Yo Escribo 52 Historias
Semana 38
Viento / Razón
Eelynn Cuellar
La Boda
Un fuerte viento sopla aquel atardecer, la falda de su vestido se agita vigorosamente y debe ralentizar sus movimientos si no desea tropezar.
La noche empieza a caer y un manto estrellado ilumina su camino. Intenta sonreír, aunque sus padres intentaron persuadir, convencerla, de que entrara en razón y no lo hiciera, Susan siguió su corazonada y con mucha ilusión se calzó ese vestido blanco que con tanta ilusión escogió entre miles.
Con pasos decididos caminaba sola, algunos dirán que con altivez, ella estaba feliz, orgullosa y decidida, eso se notaba en su andar. Se detiene un momento al percatarse de una pequeña mancha que le quita el blanco impoluto a su vestimenta, no tiene tiempo para intentar solucionar ese pequeño problema, por lo que estratégicamente coloca el ramo para camuflarla.
Una rivalidad entre familias no fue suficiente para hacerla cambiar de opinión, Susan sabía quién la iba a esperar al final del pasillo, junto al altar y es por eso que no cambió de opinión a pesar de la presión que su familia estaba ejerciendo sobre ella, pero las cosas cambiaron, cuando fue a buscarlo a la habitación del hotel donde se preparaba para la boda, y lo encontró follandose a su mejor amiga, en ese instante no dudo ni un momento y acabó con los infieles.
Debía aparentar ante los demás, con el corazón destrozado caminaba por el jardín hacia la pequeña capilla donde se celebraría la ceremonia, aunque se llevó tremenda sorpresa cuando vio a su prometido en el lugar que dijo que se verían.
Era imposible, él estaba muerto, ella lo había asesinado junto a Martha, se detiene en la entrada y Martha corre a su lado para ayudarle. Le acomoda algunos mechones de cabello y coloca bien el velo.
—Susan, debiste dejar que te ayudara a arreglarte, te ves... —Martha encuentra con la mancha roja en el vestido—, ¡Válgame Dios!, hasta el labial llegó aquí —con un pañuelo desechable y un poco de saliva, intenta limpiar—, pero mujer eres tan necia que de seguro ni los lentes te habrás puesto, si ya sabes que sin ellos no ves más allá de tu nariz...