Yo Escribo 52 Historias
Semana 51
Granizo / Librero
Eelynn Cuellar
Nochebuena
Después de dos o tres horas dando vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño, me doy por vencida. Otra noche en vela. Por lo menos está ocasión no he tenido pesadillas, o por lo menos no las recuerdo.
En cuanto abro los ojos, siento náuseas y un fuerte y palpitante señor dolor de cabeza, de esos que te hacen sentir que explotará y lanzará sesos por doquier.
—Alba, ¿Qué hora es? —pregunto en un susurro.
—Son las 3:33 AM.
Vuelvo a cerrar los ojos por algunos segundos mientras froto un par de dedos en mis sienes. Para intentar apaciguar el dolor. Una pérdida de tiempo.
—Alba, enciende la luz tenue.
Al ver la hora en el reloj, algo me inquieta.
—Alba, ¿Qué hora es?
—Son las 6:33 AM.
No puede ser, hace unos minutos eran... Tal vez estoy tan cansada que me quedé dormida tres horas sin darme cuenta.
Me acerco a la ventana y observo la lluvia, solo hasta que en el vidrio se escucha el golpeteo me doy cuenta que es granizo y aún con el vaho que se forma, a la distancia en las ventanas cercanas se alcanzan a ver las luces de colores palpitantes de los árboles de Navidad y quizá mi cabeza, la falta de sueño me hacen tener alucinaciones que comienzo a escuchar algún villancico.
Estás fechas nunca me han gustado, me recuerdan cuando lo perdí todo.
—Alba, ¿Qué hora es?
—Son las 9:33 AM.
No puede ser, ¿Dónde carajos se han ido esas tres horas?
Este dolor de cabeza me está matando. Vuelvo a cerrar los ojos unos minutos tratando de comprender qué está sucediendo.
—Alba, ¿Cuál es el pronóstico del tiempo en este momento? —pregunto aún sin abrir los ojos.
—Cielo despejado con temperatura máxima de 25°C.
—Alba, ¿Qué hora es?
—Son la 1:33 PM
¿Qué demonios está sucediendo?
Mi corazón comienza a acelerarse, la respiración se me dificulta y me siento más mareada que antes. Por un momento decido que lo mejor es recostarme en la cama y tratar de tranquilizarme antes de que pierda más horas, aunque a medio camino me arrepiento y aún con la cabeza a punto de estallarme, y me dirijo al librero. Pesar que no me apetece leer algo en especial, quizá si logro distraerme, pueda concentrarme más y entender que me está sucediendo.
Sin prestar mucha atención, tomo el primer libro que tengo al alcance y decido ir al sofá para estar más cómoda, pero la oscuridad que entra por la ventana llama mi atención.
—Alba, ¿Qué hora es?
—Son las 11.33 PM.
Esto no puede estar sucediendo, tan solo pasé unos minutos en el librero y... No puedo contener la arcada y expulso bilis sobre la alfombra blanca.
—Alba, necesito que llames al doctor Rubiales y... ¿Qué hora es?
—Son las 3:33 AM.
Esto es una locura.
«Noche de paz, noche de amor. Todo duerme en derredor...»
—Alba, apaga la música.
«Entre los astros que esparcen su luz. Brilla anunciando al niñito Jesús. Brilla la estrella de paz. Brilla la estrella de paz...»
Suena más fuerte la música
—Alba, apaga completamente la música y enciende la luz.
«Noche de paz, noche de amor. Jesús nace en un portal. Llene la tierra la paz...»
—Alba... Alba, basta, quiero silencio, oscuridad... Paz...
Me hago ovillo en el suelo y comienzo a llorar sin poder evitarlo, mientras la música se escucha más fuerte cada vez.
*****
—Andrea, ¿No crees que es suficiente por hoy?
—No Rubén, aún no.
—Debimos entregarla a las autoridades cuando la encontramos, esto que estamos haciendo...
—Katia no se tocó el corazón cuando asesinó a mi familia la nochebuena hace dos años por un ataque de irá cuando no la dejaron ir a la fiesta con sus amigas.
—Tenemos un mes repitiendo la misma rutina con ella.
—No te entiendo, me ayudaste por semanas para preparar la habitación y sabías lo que pensaba hacerle cuando la encontrara, ahora no entiendo tus remordimientos.
—Es tu hermana...
—Esa noche perdí a toda mi familia...