."
Es tan difícil imaginarlo ahora. Pero no queda otro remedio que dar vuelta la página y volver a empezar.
Imagen Neogeminis
Convocatoria de Mónica desde su blog "Neogeminis" (participantes) con el tema "Dar vuelta la página"